Desde siempre existe el estereotipo del peluquero homosexual y amanerado, pero en la actualidad la realidad es otra y son las travestis quienes instalan comercios dedicados a la estética.
Las travestis están cambiando el aspecto de los salones de belleza y la relación con sus clientes. La tendencia comenzó cuando muchos, estigmatizados por su estereotipo sexual, buscaron hacer algo diferente. Y por qué no peluqueras, cuando no hay nadie que se preocupe por la estética tanto como ellas.
Adriana Vergé es una de muchas chicas trans que trabaja como peluquera. “Una verdadera luchadora sabe que la mano que empuña la espada es vencedora o perdedora antes de asestar el golpe. Yo siento eso cuando empuño mis tijeras o me decido a cambiar un color. Sé que voy a vencer”, asegura en una nota publicada hoy en el Diario Perfil.
La posibilidad de trabajar en una peluquería además brinda la alternativa para muchas de salir de la prostitución. “Hicimos una encuesta entre las chicas sobre qué les gustaría hacer si no fueran prostitutas, la mayoría eligió peluquería”, cuenta Alex Freire, presidente de la Fundación Buenos Aires Sida.
Así fue como, con el apoyo del Gobierno de la Ciudad, nació el proyecto para que las chicas trans se capacitaran. Durante 2004, en la primera camada, cursaron 20 chicas. Luego se repitió en 2005-2006 y ahora está abierta la inscripción para este año. “Queremos sacarnos el cartel que dice: travesti igual prostituta”, dice Valeria, una de las egresadas.
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