Perfil.com se comunicó con tres organizaciones diferentes que ofrecen el servicio de “asistencia telefónica” y encontró el vacío. Nadie atiende, da ocupado, o una voz en el contestador te ofrece amablemente que dejes un mensaje.
“La vida tiene un número”. El eslogan de El Centro de Asistencia al Suicida (CAS) - la primera Institución de la Argentina que desde 1967 se ocupa del “urgente problema que representa toda persona en situación de crisis con ideas o fantasías suicidas”- es clarísimo. Podés marcar sin ningún costo el número *135 para que alguien te escuche y pueda, tal vez, salvar tu existencia. También se puede llamar al 4962-0660, pero “lamentablemente nadie puede responder”. Perfil.com hizo más de veinte llamados en el lapso de cinco horas y no hubo caso.
No conforme, Perfil.com intentó por otro lado. Llamó al Centro de Atención al Familiar del Suicida (4758-2554), pero tampoco tuvo suerte. Una voz en el contestador invitaba a dejar un mensaje “luego de la señal” y prometía que alguien se comunicaría a la brevedad. Pasó más de una hora y nadie respondió el llamado.
La siguiente alternativa fue marcar “El teléfono de la Esperanza” (4743-0050), que no es exclusivamente un servicio para urgencias “suicidas”, pero es un grupo de voluntarios que ofrecen “usar el teléfono como vehículo de comunicación y en la necesidad de dar un espacio a todas esas personas que desean compartir con nosotros sus tristezas”. Nada. No se oyó ninguna voz del otro lado.
La última opción fue marcar “SOS Un Amigo Anónimo” (4783-8888), una Asociación sin fines de lucro que ofrece “Ayuda telefónica anónima y gratuita”. Después de más de cinco intentos, un “amigo anónimo” respondió al fin el llamado de Perfil.com. Explicó que “puede pasar que en otras líneas de asistencia telefónica no haya suficientes voluntarios para atender el teléfono y por eso pasa que nadie contesta. Nosotros, por suerte, desde que comenzamos en 1972, atendimos 350 mil casos. Más de una vez una persona habla por un tema y al final termina diciendo que tuvo suerte de poder comunicarse porque estaba pensando terminar con su vida.”
En fin, tenían razón: la vida tiene un número. Pero a veces da ocupado.