"Decidimos tomarlos por sorpresa, mientras dormían. Por eso llegamos a la escuela en Pretoria cerca de las siete de la mañana. Eramos unos treinta policías con perros adiestrados. Estamos monitoreando sus actividades y saben que los estamos controlando. Por supuesto que no se pusieron felices con nuestra decisión, pero la aceptaron. No queremos problemas, no queremos pelear ni usar la fuerza con esta gente".
Así explica la brigadier Sally de Beer, miembro del Comité Nacional de Operaciones Conjuntas (Jocom), encargada de las comunicaciones y del vínculo con la prensa, el operativo realizado por las fuerzas de seguridad sudafricanas que terminó con la orden de deportación de 17 barrabravas argentinos. De Beer recibió a PERFIL en su oficina, ubicada en un campo militar en las afueras de Pretoria, donde se encuentra "el corazón" del operativo de seguridad de la Copa del Mundo.