SOCIEDAD

Mala nutrición: cuatro de cada diez chicos no desayunan

Entre los niños que sí cumplen con la primera comida del día, el 60% no toma leche. Las consecuencias.

Comedor. Las escuelas deberían ofrecer desayuno a sus alumnos como una forma de contribuir a la educabilidad de los chicos e invertir en capital humano.
| Cedoc

Un viejo refrán dice que para una adecuada alimentación hay que “desayunar como un rey”; es decir, elegir los alimentos más adecuados y nutritivos para darle al organismo la energía que necesita. Sin embargo, un relevamiento realizado en chicos que asisten a escuelas con comedor de la ciudad de Buenos Aires y las provincias de Córdoba, Salta, Buenos Aires y Entre Ríos demostró que esto no siempre se cumple.

De acuerdo con el estudio “Análisis de la alimentación en el entorno escolar”, llevado a cabo por el Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (Cepea) y presentado ante el Ministerio de Salud de la Nación, cuatro de cada diez chicos no desayunan. Pero, además, quienes lo hacen no cubren las necesidades nutricionales. Por ejemplo, el 60% no consume leche, alimento clave para asegurar la ingesta de calcio.

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Esta realidad es preocupante, sobre todo si se tiene en cuenta la exigencia energética que tienen los chicos por el desgaste físico que hacen en la escuela y por la importancia que tiene la alimentación en el aprendizaje. “La omisión del desayuno se vincula con el desempeño escolar a corto y largo plazo. Sabemos que desayunos menores al 10% del requerimiento energético –que aporten menos de 200 calorías– favorecen peores performances en pruebas de creatividad o en el funcionamiento de la memoria. Esto se advierte en los primeros años de escolarización, en chicos más dispersos o que tienen problemas para atender y menor fluidez verbal”, explicó a PERFIL Sergio Britos, director de Cepea. “Además, suelen responder de peor forma en ejercicios de aritmética y tener menos fuerza física. Todos estos efectos acumulados en el tiempo, junto con un mayor ausentismo escolar, sin dudas generan una merma en el aprendizaje”, agregó el experto, que lideró el estudio presentado en el marco de la campaña “Salvemos el desayuno” de Nesquik.

Calidad. Las sociedades médicas concuerdan en que un desayuno debe aportar entre 250 y 300 Kcal, que equivalen al 15% del requerimiento energético diario. En cuanto a qué comer, los diferentes alimentos incluyen: 200 cm3 de leche –sola o con cacao en polvo, té, café o mate cocido–, frutas de estación, y entre 30 y 40 gramos de cereal. “En verano se puede reemplazar la infusión caliente por un vaso o pote de yogur, o bien por leches saborizadas de naranja o manzana. Para comer, debe haber dos o tres rodajas de pan o galletitas tipo crackers”, enumeró Britos.

“Las rodajas de pan pueden complementarse con una feta de queso no muy graso o mermelada, y en caso de que el niño no tenga problemas de sobrepeso, armar un sándwich con jamón. De hecho, desayunar es buen indicio del mantenimiento de peso a largo plazo, ya que al prevenir el hambre evita que los chicos coman alimentos procesados apenas llegan al colegio”, consideró Rosa Labanca, de la Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos de Alimentación. De hecho, un estudio realizado por el Centro Médico Fundación DAAT que publicó PERFIL reveló que la ingesta de alimentos procesados en los recreos genera que los niños consuman en promedio casi 6 mil calorías extra por mes.

Alergia. A pesar de que los lácteos son clave para asegurar la ingesta de calcio, un nutriente relacionado con la calidad de la formación ósea y con cierto efecto protector en materia de prevención de obesidad, el consumo de leche disminuye con la edad, pasando de un promedio de 1,5 porciones en niños preescolares a 1 y 0,7 porciones en edad escolar y adolescencia, respectivamente. En los últimos tiempos, además, surgió una tendencia por la cual algunos padres decidieron prescindir de dar leche a sus hijos por considerar que favorece las alergias.

Sin embargo, los especialistas afirmaron que la prevalencia de alergia a las proteínas de la leche de vaca en chicos es muy baja (alrededor del 4%), razón por la cual, salvo en casos confirmados y que no remitan –el 80% lo hace–, no habría razón para suspenderla. “Este es uno más de los tantos mitos en los que creemos a veces y por épocas. Por eso, no hay que suspender la leche, sino que además desde la infancia tenemos que fomentar su ingesta para todas las etapas de la vida”, finalizó Alberto Cormillot, director del Instituto Argentino de Alimentos y Nutrición.

 

Preocupa el exceso de azúcar

Además del funcionamiento cognitivo y el aporte nutricional, un tema referido al desayuno de los más chicos que preocupa es su alto contenido de azúcar. “Muchos padres endulzan exageradamente (más de 10 gramos) las infusiones para que a los chicos les gusten más. Hay que tener cuidado con eso, porque en muchos casos se deforma el gusto y a los tres o cuatro años la leche se abandona completamente para pasarse a las bebidas azucaradas”, recomendó Britos. “Tampoco es recomendable caer en los edulcorantes, porque están demostrando tener cierto efecto sobre la diabetes. Entonces, si un chico acepta la leche sin azúcar o endulzante, es ideal porque este alimento ya contiene hidratos de carbono”, sostuvo Rosa Labanca.

Esta semana se conocieron los resultados preliminares de una investigación publicada en Nature que sugiere que los edulcorantes artificiales podrían aumentar el riesgo de diabetes al inducir la intolerancia a la glucosa por la alteración de la población de bacterias intestinales.