Los reclamos laborales de las mujeres no comenzaron en 1908 sino bastante antes, en 1875. Fue entonces cuando diversos grupos de mujeres de varias ciudades del mundo comenzaron a organizarse para reclamar en forma colectiva el reconocimiento de sus derechos laborales. En principio, pedían la reducción de la jornada laboral (que nunca era inferior a 12 horas diarias), un salario acorde con las horas trabajadas, un ambiente limpio de trabajo y que se acepte su derecho a agremiarse.
Los ecos de estos reclamos llegaron a Nueva York, pero la sordera y la escasa humanidad los convirtieron en un reclamo sangriento que terminó en tragedia, sepelio colectivo y marcha de silencio.
El 8 de marzo de 1908, las obreras de la fábrica de tejidos de algodón Sirtwoot Cotton iniciaron una huelga dentro de su lugar de trabajo para que sus pedidos fueran escuchados. Los dueños del lugar -y también el alcalde de Nueva York- lo consideraron una amenaza.
Por eso, el propietario de Sirtwoot Cotton cerró los puntos de salida de la fábrica con candados y la prendió fuego. En ese momento, sólo había 29 baldes de agua y unas escaleras, que eran la salida de emergencia, que se desplomaron, cuando las obreras caminaron por ellas. 129 mujeres, de entre 19 y 24 años, murieron calcinadas adentro de las instalaciones.
Día Internacional de la Mujer: nació con una tragedia
Apenas dos meses más tarde, el 3 de mayo de ese mismo año se organizó en Chicago un acto para celebrar el “Día de la Mujer”, que terminó siendo el puntapié inicial para que, el 28 de febrero de 1909, en Nueva York, se conmemorara por primera vez el “Día Nacional de la Mujer” en Estados Unidos.
Dos años más tarde, el 8 de marzo de 1910, se realizó la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, en la ciudad de Copenhague (Dinamarca). Allí, Clara Zetkin, miembro del Partido Socialista Alemán, propuso que se declarara 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Su moción fue aprobada por otros referentes de Europa: la polaca Rosa de Luxemburgo, la francesa Inessa Armand y las rusas Aleksandra Kolontái y Nadezhda Krúpskaya.
Mujeres: 114 años sin respuestas
Cuando pensaron que lo peor ya había pasado, el 25 de marzo de 1911, otro incendio devastador y de las mismas características criminales, también en Nueva York, volvió a ensombrecer a las mujeres trabajadoras del mundo. Otras 123 mujeres –junto a 23 hombres- perecieron en la fábrica Triangle Shirtwaist, porque no pudieron salir del edificio en llamas: las habían encerrado. Este hecho, de todos modos, fue el comienzo de un cambio en la legislación laboral de los Estados Unidos.
Aún cuando en 1910 se declaró el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora, recién en 1975, cuando se realizó la Primera Conferencia Mundial de la Mujer, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) destinó ese día de la agenda mundial al tema, al cerrar acuerdos con los países miembros. “La mujer es un miembro activo y con plenos derechos, y a la vez parte importante para el desarrollo de los pueblos”, dijo ONU en ese momento.
Desde entonces, los reclamos se multiplicaron en todas las latitudes hasta que en 1977, se designó oficialmente el 8 de marzo Día Internacional de la Mujer.
En 1980, durante la Segunda Conferencia Mundial de la Mujer, se dijo: “La mujer, que representa el 50% de la población mundial, realiza aproximadamente los dos tercios de las horas de trabajo, recibe la décima parte del ingreso total y posee menos de la centésima parte de la propiedad mundial”.
Las Conferencias Mundiales de la Mujer se repitieron en Nairobi (1986) y Pekín (1995). El llamado de atención siempre tuvo el mismo tenor y puso en claro que poco había cambiado sustancialmente:
“Los platos de la balanza de la equidad mundial están desequilibrados. El que corresponde a la mujer está sobrecargado de responsabilidades, mientras que el del hombre tiene un exceso de poder. Una ventaja atrae a la otra, de modo que la mayor parte de la riqueza del mundo pertenece a los hombre y la mayor parte del trabajo deben realizarlo las mujeres”, decía ONU.
"Los platos de la balanza de la equidad mundial están desequilibrados", reconoció la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas
Y las décadas se sucedieron y los reclamos algo fueron cambiando, o mejor dicho aggionándose. En 2017, a los reclamos femeninos del 8 de marzo se sumó una nueva modalidad: el primer "Paro Internacional de Mujeres". Ese día, las mujeres lo dedican a hacer paro; esa es nuestra actividad laboral.
Y es la reacción que eligieron las organizaciones femeninas de 50 países –cinco años más tarde ya suman 80- para evidenciar la violencia social, sexual, cultural, política y económica que siguen sufriendo las mujeres en numerosas sociedades del planeta.
Día Internacional de La Mujer en Argentina
Este 8 de marzo de 2022, en Argentina habrá movilizaciones en todas partes. Con la consigna "La deuda es con nosotres y nosotras. ¡Que la paguen los que la fugaron!”, el colectivo femenino Ni una Menos (NUM) convocó a un paro feminista internacional y a una marcha hacia el Congreso Nacional, a las 16, luego de dos años sin movilizaciones en la vía pública.
Luci Cavallero, integrante del colectivo y doctora en Ciencias Sociales, aseguró a la agencia Télam que “Las deudas que el Estado y el gobierno tienen con las mujeres claramente tienen que ser priorizadas antes que cualquier pago de la deuda externa” y agregó que "hay que empezar a tejer una agenda de reivindicaciones después de la conquista del aborto".
En apretada síntesis, los reclamos de NUM para hoy se centrarán en las trabajadoras de la economía popular que estuvieron en la primera línea de la pandemia y necesitan remuneración por sus trabajos; las mujeres con trabajos registrados que perciben salarios que quedaron detrás de la inflación; y las mujeres travestis trans que solicitan que se aplique el cupo laboral.