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Política exterior

China, Rusia y Cuba: las tres embajadas de Cristina

La influencia de la vicepresidenta en la proyección internacional del Gobierno se consolida con hombres propios al frente de las misiones diplomáticas, a un paso de concretarse por el Senado.

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Cristina Fernández influye en las relaciones con Rusia, China y Cuba. | Cedoc Perfil

La influencia de la vicepresidenta Cristina Fernández en la proyección internacional del Gobierno se consolida con la oficialización de tres hombres "propios" en las embajadas de Rusia, China y Cuba.

Se trata, respectivamente, del principal proveedor de vacunas contra la Covid-19 hoy para la Argentina, el segundo socio comercial del país —y ambos aliados estratégicos integrales de Buenos Aires— y una isla que más allá del romanticismo revolucionario mantiene, en la actualidad, un peso fundamental para pensar cualquier posible salida ordenada en la vecina Venezuela Tal es el peso de la geopolítica cristinista.

Dos de los elegidos para asumir las futuras funciones de embajadores, Sabino Vaca Narvaja y Luis Ilarregui, deberán sortear el trámite de interpelación por la Comisión de Acuerdos del Senado en los próximos días, por tratarse de designaciones políticas.

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Uno de ellos, Vaca Narvaja, ya se encuentra en China desde mediados del año pasado en calidad de Representante Especial para la Promoción del Comercio y las Inversiones por lo que se descuenta que lo hará de modo virtual.

Se trata del principal proveedor de vacunas contra la Covid-19 hoy para la Argentina, el segundo socio comercial del país y una isla con peso fundamental para una salida ordenada en Venezuela.

Respecto a Ilarregui, de momento, las sesiones están programadas de modo mixto —virtual y presencial— hasta fin de febrero, según lo dispuesto por la vicepresidenta. Por lo que las reuniones de comisiones continuaron de modo remoto.

No obstante ello, en la última cita de Acuerdos, la oposición solicitó que se cambie la modalidad. Todavía no definieron si insistirán con este reclamo y, hasta hoy, tampoco había una fecha en agenda para el trámite de los embajadores. Recién en las próximas horas se iban a dedicar a estudiar los pliegos.

En rigor, Cristina no necesita de embajadores propios para mantener su influencia sobre los vínculos bilaterales de la Argentina con esa parte del mundo que eligió. Dialoga con sus gobernantes, recibe a sus representantes en la Argentina  y, cuando no, transmite sus mensajes a través de terceros. Reunirse con las delegaciones rusa y china fue su primer actividad oficial tras asumir en diciembre de 2019.

Al día siguiente, recibió al mandatario cubano, Miguel Díaz Canel. Colocar sus propias fichas en esas casillas del tablero, por supuesto, constituye una manifestación real de poder en el intrincado equilibrio del Frente de Todos. Casi como el gusto de ver el TEG pintado con los colores propios.

Sabino Vaca Narvaja, Luis María Kreckler y Lanziani (Archivo NA)

China es uno de los destinos claves y no solo para la Argentina. Lo fue en plena pandemia, para el aprovisionamiento de recursos sanitarios y lo sigue siendo mientras se negocia la posible llegada de una de sus vacunas, la de Sinopharm.

En un enfoque más amplio, Beijing es el segundo socio comercial del país —y por momentos superó a Brasil en 2020— con múltiples intereses que van desde inversiones en ferrocarriles, al área nuclear y las exportaciones primarias. Los chinos quieren más: sumar a la Argentina a su proyecto geopolítico de La Ruta y la Franja y la vicepresidenta es, dentro del Gobierno, una de sus principales impulsoras mientras se estrechan los lazos entre el Partido Justicialista y el PC chino.

En un primer momento, para Beijing se intentó una suerte de equilibrio en la embajada argentina entre un hombre político y La Casa diplomática. Y hacerlo posible, no fue simple. Demandó un gran empeño por parte del ala peronista de la Cancillería para allanar el camino a la designación de Vaca Narvaja. No es que el elegido no contara con una amplia formación en relaciones exteriores y en China en particular pero el área comercial es un puesto que habitualmente ocupan los diplomáticos de carrera. Sin embargo, la orden provenía de arriba y se acató.

La convivencia de Vaca Narvaja con uno de los diplomáticos más experimentados de la Cancillería, Luis María Kreckler, nunca salió del deshielo y el desenlace fue tan lógico como desprolijo

Al final, el matrimonio no resultó. La convivencia de Vaca Narvaja con uno de los diplomáticos más experimentados de la Cancillería, Luis María Kreckler, nunca salió del deshielo y el desenlace fue tan lógico como desprolijo, con mensajes cruzados a través de los medios. En las semanas siguientes, si bien retuvo su cargo de representante especial, Vaca Narvaja ya empezó a moverse como el embajador de facto. Su vínculo con Cristina es muy estrecho y allí radica lo estrecha de su confianza: es el tío de su nieta.

El caso de Rusia es diferente por cuanto  el embajador Eduardo Zuain, cuyo decreto de designación se publicó el lunes último en el Boletín Oficial, no requiere del visto bueno del Senado para asumir la misión, al ser ya un funcionario del servicio exterior. Zuain reemplaza a la frustrada designación de Alicia Castro  —que nunca llegó a ser evaluada por la Cámara Alta— y a quien fuera el representante designado por el macrismo, otro diplomático de carrera, Ricardo Lagorio, que retornó en octubre.

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Ya durante su gestión como presidenta, la actual vice había priorizado los vínculos con Moscú. Y a lo largo de 2020 mantuvo el diálogo con la embajada en Buenos Aires, a cargo de Dmitry Feoktistov. Durante su gestión, Mauricio Macri trajo de vuelta al embajador designado por Cristina en Moscú, Pablo Tettamanti, actual vicecanciller. En 2020, le tocó a Lagorio ser sustituido por Zuain, último de Héctor Timmerman. Viajaría a Rusia a fin de mes.

Por último, en Cuba la embajada estaba vacante tras la mudanza al Reino Unido de Javier Figueroa, otro funcionario del servicio exterior, de muy buena relación con Cristina. Un destino que, para una parte del peronismo, no solo forma parte de su memoria histórica sino que representa un centro de diálogo clave para resolver las crisis caribeñas. Los cubanos jugaron un rol central en el proceso de paz con las FARC y es impensado imaginar una salida democrática para Venezuela en la que La Habana no cumpla algún rol por su ascendencia sobre Caracas. Y eso lo sabe hasta Estados Unidos.

Ya durante su gestión como presidenta, la actual vice había priorizado los vínculos con Moscú. Y a lo largo de 2020 mantuvo el diálogo con la embajada en Buenos Aires, a cargo de Dmitry Feoktistov

Ilarregui, el ex intendente de Ayacucho que se movilizaba en bicicleta a su oficina, es uno de los kirchneristas bonaerenses de la primera hora y uno de los primeros dos senadores bonaerenses en definirse de ese modo, dentro de la bancada del PJ provincial, cuando pocos creían en ese gobernador santacruceño devenido en Presidente. Fue también el primero en organizarle un acto a Néstor Kirchner en Dolores, en la quinta sección.

Así se ganó su respeto, primero, y luego su amistad y la de la vicepresidenta. Podrá no ser un internacionalista nato pero lo que se pondera en él es su "lealtad". En el Senado, su pliego ya había tenido ingreso formal el 29 de diciembre del año pasado aunque recién ahora se tratará.

Ayer, en la sesión de la Cámara Alta también se le dio el puntapié inicial al embajador que recompondrá el lazo integral con Bolivia: Ariel Basteiro. Pese a no figurar dentro de la lista corta de la vicepresidenta, nadie duda sobre el papel que juega La Paz para la reconstrucción del eje latinoamericano, donde el kirchnerismo —más que el Frente de Todos— encuentra su razón de ser internacional. No obstante ello, aseveran que su elección no provino tanto del cristinismo —Basteiro integra el Instituto Patria— como de los líderes bolivianos, Evo Morales y Luis Arce, con quienes tejió una relación personal.   

cristina fernandez 20210205

Bolivia también se mantenía vacante —en manos del encargado de negocios— y no por casualidad. El Gobierno se negó a reconocer el gobierno de facto de Jeanine Añez, a la espera de las elecciones en las que finalmente se impuso el Movimiento al Socialismo, en octubre de 2020.

Si Basteiro era la opción natural en un primer momento, porque había sido embajador allí entre 2012 y 2015 —y ofició de enlace con Bolivia durante la reunión del Grupo de Puebla en Buenos Aires, en noviembre de 2019, en pleno golpe de estado en aquel país—, su designación quedó en un prolongado stand by, producto del cambio de escenario. Luego oficiaría de guía de Morales en sus primeros días en la Argentina, trasladando al líder boliviano de reunión en reunión a bordo de su propio auto y sin escolta policial alguna.

Una historia similar a lo que puede ocurrir con Ecuador donde el domingo el candidato correísta, al que apoya el Gobierno, Andrés Arauz, se juega la elección. En el interín, la embajada argentina también aguarda allí por su responsable.