"Esta es mi última misa. Dejo los hábitos para formar una familia como la de ustedes". Las palabras del hasta entonces sacerdote Víctor Hugo Casas (38) retumbaron en la parroquia Saturnino María Laspiur, un pueblo del sur de Córdoba que fue centro de todas las miradas en la última Semana Santa cuando, al final de la misa del Domingo de Ramos, el cura que los venía asistiendo espiritualmente desde hacía más de cuatro años anunciaba que dejaba los hábitos porque se había enamorado.
Al poco tiempo otra noticia retumbó en el pueblo: su mujer estaba embarazada. Desde entonces, Víctor y Mariana (35) comenzaron a construir una vida laica en el anonimato de Villa Carlos Paz.
A cuatro meses de aquel renunciamiento, la pareja cuenta por primera vez su historia de amor. Y también la historia del drama cotidiano que viven muchos sacerdotes que se debaten entre sostener sus votos de abstinencia sexual y el deseo de ejercer libremente tanto sus instintos naturales - el sexo - como la necesidad de formar una familia que los libre del mayor peso que aseguran llevar en sus espaldas: la soledad.