Sergei Golobuk, el abogado que defiende a los ambientalistas de Greenpeace detenidos en Rusia, aseguró en una conferencia de prensa en Murmansk que los 30 activistas presos viven en "condiciones inhumanas".
Golubok informó que "no tiene acceso a agua potable suficiente" y permanecen controlados por una "videoviligancia permanente". Entre los detenidos se encuentran los argentinos Camila Speziale y Hernán Pérez Orsi, que fueron apresados junto al resto al intentar escalar una plataforma petrolera en el Ártico.
El abogado explicó que "en algunas de las celdas hace frío y hay cámaras de video durante todo el día". Algunos de los ecologistas están presos en Apatity, a unos 190 km de Murmansk, y son transportados a las audiencias a esta ciudad en furgones sin calefacción: "Nadie recibe cuidados médicos adecuados", resaltó el letrado.
Los ecologistas (en su mayoría extranjeros) se ven imposibilitados de llenar formularios en ruso para poder sacar dinero de su cuenta bancaria o pedir permiso a los vigilantes para abrir la ventana.
Según Golobuk, "no pueden hablar con sus allegados por teléfono, ya que deben hablar en un idioma que entiendan los funcionarios de los centros de detención".
Por su parte, Alexander Mukhortov, abogado de Peter Willcox, capitán del barco secuestrado, explicó que "durante la detención de la tripulación se produjeron graves irregularidades. El buque fue abordado por hombres armados sin identificarse, que usaban máscaras y pistolas y apuntaban a las personas a bordo. Tomaron el control de la nave, confiscaron objetos personales y detuvieron a las personas sin que ninguna de estas acciones fuera documentada".
