Los devotos de San Cayetano formaban esta noche dos filas a la espera de ingresar al santuario del barrio porteño de Liniers, donde desde el primer minuto de mañana pedirán trabajo o agradecerán haberlo conseguido, durante la festividad del patrono de la providencia.
Los fieles aguardan desde hace semanas en carpas o a la intemperie, soportando bajas temperaturas y días de lluvia, para participar de esa fiesta de fe popular, que lleva por lema "San Cayetano bendecí nuestra patria con pan y trabajo para todos".
La misa principal por el trabajo será presidida a las 11 por el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Jorge Bergoglio.
En presbítero Jorge Torres Carbonell, párroco del templo, dijo que "ésta es una fiesta a la que acuden cientos de miles de fieles para expresar su esperanza de conseguir un trabajo o tener un empleo más digno, y también para pedir paz y diálogo en el país".
En víspera de la festividad, sacerdotes del templo recorrieron esta tarde la fila con una imagen de San Cayetano desde las calles Reservistas Argentinos y Barragán hasta el santuario, para bendecir a los peregrinos.
Las puertas del santuario de Cuzco 150 serán abiertas a la hora cero por el obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Raúl Martín, quien tras impartir la bendición dará paso a los devotos. La primera en ingresar será, como es habitual, Delia Noris Lensina de Aguirre, una peluquera de 69 años.
Nadie en la parroquia se atreve a dar un pronóstico sobre la cantidad de gente que pasará por el templo, aunque temen que el pronóstico de lluvia atemorice a los peregrinos.
Los sacerdotes explicaron que quienes decidan tocar el vidrio que protege la imagen de San Cayetano deberán realizar una fila de entre 13 y 15, mientras la demora será de entre 6 a 8 horas para aquellos que sólo accedan al templo por la fila central.
A partir de las 4 y hasta las 11 se oficiarán misas a cada hora, y después cada dos desde el altar levantado sobre la calle Cuzco. También habrá bendiciones de objetos y se recibirán alimentos no perecederos y ropas para la Cáritas parroquial.
Velas, imágenes, estampitas y mucha devoción popular es lo que sobra en los alrededores, mientras la espera se matiza con el desarme de las carpas para irse ubicándose en dos largas filas, con el mate cocido que sirven los jóvenes, o bien con las historias de una vigilia que tiene añejos protagonistas.
Unos 1.500 voluntarios laicos, 200 sacerdotes y 800 scouts asistirán a los peregrinos, a quienes repartirán pan, caldo y mate cocido.
Esta devoción popular también se repetirá en las 45 parroquias del país que llevan el nombre del santo de la providencia.