Valentín Caset tenía 19 años. Había terminado una larga noche de fiesta en su lugar preferido de veraneo: Punta del Este. El jueves 31 de diciembre, a las 7 de la mañana, con el sol ya bien arriba, se dio cuenta que el colectivo que debía tomar, sobre la ruta 10 que se dirigía a José Ignacio, a 38 kilómetros de La Barra de Maldonado, donde había ido a bailar con sus amigos, iba en la mano contraria. No miró al cruzar, y un Peugeot 206, gris, manejado por otro joven argentino se lo llevó por delante. Fue una fracción de segundo, pero Valentín murió al instante.
Otra vez, los accidentes de tránsito protagonizados por argentinos enlutan la temporada esteña. El joven Valentín Caset era el primo del reconocido ex polista Guillermo Caset, dueño de emprendimientos inmobiliarios y gerente del exclusivo country, propiedad de su familia, Santa María de Lobos. Valentín había heredado de los genes familiares la pasión por el polo. Con casi 20 años, ya se lucía con cinco de handicap y era visto como una de las grandes promesas de ese deporte.
Según testigos, Valentín no miró al cruzar. Ese error fue clave y letal. El conductor del 206 apenas tuvo tiempo para reaccionar y golpeó de forma frontal contra el cuerpo del joven polista. Por el impacto, el cuerpo fue arrastrado casi 40 metros sobre la ruta, a metros de La Barra. Ayer, cerca del mediodía, un avión privado trasladó el cuerpo hasta la ciudad de Buenos Aires. Los restos serán velados en la caballeriza del haras Santa María, en la ciudad de Lobos.
Si bien corrían versiones de un presunto estado de ebriedad del conductor, fuentes policiales no confirmaron el resultado de las pericias que se realizaron sobre el chofer argentino. Lo concreto es que por orden judicial y de acuerdo a las declaraciones de testigos presenciales, el chofer quedó en libertad por no tener responsabilidad alguna en el trágico accidente.