Molesto porque quería seguir viviendo, luego de más de tres meses y medio de luchar contra el COVID-19, un hongo en el pulmón y un par de bacterias, murió hoy a los 62 años el querido compañero y colega Mario Rodríguez Muñoz, editor jefe de la revista Fortuna y puntal de Editorial Perfil.
“Se fue apagando en las últimas semanas y no sintió nada”, me dijo una de sus hermanas, Dora. “La última vez que hablé con él estaba enojado porque quería seguir viviendo”, agregó.
Puedo imaginar el enojo gracioso de Mario, su refinado sentido del humor aún en las situaciones más dramáticas. En este momento, recuerdo cuando me contó por teléfono todo lo que había sentido en una de sus primeras internaciones. Era un grande: podía reírse de él mismo, de sus miedos. Nos reímos mucho cuando recordó que el televisor del cuarto del sanatorio estaba fijo en el canal Crónica y él no podía cambiarlo porque no se podía mover; ningún enfermero iba a verlo, así que estuvo varios días y varias noches escuchando Crónica.
Lo conocí en la redacción de Clarín; él formaba parte del grupo de periodistas que venía de una revista, creo que Gente, para mejorar la cobertura de las noticias de Información General, y se destacó mucho por sus crónicas desde Mar del Plata y Punta del Este.
Luego, volví a verlo en 2011, cuando aterricé en Fortuna. Mario se había reconvertido en un periodista de economía y negocios muy consultado. Porque era un excelente profesional, y la persona a la que todos consultábamos cuando teníamos alguna duda. Antes de Fortuna, había trabajado en otras revistas de Editorial Perfil.
“¿Me vas a matar?”: el relato en primera persona de un robo sexual, por Mario Rodríguez Muñoz
Se destacaba también por su trato elegante; al principio, cuando tenía que concentrarme en los ingresos y los gastos de la revista, era Mario quien iba a todas las reuniones de prensa; un excelente canciller, digamos, muy apreciado por sus colegas y los ejecutivos y accionistas de las empresas.
Luego, se hizo cargo de Fortunaweb, y volvió a destacarse rápidamente. Me queda —nos queda— de Mario Rodríguez Muñoz el recuerdo de un periodista notable y una excelente persona. Recién nos dejó y ya lo estamos extrañando.