El 5 de marzo de 2001 asumía Ricardo López Murphy el Ministerio de Economía del gobierno de la Alianza, que encabezaba como presidente de la Nación Fernando de la Rúa.
Se trató de un ministro que fue nombrado a pesar de la resistencia de Raúl Alfonsín, como jefe del Radicalismo, y de Carlos Chacho Álvarez, vicepresidente y titular del Frepaso, por sus posiciones ultraliberales y ortodoxas.
Con el marco de una crisis económica que se iba profundizando, De la Rúa se decidió por López Murphy para reemplazar a José Luis Machinea a pesar de su visión fiscalista, cercana a los sectores financieros.
A pesar de que en 1999, durante la campaña electoral, ya había anunciado que una de las primeras medidas que para él habían que tomar y que incluía reducir el 10% de los salarios, lo que le impidió ocupar el Ministerio de Economía al inicio de la gestión de la Alianza.
Recetario ultraliberal
Su recetario ortodoxo enumeraba reducir las cuentas fiscales, bajar los salarios, jubilaciones, despedir empleados públicos y recortar los presupuestos de salud, educación y asistencia social. También proponía privatizar las empresas que todavía quedaban en manos del Estado.
Su designación fue celebrada por el mundo financiero, como la Asociación de Bancos, FIEL (donde era Jefe Económico), CEMA, IAEF (Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas) e IDEA de esa época.
El día de su asunción, la bolsa subió un 8%.
Pero la llegada de López Murphy no fue bien recibida por los sectores productivos, ya que veían en él un representante de la especulación financiera y del abandono de las empresas productoras de bienes.
Voces en contra
Tanto es así, que ante la posible privatización del Banco Nación, las Confederaciones Rurales Argentinas afirmaron: “Si hace eso, declaramos la guerra”.
También expresó su desagrado la Unión Industrial Argentina (UIA), a través de su presidente de entonces, Osvaldo Rial: “Hace 32 meses que tenemos recesión y el paquete hará continuar la depresión en el consumo”.
Ricardo López Murphy: "Esta crisis será mucho más grave que la de 2001"
Pero lo que produjo profundo rechazo de la oposición y de la sociedad fueron las medidas que anunció López Murphy y que lo llevaron a renunciar el 19 de febrero, a apenas 15 días de haber asumido.
Estas ya habían sido adelantadas en su discurso cuando tomó el cargo y habló un plan de ajuste en salud, asistencia social, ayudas regionales y sobre todo en educación y las transferencias a las provincias.
El último discurso
Pero en último discurso, López Murphy, entre otros temas, anunció que se eliminaban $ 660 millones de transferencias a las provincias. Como en 2001 ya se habían enviado $ 110 millones, ese año se iban a recortar $ 550 millones y en 2002 no se iban a transferir $ 660 millones.
Se iba a achicar la planta del Estado (administración Nacional, Poder Legislativo y organismos autónomos) en 40 mil trabajadores, de un total de 140 mil empleados.
El presupuesto universitario se iba a achicar en $ 361 millones en 2001 y $ 541 millones en 2002. En ese momento, sólo la UBA tenía un presupuesto de $ 305 millones, del que el 85% iba a salarios.
López Murphy planteó realizar una mayor flexibilización laboral, con la eliminación de los estatutos especiales, recortar en $ 17 millones de la ANSES.
También dispuso un recorte del sistema jubilatorio de $ 127 millones y que desde el 1 de junio de 2001 a los jubilados con haberes superiores a $ 600 se les iba a quitar lo que percibían si tenían un trabajo.
Además, en salario familiar se iba a hacer una rebaja de $ 129 millones.
También propuso vender las empresas del Banco Nación: AFJP, Seguros de Retiro y Seguros de Vida. Y le otorgaba a los privados la explotación de la Lotería Nacional y la Casa de la Moneda, con la posibilidad de su privatización.
Esta posición ortodoxa y ultraliberal provocó un profundo malestar social que derivó en la renuncia de López Murphy, que fue ministro de Economía por apenas 15 días. Lo sucedió Domingo Cavallo.