Ricardo Forster participó en el Ciclo de Entrevistas organizado por estudiantes del Posgrado en Periodismo de Investigación de Editorial Perfil y la Universidad del Salvador (USAL). El doctor en filosofía y asesor presidencial calificó a este 2020 como un año "tremendo", coincidió con el Papa Francisco frente a su concepto sobre la propiedad privada y aseguró que "la figura del arrepentido no soluciona nada".
También reconoció que diferencias dentro del Frente de Todos, pero que "esos debates le hacen bien como fuerza política". Mostró su preocupación y sorpresa ante la confirmación de la sentencia contra Amado Boudou. "Estimo muchísimo a Boudou y lo que hizo para recuperar el sistema jubilatorio que había quedado en manos de depredadores seriales", opinó Forster en el Ciclo de Entrevistas a cargo de Rodrigo Lloret, director de Perfil Educación.
—¿Usted cree que se revalorizó el rol del Estado en medio de la pandemia?
—Sí, muchísimo. Creo que la pandemia ha enseñado que una sociedad democrática necesita tener un Estado que garantice derechos y, dentro de ellos, la salud. Pero esto implica que el Estado tiene que volcar recursos fundamentales para garantizar un sistema sanitario robusto, pero también, tuvo que salir a auxiliar a la sociedad y a las empresas. Significa un sacrificio enorme. Pero lo importante es la experiencia que hemos atravesado. La reconstrucción de un aparato sanitario muy debilitado, no solamente durante los cuatro años del macrismo, pero particularmente durante esa gestión, y un inmenso reconocimiento a la conciencia ciudadana y al personal de salud, que ha puesto el cuerpo en situaciones extremas, en condiciones laborales muy difíciles.
—En la alianza oficialista hay algunos temas, como Vicentín, acuerdo con el FMI, aumento a jubilados, eliminación del IFE, en los cuales algún sector del kirchnerismo presenta algunos interrogantes con el Gobierno. ¿Cómo califica usted la gestión de Alberto Fernández?
—Me sorprendió gratamente cuando Alberto Fernández me convocó a ser parte del Consejo de Asesores de la Presidente de la Nación. A partir de allí, establecí un diálogo con él de muchísima honestidad y terminé de conocer a una persona abierta a escuchar críticas y asumir errores propios. El Frente de Todos es una alianza, y después de mucho tiempo, casi la totalidad del peronismo, decidió participar del mismo proyecto político. Tiene dentro de él, distintas visiones de la política y de la economía. Ese tipo de debates le hace muy bien a una fuerza política. En cuanto a Vicentin, por ejemplo, creo que una vez que se tomó la decisión, se tendría que haber avanzando. Hoy, sería mejor la construcción de una empresa con YPF Agro, como eje, que le permita al Estado Nacional, tener una participación activa dentro del mercado granario. Por otro lado, el Gobierno Nacional acaba de producir un cambio, en el sistema de movilidad jubilatorio, y decidió un esquema superador. En cuanto al IFE, yo hubiera preferido, que cerrara el 2020, incluso como una expresión simbólica de un año tremendo, nunca lo olvidaremos. Necesitamos comenzar 2021 con una campaña de vacunación que sea exitosa y con un presidente que me ha mostrado que tiene una profunda convicción democrática. Alberto entró más liberal a la pandemia pero la pandemia término constituyéndolo.
—¿La causa Boudou agrandó las diferencias entre Alberto y Cristina?
—Me parece absolutamente descabellada la discusión hoy sobre la causa Boudou, porque no tiene nada que ver con la relación entre Alberto y Cristina. Estamos todos sorprendidos, preocupados. En lo personal, estimo muchísimo a Amado Boudou y lo que hizo para recuperar el sistema jubilatorio que había quedado en manos de depredadores seriales.
—¿Qué piensa sobre la figura del arrepentido?
—Me parece que la figura del arrepentido es muy problemática, no solamente a nivel de la estructura judicial argentina, sino en general. Es arbitraria, se presta a todo tipo de engaños, acuerdos oscuros y espurios, y no creo que se haya solucionado nada en ninguna parte del mundo. En todo caso, habrá que ir hacia sistemas judiciales más transparentes, claros, próximos a la sociedad, que alimentar una figura que vuelve mucho a la estructura o inquisitoria medieval.
—En Argentina surgen figuras que están a la derecha de la derecha, como Milei o Espert. ¿Porque cree que cada vez tienen más consenso, sobre todo en la gente joven?
—No sé si es un fenómeno solamente argentino. La palabra libertario no me gusta nada, eso viene de una tradición infinitamente más interesante que era la de los anarquistas. Hay sectores juveniles que se sienten atraídos por un discurso muy espectacular y sensacionalista. El otro día, sorprendido veía un reportaje que le hacían a Milei donde a los gritos insultaba al Papa como yo nunca lo había escuchado. Yo no soy católico, pero supongo que los católicos se deberían haber sentido ofendidos. Discutirle a Milei es como discutir la estupidez, la agresión, la violencia verbal y retórica, la descalificación del otro y la verdad es que, a mí me interesa muchísimo discutir y lo he discutido a lo largo de mi trabajo como profesor, pero me parece que ni Milei y Espert, ni siquiera se inscriben en la tradición liberal.
—¿Está de acuerdo con el papa Francisco con respecto a que la propiedad privada no es un derecho absoluto?
—Absolutamente. Me parece que la propiedad privada es una construcción histórica, social y cultural. Debe ser protegida por la Constitución, pero también existe la propiedad social, los derechos comunes. La propiedad también ha ejercido la violencia y ha generado desposesión. En nombre de la propiedad privada no se puede hacer cualquier cosa. El Papa Francisco tiene razón, expresa una tradición muy importante y venerable de la Iglesia que ha sido muy critica también, del liberalismo, capitalismo y exceso de mercantilización del mundo. Francisco, le agrega una sensibilidad social muy profunda y una enorme preocupación por el tema ambiental, que deberíamos escucharlo con mucha atención. Es uno de los temas claves de nuestro tiempo.
—En varias entrevistas le han preguntado sobre su posición ante Néstor Kirchner y Cristina, pero ¿qué figura representa para usted Máximo Kirchner?
—Máximo es una persona que en su momento fue un tanto ninguneada, casi entre subestimada y despreciada. La verdad es que es una persona muy involucrada, con muchas convicciones y una fuerte carga política en su vida, con un interés por la cosa pública muy profunda, genuina y una capacidad de liderazgo también muy significativa. Es uno de los dirigentes jóvenes que hoy están desplegándose con fuerza en un futuro muy próximo y serán figuras absolutamente claves y decisivas dentro de la historia política argentina. Me ha tocado y he podido tener largas conversaciones con él. Lleva una mochila grande, es el hijo de dos ex presidentes de la Nación y figuras de una potencia política muy significativa, no es nada sencillo.
—Le agradecemos su participación en el Ciclo de Entrevistas organizado por estudiantes de Periodismo de Perfil y lo invitamos a realizar un comentario final para cerrar el reportaje.
—En 2009 Jorge Fontevecchia me hizo una entrevista y le produjo un poco de entre gracia e complicidad, que estuvimos cuatro horas hablando y puso en el encabezado de la nota que yo era un entrevistado un poco "difícil" porque en general daba muchas vueltas. Y he descubierto que para conversar con los amigos periodistas, nunca hay que ser ni binario y lineal, porque cuando lo sos, se termina en "título catástrofe", que a veces es necesario. Aparte creo que mejora desde todo punto de vista la relación con los lectores y el público en general, cuando el periodismo también recupera su capacidad de bucear un poco. No quedarse solamente en la frase fácil, la respuesta inmediata. Siempre recuerdo con mucho placer esa entrevista porque rara vez se atraviesa una entrevista cuatro horas. Esta fue una entrevista de media hora, pero que también fue intensa.
Por Adriana Vanoli y Sol Gómez
Estudiantes de Periodismo
Posgrado en Periodismo de Investigación Perfil USAL