MEDIOS

Las secuelas del Covid se llevaron a nuestro compañero Mario Rodríguez Muñoz

La redacción de PERFIL, Fortuna y toda la editorial ha sufrido un duro golpe por la pérdida de uno de nuestros mejores hombres en lo profesional pero por sobre todo en lo humano.

Mario Rodríguez Muñoz 20210922
Mario Rodríguez Muñoz | Cedoc Perfil

Hace meses que presenciamos despedidas a causa del Covid. Hasta el momento, nunca nos había tocado al interior de la redacción de Perfil.com. Hisopados varios, casos leves, otros un poco más complicados pero nada grave. Pero la peor noticia llegó, se nos fue nuestro querido Mario Rodríguez Muñoz, editor histórico de la revista Fortuna (también trabajó en Caras) y actualmente en Economía de Perfil.com. 

Allá por junio me envió un mensaje avisando que se iba a hisopar y al día siguiente, el positivo. Tenía solamente una dosis de Sputnik V. La cosa se fue complicado y a la semana estaba en terapia intensiva. Parecía que iba mejorando y otra vez caía. Así todos estos meses en los que nos iba mandando audios con mucho humor y buena onda, a pesar de su complicado estado. Me daba ánimo para enfrentar las complicaciones diarias... él a mí. Ese era él.

Mario siempre fue así, de un exquisito humor. En la etapa pre Covid, se deslizaba como una pantera y aparecía frente al escritorio con una sonrisa enorme y un "Buen día, Milady". Las prisas del online no lo agobiaban y siempre estaba pronto a encarar lo que fuera. Como dijo Carlos Piro, uno de los editores con más experiencia en la editorial: "Lo conocí a mediados de los 80, cuando él era un periodista principiante y yo no llegaba a eso, nos hicimos más amigos en los últimos años. Siempre me gustó su humor negro, bien de las viejas redacciones de gráfica y ese compromiso periodístico de poder pasar de la Cicciolina a una explicación económica o poder contar una situación personal con valentía, porque eso personal que contaba hablaba de la sociedad". 

 

Una de las últimas entrevistas de Mario Rodríguez Muñoz, a Matías Tombolini

Lorena Rodríguez, editora de Economía y quien compartía el trabajo bien de cerca con él lo recuerda de este modo: "me duelen en especial estos últimos tiempos que tuvo que atravesar, batallando con una enfermedad que no le dio tregua. No la tuvo fácil pero aún así, siempre que lo contacté en estos meses aportó su cuota de humor y de inteligencia, incluso en sus momentos más complicados. Te abrazo querido Marito! que descanses realmente en paz. Sinceramente te voy a extrañar". Mirta Fernández, también de economía, resalta también ese humor irónico único que ponía en los grupos de Whatsapp. Rodis Recalt, de Noticias y representante de las generaciones más jóvenes destaca su inmensa generosidad. 

Mario fue para mí el ejemplo más cabal junto a otros puntuales de cómo una persona con un largo trayecto transitado en el periodismo gráfico se pudo integrar a una estructura web siempre pensada exclusivamente para millennials y centennials, que excluía a los seniors con la tecnología y los algoritmos como la gran barrera para la integración. Con Mario y otros compañeros pudimos lograr una redacción diversa (palabra que tiene mucho marketing pero poca aplicación) y demostrar que con predisposición, don de gentes, cabeza y corazón se pueden derribar todos esos mitos. Como generación intermedia, era fantástico verlo ofrecer siempre ayuda y guía a los que recién empezaban porque la generosidad fue uno de sus tantos valores. 

"Quiero que me den mi vacuna": el relato en primera persona de Mario Rodríguez Muñoz

Hoy, cuando parece que la pandemia terminó y hay una invitación generalizada a relajar todas las medidas y a "revolear" barbijos, prefiero la cautela. Sigamos cuidándonos como hasta ahora, las vidas de todos siguen amenazadas. No nos dejemos atrapar por la grieta porque el Covid es mucho más serio que las rencillas de los dos bandos y esa maldita enfermedad hoy nos deja un hueco enorme al interior de la redacción como lo ha dejado en cada familia que perdió a sus seres queridos.

Mario, beso al cielo de todos tus compañeros, que te llegue este abrazo enorme y gracias por habernos dejado esa impronta de refinamiento, responsabilidad profesional y buen humor aún en los peores momentos. En nombre de toda la redacción, que en paz descanses.