No más “baile del caño”. El pole sport ahora aspira a convertirse en un deporte olímpico. Con representaciones y competencias organizadas en Argentina y en otros países del mundo, la actividad que en el país se hizo popular gracias a la televisión, tiene muchos años de existencia y deportistas de nivel profesional.
En el Torneo Amateur Latinoamericano de Pole Dance, que se organizó en junio pasado a nivel regional con participantes de Chile, Brasil, Uruguay y Paraguay, los atletas argentinos resultaron ganadores de todas las categorías y, además, en noviembre se celebra el campeonato nacional.
“El baile del caño se vulgarizó porque se lo asocia mal a algo relacionado con el cabaret, pero es una disciplina deportiva que demanda muchísimo entrenamiento y preparación”, explica a PERFIL Mara Latasa, presidenta de la Asociación Argentina de Pole Sport. Según cuenta, en el país hoy hay cerca de 300 atletas que practican el deporte y además, en forma recreativa, alrededor de 10 mil personas lo aprenden en distintas academias.
El pole sport –como prefieren llamarlo– está sumando fuerzas en todo el mundo para ser aceptado dentro de los exigentes estándares del deporte olímpico. Según cuenta Latasa, el último paso alentador es que la asociación SportAccord, que nuclea los juegos no olímpicos, brindó una carta de reconocimiento a la actividad. “No estamos adentro todavía, pero es el primer paso de un proceso que va a durar muchos años”, señala. Además, la apertura de los últimos juegos olímpicos de invierno incluyó una performance de este tipo.
Para alcanzar el objetivo olímpico, existen asociaciones como la Internacional de Pole Dance y Pole Fitness, con base en China, y también otras locales en muchos países. Londres es la actual sede del pole, donde se realizan las competencias internacionales, pero Estados Unidos lleva la delantera en cuanto a desarrollo y cantidad de deportistas. En Latinoamérica, Argentina es líder con ocho años organizando competencias, y cuenta con varias argentinas campeonas.
“Lo hermoso de este deporte es que combina varias artes, en sí lo atlético y también la danza, lo escénico y lo teatral. Además, si algún atleta le quiere dar una vuelta de rosca para contar una historia, también se puede hacer”, asegura Estefanía Zerbino, que se consagró en las categorías Argentina y Latinoamérica Femenina. Para ser profesional, ahora entrena de tres a cuatro veces por semana, dos horas cada clase, y también suma ejercicios de danza y flexibilidad.