Hubo un tiempo en que el narcotráfico estuvo en problemas, obligando a sus cultores a extremar el ingenio. En estos días, los narcos son más prácticos: van al correo y despachan las drogas por encomienda, tarea que, en ocasiones, fracasa. Fue el caso de un envío descubierto este fin de semana en una tarea conjunta entre la empresa DHL y personal de Aduana, que al revisar una encomienda que iba a Nueva Zelanda descubrieron que el simpático envío de yerba, edulcorante y alguna ropa hacia aquel país, disimulaba 3,4 kilos de cocaína.
A tal punto llegaba el "desparpajo narco", que buena parte de esa droga iba en forma líquida, en frascos de edulcorante que se enviaban para 'endulzar' los bolsillos de narcos en tierras neozelandesas. Al respecto se indicó que esa droga en aquel país tiene un valor de alrededor de 680 mil dólares, diez o doce veces más que en nuestro mercado narco. Esa ecuación es la impulsa el espíritu exportador.
El alerta hacia la Aduana salió de DHL, y así agentes especializados de la Dirección General de Aduanas acudieron a inspeccionar la encomienda. A partir de los parámetros de riesgo aportados por el organismo, la firma logística había separado tres envíos sospechosos en su predio del barrio porteño de Mataderos.
Así un guia revisó todo con uno de los perros aduanero, y la nariz del ovejero no necesitó un control intrusivo sobre las cajas para marcar que ahí había droga. En ese marco, con la debida autorización judicial, el personal del organismo procedió a su inspección exhaustiva.
Cuando los agentes de la Aduana abrieron el paquete, algunos detalles de sus contenidos llamaron su atención: había ropa con un peso que parecía excesivo y además de yerba y otras menudencias, tres frascos de edulcorante, obviamente estos con líquido en su interior. El personal aduanero decidió realizar sendos narcotests sobre las mercaderías, que dieron positivo de cocaína y la cuenta dio 3,4 kilos de droga.
Según se estimó, en la Argentina esa cantidad de droga vale unos 51 mil dólares, pero eso se multiplica hasta llegar a 686.000 dólares si se consigue llevar a las calles neozelandesas. Por orden del Juzgado Nacional en lo Penal Económico número 2, a cargo de Pablo Yadarola, la Aduana secuestró los estupefacientes. Por su parte, el magistrado ordenó continuar con la investigación en procura de tratar de dar con quien envió el paquete.
NA/HB