SOCIEDAD
En Bombay

Las mejores fotos y videos de la final mundial de breakdance en India

La cultura hip hop brilló en la capital india del cine de Bollywood, durante el cierre del certamen ecuménico de esta disciplina que estará en los Juegos Olímpicos en 2024.

Final del Mundial de Breakdance en Bombay, India, 2019
Final del Mundial de Breakdance en Bombay, India, 2019 | AFP

Los bailarines (¿o deportistas?) de breakdance, es decir los breakdancers alimentan el debate en una disciplina que el sábado celebró en Bombay la Red Bull BC One, la gran final mundial que ganó nuevamente el holandés Menno van Gorp. Una final de la cual te mostramos aquí algunas de las mejores fotos. Utilizan su cuerpo como una pelota que rebota y crean movimientos completamente inesperados. Con nombres artísticos y guiados por la música, evolucionan en un universo completamente artístico. 

 

Pero el Comité Olímpico Internacional (COI) les ha incluido en el programa de París-2024 con el objetivo de dar una pincelada de modernidad y juventud a los viejos juegos, lo que convierte al breakdance en un deporte.

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"Habrá esta etiqueta, 'deporte', pero evidentemente para mí no es deporte. El break es algo diferente. Es imposible decir quién es el mejor, hay tantos estilos diferentes, como en la música", señala el holandés b-boy ((nombre dado a los bailarines de break dance) Menno, cuyo nombre real es Menno van Gorp, vencedor el sábado por la tercera vez en su carrera.

"Si ustedes quieren nos pueden llamar 'atletas' (arte+atleta)", bromea el holandés, muy interesado en acudir a los Juegos dentro de cinco años en la capital francesa para intentar dar a conocer su mundo.

Y es que la comunidad del breakdance en ocasiones tiene una fama negativa para el gran público, debido a que solo percibe a chicos con capuchas que danzan en la calle y "limpian el suelo" con sus movimientos.

"La mentalidad no ha cambiado mucho. Es verdad que antes era a menudo ver a gente de medios desfavorecidos atraídos por esta danza, pero ahora puedes encontrar a cualquiera, de todos los medios sociales", subraya el b-boy francés Khalil.

"En un principio es el arte", añade Bumblebee, uno de los mejores del mundo, punta de lanza de la nueva generación.

"Me entreno cada día como un deportista, el entrenamiento no solo consiste en bailar, hay que repetir los movimientos mil veces, es muy duro. Antes yo practicaba gimnasia y puedo decir que el breaking es mucho má duro", añade este ruso de 19 años, primera medalla de oro olímpica del breaking, en los Juegos de la Juventud de 2018.

Higiene de vida, yoga, fisioterapia, osteopatía... Los breakdancers que se convierten en profesionales tienen todos los elementos del alto rendimiento. Pero aseguran que es muy difícil determinar quién es el mejor en un tipo de competición que consiste en afrontar duelos, "batallas" como se conocen en el mundillo: Son cinco minutos de preguntas/respuestas en los que los argumentos son movimientos de danza.

"Me encantan las batallas. Es una cuestión de rendimiento. La batalla es como el boxeo, el fútbol, un equipo contra otro, es la competición. Miras a tu adversario, su comportamiento, lo que hace, debes responder y no solamente hacer tu 'show'. En boxeo, con los puñetazos, en breaking, con la danza, es lo mismo", explica Bumblebee.

El austriaco de origen marroquí Lil Zoo encuentra una diferencia: "En el deporte, la gente es como una máquina, utlizan su cuerpo para hacer movimientos establecidos. En breaking debes crear, necesitas la música, ser original, debes vivirla".

¿Formar parte de los Juegos convertirá al breakdance en un deporte a tiempo completo? "¡Nunca!", responde la leyenda estadounidense Crazy Legs.

"¿Es un deporte porque alguien decide llamarlo deporte? No creo que ellos (COI) tengan el derecho de venir a decirnos lo que somos y lo que hemos creado", añade el cofundador en los años 70 en Nueva York del mítico Rock Steady Crew, primer grupo de breaking.

Los indios acudieron en familia a la gran final, en un estadio circular que se llenó. Fueron unos tres mil los asistentes al Dome NSCI de Bombay, situado cerca de un barrio de edificios religiosos y de una importante plaza financiera.

Se presentó Divine, cantante de rap indio, convertido en superestrella y al que Bollywood ya le dedicó con película sobre su vida.

Divine interpretó tres canciones que calentaron el ambiente. Las dos b-girls finalistas, la rusa Kastet (Natali Kiliachikhina) y la japonesa Ayumi, entraron en una sala con el público preparado. Kastet fue la ganadora.