Sea como sea que concluya esta pandemia, está claro que ningún país saldrá indemne de ella, tal como repiten especialistas de los más diversos calibres. Por extensión, tampoco sus gobiernos, podría decirse. Las decisiones políticas que adoptan los líderes en tiempos de crisis, y sus efectos en el plano económico y social, se evidencia ya en el impacto sobre su imagen pública. Y asi como en América latina, el presidente Alberto Fernández se ubica hoy tercero entre los mejor posicionados, sus vecinos, el chileno Sebastián Piñera y el brasileño Jair Bolsonaro, figuran entre los más acusaron el azote político del Covid-19.
El estudio "Imagen del Poder. Poder de la imagen", elaborado por la Fundación Directorio Legislativo en base a los promedios de diversos monitoreos desarrollados en cada uno de los países de la región, entre el 1 de marzo y el 30 de abril, marca una tendencia positiva para diez de los doce presidentes analizados. Fernández figura tercero en el ranking, con un 80 por ciento de aceptación, detrás del salvadoreño Nayib Bukele (96%) y el guatemalteco Alejandro Giammattei (87%). El informe no incluye a Paraguay en su relevamiento.
El estudio "Imagen del Poder. Poder de la imagen", elaborado por la Fundación Directorio Legislativo, marca una tendencia positiva para diez de los doce presidentes analizados
Los tres gobernantes ingresaron a sus países en cuarentena entre el 20 y 21 de marzo cuando apenas Perú y Ecuador ya habían adoptado estas medidas a nivel país. Con perfiles muy diferentes entre sí, el común denominador de los tres líderes es haber adoptado restricciones tempranas que otros países solo tomaban con las curvas de contagio en ascenso. Bukele, un mandatario que en ocasiones roza el autoritarismo y se apoya más en Twitter que en las instituciones para gobernar, es el que lleva más tiempo en el poder de los tres, desde junio de 2019, cuando venció a los políticos tradicionales salvadoreños con su traje de "outsider". Le sigue Fernández, que asumió en diciembre de ese año, y luego Giammattei, que tomó posesión en enero. De los tres, no obstante, es el guatemalteco el presidente cuya percepción mejoró más a lo largo del bimestre, un total de 31 puntos, dato que incluso se extiende al conjunto de todos los evaluados.
En los casos del peruano Martín Vizcarra y del ecuatoriano Lenín Moreno, la gestión de la crisis también mejoró su percepción social si bien ambos partían de puntos muy distantes: Vizcarra escaló 20 puntos, hasta el 73 por ciento, mientras que Moreno creció diez puntos, llevando su imagen lastrada por un estallido social que puso en jaque su gobierno en 2019, a un 23 por ciento. Los dos dispusieron duras cuarentenas, que incluyeron toques de queda, y aún así el brote se salió de control en sus territorios.
Por otra parte, los únicos dos mandatarios que registran un retroceso en su imagen positiva a lo largo de estos dos meses de pandemia son el brasileño Bolsonaro —que evidenciaba hasta abril una caída de dos puntos con respecto al período enero-febrero, quedando en el 30 por ciento— y el mexicano Andrés Manuel López Obrador —con un golpe mayor, del 63 al 54 por ciento—. En ambos países, el Covid-19 golpeó con brutal fuerza, frente a gobiernos que subestimaron la amenaza en un primer momento, ninguneando las advertencias de la comunidad científica local e internacional. De hecho, esa es la principal diferencia con respecto a Uruguay, donde Luis Lacalle Pou, pese a seguir la misma línea de evitar la cuarentena, se acopló a las recomendaciones de distanciamiento social y consiguió controlar, de momento, el brote. Su imagen pública se catapultó 11 puntos con respecto al bimestre de enero-febrero cuando todavía no había asumido en el cargo.
Brasil ya se ubica tercero en cantidad de casos a nivel global, escalando de a miles por día, con más de 310 mil positivos y por encima de los 18 mil muertos. En el medio, Bolsonaro se peleó con gobernadores que no siguen sus órdenes de levantar las cuarentenas —los gobiernos estaduales tienen la potestad de decidirlo— y perdió a su ministro estrella, el ex juez Sergio Moro, por un escándalo vinculado al control del cuerpo que investiga a la familia presidencial por presunta corrupción. Tampoco tiene ministro de Salud: a uno lo echó en abril y su reemplazo renunció menos de un mes después. Ambos se oponían al manejo de la crisis por parte del jefe de Estado y, en particular, a su obsesión por suministrar de forma masiva cloroquina, una droga cuya efectividad no está avalada por la ciencia.
A diferencia de la baja percepción que registra el gobierno brasileño —en el segundo quintil que va del 20 al 35 por ciento—, la gestión de López Obrador cuenta, según el informe de Directorio Legislativo, con un aval muy superior. No obstante, sus exhortaciones a los mexicanos a seguir sus rutinas de fondas, entremezcladas con alusiones esotéricas a la resistencia de la "raza mexicana", le valieron un duro reproche a medida que los casos empezaron a acumularse en su país. Al final, debió dar marcha atrás e implementar el aislamiento, si bien hay denuncias sobre subnotificación de casos y empresas que nunca congelaron su actividad ni tampoco adoptan medidas de protección para sus trabajadores. En consecuencia, el registro de positivos podría ser muy superior a los 56 mil casos oficiales.
Por último, el caso de Piñera sobresale por ser el mandatario con peor imagen positiva de todos en el reporte, apenas un 19 por ciento. Asi y todo, a contramano de la tendencia negativa de Bolsonaro y López Obrador, el presidente chileno mejoró su imagen durante la crisis. Pero al igual que el ecuatoriano Moreno, arrastraba un marcado rechazo doméstico tras las revueltas sociales que sacudieron al país andino durante el año pasado. Chile, con una política de testeo masivo, registra arriba de 57 mil casos y una letalidad más baja que la de otros países en la región aunque se aproxima en forma peligrosa a la saturación de su sistema de salud por la multiplicación de casos durante las últimas semanas.
MB / DS