“Hizo un silencio breve pero incómodo, hasta que dijo que podía seguir ejerciendo el ministerio en otro lugar pastoral, en Argentina o fuera del país, pero con la condición de no verlos más. Ni a Alejandra ni a mi hijo. La Curia se haría cargo de pagar la cuota alimentaria que exige la ley”.
Así relata Adrián Vitali en el capítulo "La oferta del Cardenal" la propuesta que le hizo el entonces cardenal Raúl Primatesta cuando supo que, mientras se desempeñaba como sacerdote en el humilde barrio cordobés de Villa El Libertador, el cura había dejado embarazada a una mujer.
Ese fragmento es parte del libro Cinco curas, confesiones reveladas, que acaba de ser publicado por la editorial cordobesa Raíz de Dos y cuenta secretos de ex miembros de la Iglesia, intimidades de sus épocas de seminario, cómo viven la sexualidad quienes aspiran a ser sacerdotes, las represiones que proponen las autoridades eclesiásticas, los sistemas con los que se financia la institución y una serie de historias personales de curas que dejaron de serlo.
En diálogo con Perfil.com, Vitali cuenta que la idea de hacer el libro surgió entre un grupo de ex sacerdotes y curas que actualmente están en actividad pero que piensan "de manera crítica" a la Iglesia católica, que se reúnen con frecuencia en Córdoba.
Vitali conoció a los otros autores -los también ex curas Nicolás Alessio, Elvio Alberione, Horacio Fábregas y Lucio Olmos- en esos encuentros y de a poco apareció la idea de contar sus experiencias en un libro.
Entre las historias, aparece la de Alessio, que se hizo conocido cuando la Iglesia lo suspendió y luego lo echó por manifestarse a favor del matrimonio igualitario.
El ex sacerdote Elvio Alberione, en tanto, desmenuza los vínculos de la institución con el golpe de 1955 y Fábregas revela cómo una monja corrompía seminaristas diciendo que era la Virgeny los besaba en su nombre.
Una historia de amor. "Yo escribo poemas eróticos", cuenta a Perfil.com desde Córdoba el ahora ex cura Vitali.
De alguna manera esa relación con la escritura lo llevó a contar su historia personal, que integra el libro. Él fue sacerdote hasta 1997 y trabajando en una parroquia conoció a Alejandra, se enamoraron y ella quedó embarazada.
"La Iglesia no entiende que el erotismo es parte del equilibrio de la biología. Por eso siempre intenta sacarle el sexo al servidor de Dios. Pero esto oculta también una idea de la mujer. Con el celibato hace que se la evite, que se la tome como un problema", explica.
"Lo que ellos no entendían es que mi mujer Alejandra me hacía bien. Ella de alguna manera me completa", asegura.
Es por eso que cuando la Iglesia le pidió que no la viera más y que no conociera a su hijo, Vitali decidió irse.
"Ellos resuelven todo de la misma manera, sin cuestionarse el fondo. La solución para ellos es la distancia. Lo mismo hacen con los pederastas o con los corruptos, simplemente los cambian de lugar", apunta.
En la actualidad Vitali vive en Río Tercero con su mujer y sus dos hijos, quienes se forman en la religión católica y hasta se enorgullecen de tener un padre que fue sacerdote.
"Tengo buenos recuerdos de mi época de cura. Incluso hasta el día de hoy viene mucha gente a consultarme", concluye.