“Que seas paranoico no quiere decir que te estén persiguiendo”, dice una conocida frase popular. Pero quizá sí, cualquiera podría observar tus movimientos desde atrás de un árbol, seguirte de cerca con el auto o hasta infiltrarse en tu grupo de amigos o en tu computadora.
Y es que por miedo o desconfianza, cada vez son más los padres que contratan detectives para saber qué hacen sus hijos, quiénes son sus compañías y si corren algún riesgo en una sociedad temerosa y en alerta.
“Por lo general, las cosas que se descubren y que los padres quieren saber están relacionadas con la sospecha de drogadicción, abuso del alcohol, corrupción de menores por parte de terceros, y otras de elección personal como la homosexualidad. En todos los casos, se dan informes escritos y firmados”, explica Daniel Di Nucci, gerente de Cie Investiga, empresa de detectives.
El oficio que implica develar misterios, secretos o verdades ocultas tiene estrategias especiales a la hora de tratar con adolescentes. “Por la inseguridad, se controla más a los hijos que a los empleados desleales. Hay que tener cuidado a quién se contrata porque hay muchos avisos por Internet que ofrecen el servicio y no son empresas serias”, agrega el experto.
¿Cómo hacen para vigilar y controlar sin ser advertidos por los adolescentes? Según los especialistas en la materia, todo depende de lo que se quiera averiguar, pero las tácticas suelen ser las mismas: intervenir la computadora y/o el celular, infiltrar dentro del grupo de amigos a un agente joven o introducir un GPS en el auto para saber cuántas personas suben y la velocidad con que manejan.
“El monitoreo electrónico supera todas las expectativas, porque hoy todo pasa por la línea del celular del chico: allí es donde hace sus contactos, escribe mensajes para encontrarse con sus amigos y arregla las salidas”, dice Di Nucci.
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