El Senado uruguayo convirtió en ley este jueves la reforma previsional que eleva a 65 años, en forma escalonada, la edad jubilatoria, impulsada por el presidente Luis Lacalle Pou.
Luego de seis horas de debate se aprobó el proyecto, aunque el Frente Amplio (FA), que no acompañó esta reforma, cuestionó a los partidos de la coalición de gobierno por no citar previamente a la Comisión Especial que estudió los cambios que había propuesto el oficialismo.
Para el FA se trata de una reforma que pone más requisitos a las jubilaciones, que no cuenta otros aportes que no sean los de los propios trabajadores, y que baja las sumas destinadas a la seguridad social. En cambio, para los legisladores de la coalición gobernante, con la aprobación de la reforma se garantiza la viabilidad financiera del sistema.
La aprobación se dio en medio del rechazo de la oposición y del gremio más importante: el Plenario Intersindical de Trabajadores- Convención Nacional de Trabajadores (PIT-CNT), que incluyó marchas callejeras y paros.
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La edad promedio actual para el retiro era a los 60 años, y a partir de ahora quedó fijada en 61 para quienes nacieron en 1973, y luego aumentando de manera escalonada hasta llegar a los 65 años para los nacidos en 1977.
Luego de haberse aprobado la ley, Lacalle Pou dio un mensaje a la población en el que dijo que "la reforma es justa y solidaria", y remarcó que "era urgente" aplicarla.
"En la actualidad la expectativa de vida es más alta, por lo tanto también se extiende la vida laboral de las personas. No alcanza para sostener el sistema con los aportes de la seguridad social. Además, el Uruguay tiene una tasa de natalidad muy baja", explicó el mandatario.
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En sesión extraordinaria, con 17 votos a favor sobre 28, la Cámara Alta terminó el trabajo que había empezado en diciembre, cuando le dio la primera aprobación.
El texto fue luego a Diputados, donde sufrió modificaciones -todas consensuadas dentro de la coalición gobernante-, por lo que volvió al Senado, que no podía ya cambiar el texto, y únicamente debía aprobar o rechazar lo que llegó de la Cámara baja.
Ahora el texto pasa al Poder Ejecutivo para su promulgación, lo que se estima ocurrirá en breve.
“A veces cuesta imaginar el futuro. Pero los números indican que cada vez más los impuestos de los uruguayos se necesitan para solventar el sistema jubilatorio. No alcanza con los aportes directamente destinados a la seguridad social”, advirtió Lacalle Pou.
El rechazo del Frente Amplio
"Otra promesa incumplida del gobierno que le cambia las reglas de juego a las y los trabajadores. La reforma de jubilaciones es una nueva falta a la verdad que perjudica a la mayoría de las y los uruguayos", tuiteó el Frente Amplio.
"Invita directamente a trabajar más años para jubilarnos y a cobrar menos", según resumió en marzo el titular del Sindicato Único de Telecomunicaciones (Sutel), Gabriel Molina, integrante de la conducción de PIT-CNT.
Para lograr el voto abroquelado de todo el oficialismo, el Ejecutivo debió aceptar cambios propuestos por Cabildo Abierto y el Partido Colorado, dos de las cinco fuerzas de la coalición de gobierno.
Algunas modificaciones fueron para limitar las inversiones en el exterior de las administradoras de fondos, prohibir a futuros gobiernos cambiar la edad jubilatoria sin aval del Congreso y reducir la cantidad de años de residencia en el país exigidas a los migrantes para poder acceder a una pensión.
ED