“Los estudiantes argentinos tienen muy buena fama en el mundo. Las universidades estadounidenses quieren captarlos y les otorgan becas completas. El problema es que se presentan muy pocos aspirantes”. Ese es el diagnóstico que hace Ricardo Low, presidente del Club Yale en Argentina. Según explica a PERFIL, las casas de estudio estadounidenses más prestigiosas hoy ofrecen facilidades de becas para estudiantes latinoamericanos, que en algunos casos incluyen gastos de estudio, estadía y hasta viajes a otras partes del mundo. Pero, por falta de información o por “pensar que es imposible”, son pocos los argentinos que las aprovechan.
“Las universidades como Yale eligen a los mejores estudiantes. No hay casos de alumnos que hayan sido aceptados y no puedan ir por falta de dinero”, señala Low, quien advierte, además, que hoy se buscan más alumnos provenientes de escuelas públicas y del interior del país.
Según indica un informe del Instituto de Educación Internacional del Gobierno de Estados Unidos, actualmente hay cerca de 2 mil argentinos cursando en instituciones de Estados Unidos, una de las cifras más bajas en relación con otros países de la región, como Perú y Chile –este último con menos de la mitad de población que Argentina–. Brasil, a la cabeza, envía más de 13 mil alumnos a perfeccionarse allí. Pero también sorprenden los números respecto de otras partes del mundo: en Africa, Kenia envía casi el triple de alumnos de grado que Argentina, y Nigeria tiene más de 7 mil alumnos capacitándose en ese país.
“Desde fines de los 90, la cantidad de argentinos que viajan ha bajado todos los años, por eso estamos trabajando en la difusión de las becas”, señala Norma González, directora ejecutiva de la Comisión Fulbright en Argentina, una de las instituciones que brindan alrededor de 200 a 300 becas por año. Según señala, el factor cambiario es una explicación, aunque también el idioma y la oferta académica que existe en el país. “Muchos aspirantes no presentan el nivel de inglés necesario. Pero, por otro lado, en Argentina el nivel de los estudios superiores es bueno. Por eso viajan más estudiantes de posgrado, al contrario que en otros países de la región”.
Tras una carrera y una maestría, Agustina Haime viajó con una beca completa a hacer un doctorado de cinco años en Ciencia Política en la Universidad de Rice. “Me pagan la cuota y un monto mensual para vivir sin trabajar. Es enriquecedor en lo personal y en lo intelectual”, cuenta. Martín Haissiner, estudiante de Derecho de la UBA, coincide. Accedió a una beca de intercambio en la Universidad de Columbia. “Estar inmerso en otro sistema legal, social y jurídico te da otra perspectiva, así como participar de los debates que se generan en las aulas”, señala.
Más ayuda para capacitarse
Según indica a PERFIL Thomas Mesa, consejero de Asuntos Públicos de la Embajada de EE.UU., “hoy es una prioridad elevar el número de intercambios educativos”.
El impulso se enmarca en la iniciativa del gobierno estadounidense de enviar 100 mil estudiantes a otros países del continente y recibir allí el mismo número de latinoamericanos y canadienses.
“Somos conscientes de que el número de estudiantes argentinos que viajan a estudiar podría ser mayor, y actualmente estamos buscando más recursos para poder aumentar los intercambios, incluyendo al sector privado”, dice.
