Amarrado sobre la Dársena Norte de Puerto Madero y rodeado de camalotes se encuentra el Esperanza, buque emblemático de Greenpeace que visitó por primera vez nuestro país con el objetivo de reclamar el fin de la deforestación de los bosques. En su exitosa escala en Buenos Aires, el barco de mayor tamaño de la ONG recibió más de seis mil visitantes en solo un fin de semana (son 20 mil en todo el país), lo que hizo que se quede una semana más de lo previsto y vuelva a abrir sus puertas hoy y mañana. “Hubo gente que hizo cinco horas de cola”, dice Marina Bello, voluntaria.
“Les presento mi jardín”, bromea el Capitán Daniel Rizzotti mientras señala los camalotes que abrazan el buque. Argentino, es activista de Greenpeace desde hace veinte años y está al mando de este barco de origen ruso-polaco construido en 1984 y utilizado para controlar incendios en plataformas petroleras. Ya en las filas de la ONG, el buque fue usado en campañas emblemáticas contra la caza de ballenas en Japón y el bloqueo a Shell en el Artico.
En el país tiene un plan concreto: denunciar y concientizar sobre la tala indiscriminada de montes y bosques. “Argentina tiene un récord nefasto: es uno de los diez países en los que más se deforesta. Existe una ley de protección de bosques, pero esa ley no penaliza al criminal ambiental, que sólo paga una multa y se va a su casa. Nosotros queremos que vaya preso” dice Rizzotti.
Tripulación. El buque tiene una tripulación permanente de 17 personas de diez nacionalidades y cuenta con un marcado perfil ecológico. “Se le sacaron materiales tóxicos y se agregaron dos motores eléctricos para que sea más económico y menos contaminante”, comenta el capitán.
La visita incluye una visita guiada de cuarenta minutos que recorre el puente de mando, la proa y la popa, donde están el helipuerto y el hangar. “En Argentina las inundaciones son producto de la deforestación. La cantidad de gente que se acercó es un marcador de que algo está fallando”, concluye Rizzotti.