SOCIEDAD

"Tuneó" su taxi con objetos de colección

Súbase al "tacho" de Daniel. Vea el video.

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| Cedoc

Tiene una corneta de juguete en el espejo retrovisor derecho. Un Pluto de peluche en el respaldar de su asiento de conductor. Un boleto de tren antiguo, un viejo billete de un millón de pesos y algunos boletos capicúas de hace varios años. La parte superior del tablero de su taxi es -literalmente- una avenida para autitos en escala, de colección. Y la luneta es como un pasquín gratis para todo el que lo ve pasar: lleva, con letras grandes y amarillas, una opinión (escrita en verso y con rima) sobre temas de actualidad candente, como la crisis de 2001, el conflicto del Gobierno con el campo, o los paros en el Hospital Garrahan.

No es un personaje de ficción. Ni de una película de Luis Sandrini. Es un taxista porteño, de 46 años, que hace 18 trabaja en este oficio por las calles de Buenos Aires. Una ocupación que, dice, es la que siempre soñó. Su nombre es Daniel Reisenman. Está casado, tiene dos hijos y ama los autos. Por eso los colecciona. Por eso trabaja en uno. Y por eso, también, le dedica tanta atención: lo decora, lo limpia con cuidado, lo protege, lo transforma en su propio hogar, repleto de miniaturas que colecciona desde que era un niño.

El negro y amarillo impecables de la chapa de su taxi tienen otros adornos, con adhesivos: el rostro de Alberto Olmedo, algunos dibujitos y, por supuesto, varias frases. "Danielito lo lleva rapidito", dice en el parabrisas.

El Martín Fierro, de José Hernández, es uno de sus libros de cabecera. Y en su taxi lo demuestra: tiene frases en su carrocería, pero también algunos de sus versos en hojas plastificadas que deja en los asientos para que lean sus clientes. Ellos son, para él, sus invitados a casa, y los atiende como tales: nos sólo les ofrece para leer, sino también caramelos y un ambiente cálido e impecable durante todo el viaje.

No es difícil encontrar a Daniel en las calles de Buenos Aires. Suele andar por Palermo, Belgrano y Barrio Norte, en su inconfundible Chevrolet Meriva, pintado como todos los taxis de negro y amarillo, pero muy particularmente tuneado.

* de la redacción de Perfil.com