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Integración con Pekín

La propuesta china a Alberto Fernández que preocupa a Estados Unidos

Desde el Departamento de Estado "tomaron nota" del diálogo con Xi Jinping. Defienden el nexo continental y alertan sobre los efectos de entrar en "una relación cerrada que limita la autonomía económica" de la Argentina.

Alberto Fernández
Alberto Fernández | Presidencia

La conversación entre el presidente Alberto Fernández y el mandatario chino, Xi Jinping, no pasó desapercibida para el gobierno de los Estados Unidos, sumido en una batalla geopolítica con la potencia asiática. Así lo confirmó un alto funcionario del Departamento de Estado en Washington en reuniones virtuales con empresarios y periodistas argentinos al día siguiente del diálogo bilateral entre los jefes de Estado. Y aunque eludió una definición explícita respecto a la futura incorporación del país a la Iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda, la plataforma con la que Pekín se proyecta al mundo, dicha posibilidad puede amplificar el malestar en el Norte, no importa quién gane la próxima elección.

"Tomamos nota de la conversación", respondió Kevin O' Reilly, subsecretario de Estado Adjunto en la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado norteamericano, ante la consulta de los medios presentes, entre ellos, PERFIL. El martes temprano, los gobiernos de Argentina y China habían mantenido un diálogo al más alto nivel estatal en el que se plantearon gran parte de los intereses bilaterales para proyectar una mayor integración en la asociación estratégica integral que vincula a ambas naciones, desde la cooperación en pos de una vacuna contra la Covid-19 para garantizar un acceso lo más universal posible hasta grandes obras de infraestructura como una cuarta central nuclear en el país y un tren que una a Vaca Muerta con el puerto de Bahía Blanca.

El martes temprano, Argentina y China habían mantenido un diálogo al más alto nivel estatal en el que se plantearon gran parte de los intereses bilaterales para una mayor integración

La Iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda, como tal, va mucho más allá, y esa pareciera ser una línea preocupante ante los ojos de Washington. O' Reilly fue muy cuidadoso al abordar el tema ante una consulta de PERFIL. "Yo diría que los intereses de cualquier gobierno es mantener la posibilidad de no entrar en ninguna relación cerrada que limita la autonomía económica del país hacia el futuro y que no vincula, de manera innecesaria, sus opciones hacia el futuro", explicó. Este posicionamiento, añadió O'Reilly, no cambiaría aún en caso de cambiar el signo político del gobierno tras las elecciones de noviembre. Algo que la Argentina necesita sopesar en su juego de equilibrios ya que no es la postura del trumpismo la que se expresa, ni siquiera la del Partido Republicano, sino la de Washington.  

Argentina apuesta a incrementar su integración con Pekín sin renunciar a un buen vínculo con Estados Unidos. Y mientras dichos nexos giren en torno a lo comercial, el vecino norteamericano  dice estar dispuesto a tolerarlo. "Las posiciones nuestras son muy claras. Tenemos una relación comercial con China. Entendemos que un país como Argentina con una proyección tan fuerte como la nuestra de exportación de productos agropecuarios van a seguir con relaciones comerciales (con China)", reconoció la autoridad norteamericana en el marco del foro cerrado Global Insights, organizado por la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en la Argentina (Amcham) con motivo de las próximas elecciones. Poco después, en un segundo encuentro exclusivo con periodistas, profundizó en el tema.

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El funcionario del Departamento de Estado remarcó también que están dispuestos a competir con cualquier país del mundo siempre que la oferta y el financiamiento sean equitativos, transparentes y que respeten las normas culturales e instituciones. "Que compitan sobre una cancha nivelada que proteja nuestras propiedades intelectuales", indicó. Nada de ello pareciera corresponderse con lo que perciben en China: "Son condiciones que frecuentemente no vemos en la manera en que China, compañías netamente estatales o dominadas por prioridades del Estado, operan. Y ese es nuestra preocupación." En este sentido, el esquema al que Pekín aspira a sumar a la Argentina es, en esencia, parte de un encadenamiento logístico de peso global a través del cual pretende interconectar con el resto de Asia, Europa, África y América latina con un solo gran lazo.

Para Estados Unidos, lo determinante es la profundidad de la integración que China pueda conseguir en la región porque su consolidación, entienden, va en desmedro de sus propias posibilidades. Y el Caribe y América latina siempre constituyeron su esfera de influencia inmediata. No es casual que frente a las promesas de inversiones millonarias chinas, la Casa Blanca haya correspondido con una suerte de Plan Marshall latino con el que también aspiran a financiar infraestructura. Tampoco que en la próxima guerra por las telecomunicaciones que asoma en el horizonte de ambas naciones, este programa llamado América Crece se haya ampliado de las obras energéticas originales a arquitectura informática y de comunicaciones. Y recientemente hayan diseñado la Corporación Financiera para el Desarrollo (FDC) como brazo ejecutor.

Para EE.UU, lo determinante es la profundidad de la integración que China pueda conseguir en la región porque su consolidación, entienden, va en desmedro de sus propias posibilidades.

En la cosmovisión estadounidense, América fue, es y será para los americanos por sus raíces compartidas. Es otro de los argumentos a los que se ciñen bajo la premisa de una historia en común, aunque suene, para algunos, un tanto fuera de época. De ahí que los funcionarios del Departamento de Estado hablen sobre mantener los "ojos abiertos" frente a Pekín, proteger los intereses nacionales y salvaguardar las decisiones soberanas dentro de cualquier acuerdo que se pueda firmar, como si abrirle la puerta al invitado extracontinental conllevara el riesgo implícito de lo desconocido. "Tenemos una relación que data del siglo XIX con Argentina y vamos a seguir con la voluntad de una muy buena relación con Argentina como gobierno, con los argentinos como sociedad y un interés en Argentina como mercado para inversión y para nuestros productos. Y como una economía que nos ofrece sus servicios y productos también. Tenemos confianza en la importancia de las relaciones entre las repúblicas de nuestro hemisferio", concluyó O'Reilly.