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L'Osservatore Romano de esta semana: "Vivir como hermanos no como enemigos"

La frase del Papa fue pronunciada en ocasión de la Audiencia general de los miércoles, que se transcribe en forma completa y oficial con este ejemplar del diario en español.

L'Osservatore Romano
La edición del 2 de junio de L'Osservatore Romano | L'Osservatore Romano

“Vivir como hermanos, no como enemigos”, es la clara exhortación del Papa Francisco, que encabeza esta nueva edición del L´Osservatore Romano en español. La misma fue pronunciada en ocasión de la Audiencia general de los miércoles que se transcribe en forma completa y oficial con este ejemplar. 

«La tortura. ¡Dios mío, la tortura!»: inicia con una exclamación de Francisco el vídeo difundido esta semana por la Red mundial de oración del Papa. «La tortura no es una historia de ayer. Desgraciadamente, es parte de nuestra historia de hoy» , subraya el Pontífice. Tanto que en la intención para junio – dedicada precisamente a la abolición de la tortura – aparece continuamente un interrogante: «¿Cómo es posible que la capacidad humana para la crueldad sea tan grande?».

En la breve grabación se ven imágenes de personas que son torturadas, sometidas a limitaciones de libertad, vejadas en el cuerpo y en el espíritu. El Papa lo recuerda: «Existen formas de tortura muy violentas, otras más sofisticadas como el trato degradante, la anulación de los sentidos o detenciones masivas en condiciones que no son humanas, que quitan la dignidad de las personas”. Esta intención de oración no es casual: el 26 de junio se celebra el Día Internacional en Apoyo de las Víctimas de la Tortura, que marca la entra da en vigor en 1987 de la Convención de las Naciones Unidas contra la tortura y otras penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes (una convención ratificada en 162 países), aprobada en 1984.

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«Un antídoto contra la mentalidad del cálculo y de la uniformidad; un desafío a nuestra imaginación, a nuestra forma de ver y entender las cosas»: así el Papa Francisco definió el arte en el discurso a los participantes del Congreso promovido por «La Civilta Cattolica» con la Georgetown University sobre el tema «La estética global de la imaginación católica». El Pontífice les recibió el sábado 27 de mayo por la mañana, en la Sala Clementina. Entre ellos estaba el director Martin Scorsese con su mujer Helen y su hija Francesca.

El Papa argentino también expresó que “Los seres humanos anhelamos un mundo nuevo que probablemente no veremos del todo con nuestros propios ojos, sin embargo, lo deseamos, lo buscamos, lo soñamos. Un escritor latinoamericano decía que tenemos dos ojos: uno de carne y otro de cristal. Con el de carne miramos lo que vemos, con el de cristal miramos lo que soñamos. ¡Pobres de nosotros si dejamos de soñar, pobres de nosotros! El artista es el hombre que con sus ojos mira y sueña a la vez, ve más en profundidad, profetiza, anuncia un mundo diferente de ver y entender las cosas que están bajo nuestros ojos”.

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En un mundo desgarrado por guerras y discordias el Espíritu Santo «se opone al espíritu de división porque es armonía; Espíritu de unidad que trae la paz». Lo recordó el Papa Francisco en la homilía de la misa celebrada en la basílica vaticana el 28 de mayo, domingo de Pentecostés. En la misma, Francisco expresó también que “Hoy en el mundo hay mucha discordia, mucha división. Estamos todos conectados y, sin embargo, nos encontramos desconectados entre nosotros, anestesiados por la indiferencia y oprimidos por la soledad. Muchas guerras, muchos conflictos; ¡parece increíble el mal que el hombre puede llegar a realizar! Pero, en realidad, lo que alimenta nuestras hostilidades es el espíritu de la división, el diablo, cuyo nombre significa precisamente “el que divide”. Sí, el que precede y excede nuestro mal, nuestra desunión, es el espíritu maligno, el «seductor del mundo entero» (Ap. 12,9). Él goza con los antagonismos, con las injusticias, con las calumnias; son su alegría. Y, frente al mal de la discordia, nuestros esfuerzos por construir la armonía no son suficientes. He aquí entonces que el Señor en el culmen de su Pascua, en el culmen de la salvación, derramó sobre el mundo creado su Espíritu bueno, el Espíritu Santo, que se opone al espíritu de división porque es armonía; Espíritu de unidad que trae la paz. ¡Pidámosle que venga cada día a nuestro mundo, a nuestra vida y esté delante de cualquier tipo de división!

«Tres llamamientos para custodiar una previdencia a la altura de los desafíos de sociedad que, como la italiana, están envejeciendo cada vez más: no al trabajo negro, no al abuso del trabajo precario, sí al trabajo digno». Lo indicó el Papa Francisco a los dirigentes del Instituto nacional de la previdencia social (INPS) recibidos en la mañana del lunes 3 de abril, en la Sala Clementina. En el discurso del Pontífice que se incluye en forma completa con esta edición, ampliando estos conceptos expresó que “El trabajo negro falsea el mercado del trabajo y expone a los trabajadores a formas de explotación y de injusticia. El segundo llamamiento es un no al abuso del trabajo precario, que tiene un impacto sobre las elecciones de vida de los jóvenes y a veces te obliga a trabajar también cuando las fuerzas disminuyen. La precariedad debe ser transitoria, no puede continuar en exceso; de lo contrario, termina generando desconfianza, favorece la postergación de las opciones de vida de los jóvenes, distancia el ingreso al sistema de seguridad social y aumenta la caída de la natalidad. El tercer llamamiento es un sí al trabajo digno, que es siempre «libre, creativo, participativo y solidario» (Exhort. ap. Evangeli gaudium, 192).