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José Luis Espert: “¿Necesitamos que un empleado mate o robe para que sea despedido con justa causa?”

El candidato a diputado participó del Ciclo de Entrevistas organizado por estudiantes de la Escuela de Comunicación. El avance de las ideas liberales y los votos que cosechó en el Conurbano. Críticas al Gobierno y a la oposición. Rechazo a las leyes laborales.

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José Luis Espert participó de una conferencia de prensa virtual organizada por estudiantes de Periodismo de la Escuela de Comunicación del Grupo Perfil, en la que se refirió al crecimiento de los libertarios en la Argentina, a partir de su candidatura en la Provincia de Buenos Aires y la de Javier Milei en la Ciudad de Buenos Aires. “No hay duda de que nuestras ideas están cada vez más al toque de la agenda. No en vano nos están copiando, desde Elisa Carrio y Martín Lousteau, hasta Florencio Randazzo. Están todos hablando de reforma laboral”, sostuvo.

El candidato bonaerense a diputado por Avanza Libertad también cuestionó el sistema de leyes laborales que rigen en la Argentina porque asegura que atentan contra la productividad. “¿Hay que repensar las leyes laborales? Sí, todas. Pero, no solo hay que repensar la indemnización por despido, hay que repensar todo: la indemnización colectiva, la duración de los mandatos de los secretarios generales, de qué manera se afilian o no las personas a los sindicatos”, advirtió Espert en el Ciclo de Entrevistas a cargo de Rodrigo Lloret, director de Perfil Educación.

—¿Por qué cree que las ideas libertarias que usted propone en la provincia de Buenos Aires y Javier Milei en la Ciudad de Buenos Aires han crecido tanto?

—A la luz de cómo evolucionaron las ideas liberales del 2019, cuando sembramos la semilla, queda claro que han crecido mucho. Las ideas liberales en Argentina tiene cada vez más potencia. El hermano Javier está haciendo lo que está haciendo en Capital y nosotros en Provincia. Yo fui el candidato más votado, por fuera de la grieta, en las PASO. Nuestro espacio está peleando el tercer lugar con la izquierda. En solamente dos años, luchando solo con dos escarbadientes. Nuestras ideas están siendo cada vez más importantes para la sociedad. Se entiende que así como estamos no hay duda de que nos va mal. Votamos mal, se vive mal, la inseguridad, la inflación, la inseguridad laboral. No hay duda de que nuestras ideas crecen, a la luz de los hechos me remito. En 2019, tuvimos 120 mil votos en las PASO. En 2021, tuvimos 420 mil en la Provincia. Así que el crecimiento nuestro ha sido enorme, tres veces y media más, en la provincia de Buenos Aires. En el Conurbano nos votó en promedio el 5% de la gente. En 2019, en el Conurbano, habíamos tenido prácticamente cero. No hay duda de que nuestras ideas están cada vez más al toque de la agenda. No en vano nos están copiando todos, desde Elisa Carrio y Martín Lousteau, hasta Florencio Randazzo. Todos están hablando de reforma laboral.

—Menciona a Losteau y a la reforma laboral. ¿Cuál es su opinión sobre la propuesta de Lousteau, que contempla la eliminación del sistema indemnizatorio por despido?

—Yo creo que a la Argentina hay que repensarla toda. ¿Hay que repensar las leyes laborales? Sí, todas. Pero no solo hay que repensar la indemnización por despido, hay que repensar todo: la indemnización colectiva, la duración de los mandatos de los secretarios generales, de qué manera se afilian o no las personas a los sindicatos. El delirio de las leyes laborales en el tema indemnizatorio, parte del supuesto que el deporte del empresario es despedir gente, en lugar de ganar plata. El presupuesto de las leyes laborales en Argentina es desproporcionado, y ni qué hablar de los fallos de los jueces laborales que están totalmente desconectados de la realidad. Los jueces parten del supuesto que el hobby de la persona que despide es ese: despedir gente, no ganar plata. Yo diría que desconocen totalmente la realidad de un empresario, de un comerciante, del dueño de un pyme. La gente que emplea gente, invierte tiempo, invierte dinero en capacitar, así que muy a pesar de ellos van a despedir. ¿Necesitamos que un empleado mate o robe para sea despedido con justa causa? La indemnización parte de un supuesto que para mí está totalmente equivocado, por lo tanto pensar en cambiar el sistema indemnizatorio por otro más razonable, me parece totalmente lógico.

—¿Usted dice que eliminar la protección de los trabajadores al despido generaría mayor empleo en la Argentina?

—No, hoy no. De ninguna manera. Si las empresas se están yendo del país. Yo lo que pondría a discutir hoy es cómo evitar que Argentina siga siendo una fábrica de pobres. Eso es un tema en el cual el Congreso puede hacer mucho. ¿Cómo lo puede hacer? Evitando que haya una inflación como la que tenemos hoy del 50% anual. Eso tenemos que estar discutiendo hoy, el presupuesto y los gastos del Estado. Porque si hay un presupuesto de gastos excesivos respecto de la recaudación, eso implica déficit, implica más emisión e inflación. ¿Qué haría yo hoy como diputado? Trabajaría veinticuatro horas al día sin dormir para sancionar rápido un presupuesto equilibrado.

—En los noventa se intentó hacer una reforma laboral pero no aumentó la tasa de empleo y el sistema económico colapsó en 2001. ¿Argentina está preparada para una reforma tal como la que usted propone?

—Con este sistema indemnizatorio y con el resto de las leyes laborales que tenemos, como la presión fiscal por culpa del tamaño del Estado y una economía completamente cerrada al comercio, se genera un combo que hace que todo funcione mal. En Estados Unidos, por ejemplo, una potencia mundial, una economía que no tiene desempleo prácticamente, ahí no hay costo indemnizatorio alguno ¿Por qué no vamos a un sistema como ese? Donde no hay ningún costo indemnizatorio para despedir pero sí hay un seguro de desempleo, muy generoso, que dura durante un gran tiempo y es muy costoso para el Estado. Pero, supongamos, que culturalmente, Argentina no está preparada para eso. Al menos podríamos estar en el medio, entre nuestro delirio, de partir del supuesto que el deporte empresario es el de despedir gente y una situación óptima como la de Estados Unidos, donde no hay costo indemnizatorio. Si no estamos preparados para ir a ese lugar, en el medio podemos encontrar la verdad. Creo que un sistema de capitalización como el que propongo, puede ser un sistema mucho más prepardo que el sistema actual.

—Algunos analistas plantean la posibilidad de que Milei o usted integren una alianza con Juntos por el Cambio en 2023. ¿Ese espacio representa las ideas que usted propone?

No. Juntos por el Cambio no representa eso. No fue lo que hizo entre 2015 y 2019 y no fue lo que votó como oposición desde entonces y hasta ahora. En todo caso, son declaraciones de ocasión porque saben que la gente está harta de fundirse pagando impuestos, de los cortes de calle, de los piqueteros, de los planes sociales y de las mafias sindicales. A diferencia de los liberales, que sostenemos esto de toda la vida. En el caso mío, se pueden ver videos de cuando tenía pelo y estaba diciendo estas cosas. En cuanto al 2023, todavía ni se me ocurre. Para mí, el 2023 es el siglo que viene. Hoy estamos muy concentrados en lograr más bancas, junto a Carolina Píparo. Hoy nuestra preocupación es lograr en noviembre mejorar la performance electoral de las PASO, que ya fue excelente, para ganar más bancas en la provincia de Buenos Aires.

José Luis Spert en el Ciclo de Entrevista

—Milei se pronunció en favor del cierre del Banco Central y de la adopción del dólar como moneda. ¿Está de acuerdo?

—Los problemas monetarios de Argentina son consecuencia de problemas de índole real. No va a haber nunca solución a la larga de problemas monetarios sin solucionar los problemas reales. El problema real en la Argentina, que causa los problemas monetarios que sufrimos, como la alta inflación, que ya es un problema centenario, obedece al exceso de gasto público respecto de la recaudación. Mientras no solucionemos ese problema, algún problema monetario vamos a tener siempre, de inflación alta o de emisión de deuda descontrolada. Si cerramos el Banco Central hoy y seguimos con el problema del déficit, que requiere de una gran reforma del Estado, vamos a seguir con el problema monetario dando vueltas. O vamos a reemplazar un tipo de problema monetario, que es la inflación, por otro problema, que es vivir con defaults permanente de deuda pública. Argentina está casi al borde de los dos problemas.

—Teniendo en cuenta la coyuntura económica, con alta emisión, con dificultad para lograr un acuerdo con el FMI y elevada inflación, ¿cómo percibe el 2022 en Argentina?

—Argentina está barriendo mucha basura bajo la alfombra con esto de prohibir exportaciones, hacer un cepo cada vez más duro, el atraso tarifario y los congelamientos de precios. En algún momento esto va a haber que blanquearlo. Este blanqueo de cosas va a implicar ajuste del dólar, ajuste de tarifas. Por eso, va a haber más inflación en la Argentina. Pero, todo este ajuste puede ser más controlado si hay un acuerdo con el FMI, que va a ser bastante difícil y crítico, y mucho más descontrolado si no hay acuerdo con el FMI. No acordar con el Fondo implica defaultear la deuda. ¿Por qué digo esto? Argentina tiene que pagar 40 mil millones de dólares en los próximos dos años. Es una enormidad de plata, no me imagino que se pueda pagar si no hay acuerdo. La deuda que debemos pagar en dos años equivale al 100% de las reservas del Banco Central. Hoy la falta de un acuerdo es ir al default.

—A partir de la renuncia de la jueza Elena Highton de Nolasco a la Corte Suprema, ¿usted cree que deberían incorporarse nuevos miembros al máximo tribunal?

—La dejaría tal cual está. Hay que volver a una Corte más normal. No podemos seguir ampliándola con nuevos miembros. ¿Para qué vamos a hacerlo? ¿Para tener cada vez más miembros acólitos al poder de turno? Eso no puede pasar. ¿Cuántos miembros tenía la Corte cuando el país funcionaba, cuando Argentina crecía?

—¿A qué época se refiere cuando dice que el país funcionaba?

—Argentina estuvo hasta la primera mitad del siglo pasado entre los diez países más ricos del mundo. Era un país que funcionaba. Creo que habría que hacer cosas que alguna vez hayan funcionado acá o que funcionen hoy en el mundo. A mí no me parece que la Corte Suprema sea una cosa para manipular, como se la manipula desde el poder político. Cada gobierno que viene quiere armar su Corte Suprema. Así nos va.

—Entonces, según usted, Argentina dejó de funcionar después de la segunda mitad del siglo XX. ¿Se refiere al peronismo?

No es una lectura antiperonista la mía. Es objetiva. La Argentina estuvo entre los países más ricos del mundo a fines del siglo diecinueve y estuvo entre los primeros diez países durante toda la mitad del siglo veinte. A partir de ahí, empezó una debacle. Hoy somos el país 120 del mundo, con cuatro millones de personas viviendo en villas. Con la mitad de la población pobre. Con seis millones de trabajadores trabajando en negro. Pauperización. Inseguridad. Creo que las cosas empezaron a hacerse mal desde la Primera Guerra Mundial, no es desde la Segunda Guerra Mundial. Pero tras la Segunda Guerra Mundial, Argentina empezó a caer en el ranking de ingreso per capita. En economía, nunca nada nace de repente, como un rayo. No es una lectura antiperonista, para nada. Empezamos hacer algo mal, que es rechazar el libre comercio, no tener un tamaño de Estado razonable, leyes laborales muy viejas. Eso lo han hecho todos, militares, civiles, radicales, peronistas, kirchneristas, cambiamistas, nadie se ha animado a remover eso, que empezamos hacer mal desde hace tanto tiempo.

—¿Qué sector es responsable de la crisis actual, el Frente de Todos o Juntos por el Cambio?

—Hablando desde el punto de vista de lo técnico, o de lo conceptual, lo pondría en estos términos: creo que nada de lo que está haciendo Argentina sirve, nada, está todo mal lo que está haciendo Argentina. De lo contrario, estaríamos en una situación diferente ¿No? Tenemos la mitad de la población pobre, tenemos tres cuartas partes de los chicos viviendo en el Conurbano que son pobres, cuatro millones de personas viviendo en villas miserias, seis millones de trabajadores totalmente precarizados, sin ningún derecho porque trabajan en negro, o sea, no tienen derecho a salud, ni a una jubilación, ni a vacaciones o a un aguinaldo. En materia electoral cuando uno vota, vota con una boleta sábana que violenta el derecho a la  representación que significa el voto, o se roban la boleta. Uno va a la Justicia, y es un verdadero desastre, es una puerta giratoria de delincuentes: los inocentes vivimos tras las rejas y los delincuentes viven libres.

—Si tuviera que votar en un ballotage entre Alberto Fernández y Horacio Rodríguez Larreta. ¿A quién elegiría?

—Elijo a José Luis Espert.

—Agradecemos su participación del Ciclo de Entrevistas de Perfil Educación y le damos la posibilidad de cerrar el reportaje con un comentario final que quiera realizar.

—Les deseo lo mejor en sus carreras, en sus estudios y, el día que termine sus estudios, les deseo lo mejor como profesionales. Como persona muy grande, comparado con ustedes que son muy jóvenes, puedo decirles que nunca se queden conformes con ninguna respuesta. Sigan investigando, cada vez más. Siempre busquen la verdad, la verdad ante todo. Esto se lo digo con conocimiento de causa, porque mi Doctorado de Economía lo terminé hace un año y medio. Fue un doctorado basado en la búsqueda de una verdad científica, que fue lo que había pasado acá en materia de sustitución de importaciones, en el periodo donde la economía estuvo más cerrada que nunca en su historia, que fue entre 2005 y 2011. Qué pasó entonces con los salarios y qué pasó con el empleo. No se queden  conformes nunca, con ninguna respuesta. Investiguen cada vez más.

Por María Gabriela Maidana, Gustavo Zandonadi y Gustavo Winkler
Estudiantes de Periodismo de Perfil Educación en la Escuela de Comunicación