El 30 de enero, Villa Turdera cumplió 111 años de vida y la pequeña ciudad del sudoeste del conurbano bonaerense, que pertenece a Lomas de Zamora, está a punto de perder su “casa matriz”, la del fundador, Riziero Preti, pero también el lugar en donde comenzó a trazarse toda Villa Turdera desde los albores del siglo XX.
Arba la embargó
Ese solar de 8.320 metros cuadrados había sido declarado Bien de Interés Histórico en 2008, por el Senado y la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires.
Hoy, sin embargo, ese inmueble patrimonial sobre el nº 440 de la Avenida 9 de Julio, a pocos metros del estadio de Temperley, está en venta. Arba no perdona. La Agencia de Recaudación de la Provincia de Buenos Aires embargó la vivienda por una deuda impositiva.
¿En qué quedamos? ¿Es un Bien de Interés Histórico o no? No nos queda claro…
La casa de Av. 9 de Julio 440, en Villa Turdera, fue la vivienda del albañil italiano que levantó una ciudad entera a principios del siglo XX. Aunque es un Bien de Interés Histórico desde 2008, ARBA la embargó
Los últimos habitantes del inmueble, ahora bastante derruido, fueron dos ancianas nonagenarias, que se vieron obligadas a dejarlo para ponerse a salvo, por el estado ruinoso del bien bonaerense. María Asunción Preti (94) e Inés Preti (90), hijas del fundador, llenaban de música clásica esos muros señoriales llenos de historia. El barrio aún las recuerda.
“Es un monumento histórico que se está cayendo a pedazos. Estamos rogando que no llueva porque, sino tenemos que dormir con paraguas o cambiar las camas de lugar”, contó Eliseo Preti, nieto del fundador, al periodista Hugo Bento, de Noticias de Lomas. “En el último temporal llovía más adentro que afuera, era infernal. Tomamos el café con leche en la cocina, con los pies en el agua”, recordó.
El fundador que hizo la América
Un día, el albañil italiano Riziero Preti le estaba rezando a Dios, en la Iglesia de Santo Domingo, cuando las catalanas María Eugenia e Inés Turdera, dos señoras bien se preguntaron qué hacer con las 168 hectáreas que el tío Luis Puig les había dejado, en tierra de nadie. Entraron a la iglesia en busca de inspiración y se encontraron con ese otro inmigrante lleno de ideas y escaso de fondos. Un intercambio casual los puso en contacto y, sin más, Preti les propuso dar valor social a esa tierra yerma, fundar un pueblo. Lejos de pensar que estaba loco, le hicieron caso.
Villa Turdera, así nació
Al principio, toda esa extensión se llamó “Loma de las Hormigas”, porque era un terreno alto, a 25 metros sobre el resto.
En menos de una década, Preti dejó a todos boquiabiertos: hizo sembrar 200 hectáreas de maíz, 36 de avena y 95 de alfalfa. Llevó 450 vacas, 215 ovejas, 92 cerdos, 43 cabras, 80 yeguas y construyó dos cabañas para los peones.
Dispuso una manzana para la Plaza céntrica y otra para el Colegio Santa Inés. Construyó un teatro, una comisaría y compró un tranvía. Cuando en 1909 inauguró la estación de ferrocarril (“Kilómetro 19”, por la distancia de Plaza Constitución), la denominó Villa Turdera y el cambio de toponimia fue inmediato y natural.
El 30 de enero de 1910, se colocó una placa en la flamante Iglesia de San Pablo y, como si todo hubiera nacido entonces, de ahí en más esa pasó a la historia como la fecha fundacional.
111 años de Villa Turdera
Riziero Preti vivió en “El País de las Hadas” –como llamaba a su sueño hecho realidad, hasta 1917, cuando falleció.
Según Jorge Origone, miembro del Instituto Histórico Municipal de Lomas de Zamora, el interés que Preti puso en la educación logró perpetuarlo. “Turdera tiene más alumnos que habitantes”, dijo en entrevista al diario digital local El diario Sur. “Personas de otras partes de Lomas [de Zamora] eligen esta localidad para el desarrollo educativo de sus hijos. Un gran orgullo para los vecinos de hoy”, comenta la publicación en ocasión de los 110 años de la fundación, el año pasado.
Si esta historia se hubiera escrito en el siglo XXI, Riziero Preti sería algún otro muy diferente. Hoy hubiera loteado toda la zona o sería un gran barrio cerrado. Una casa que está a punto de desaparecer recuerda cuánto le debe Argentina a sus inmigrantes.