La mujer que denunció que fue golpeada y torturada por dos personas en su casa de la ciudad de Salta, tras vincular a su exesposo, un integrante del Servicio Penitenciario Federal (SPF) con la desaparición de María Cash, vista por última vez en julio de 2011, brindó nuevos detalles que podrían aportarse a la investigación para determinar qué pasó con la joven.
La mujer, que fue dada de alta el viernes del hospital San Bernardo, denunció la existencia de una red nacional de trata de personas (mujeres) a las que drogaban y mantenían cautivas en un domicilio alquilado en la localidad de Campo Quijano, para su colocación en el mercado de la prostitución, según consignó el medio local El Tribuno.
La denunciante contó que "estuvo presa" en su casa de Campo Quijano hasta el 2013 y asegura que en ese tiempo su esposo y miembros del SPF traían mujeres a ese lugar y las tenían encerradas y drogadas.
Su abogado, Sergio Chiericotti, sostuvo: “Mi clienta, insiste que una de esas chicas era María Cash. Es más, su hijo mayor, hoy de 17 años, tiene en su memoria la misma información pues él, en ese entonces de 10 años, era el encargado de llevarle agua a las muchachas". Y añadió: "Esa historia tiene otro final escandaloso".
"En el año 2013 Julia dio aviso a la Justicia de Rosario de Lerma sobre este asunto. En esa comisaría y en otras había casi 35 denuncias sobre violencia de este tipo pero por increíble que parezca esas denuncias nunca llegaron al Juzgado Federal, al menos eso quiero creer", completó el defensor.
En ese marco precisó: "Es decir que si se hubiese buscado a esa mujer en Campo Quijano quizá estaría hoy con vida, porque de lo que surge de lo relatado por mi clienta, María Cash habría sufrido una muerte seca".
El ataque. Chiericotti contó que el ataque hacia su clienta se produjo el miércoles entre las 21 y las 23, y que la mujer reconoció a uno de sus atacantes, que lucía una camiseta de San Martín de Tucumán, es decir con bastones rojos y blancos.
"Ella reconoció a su exesposo y dijo que la ahorcaron, la drogaron con cápsulas y luego le tatuaron el cuerpo con leyendas como ‘el macho siempre gana’. Las peores lesiones las recibió en la cabeza; sufrió al menos 7 u 8 golpes, posiblemente culatazos, que la ensangrentaron entera", explicó.