Para Matías Tombolini, vicepresidente del Banco Nación, el conflicto entre Martín Guzmán y Federico Basualdo “es muy importante pero le quito dramatismo”, dice.
Matías Tombolini acaba de sacar un libro, La otra campana, en el que propone su "fórmula para salir de la grieta” que “no es la `moderación´ o el promedio; de lo que se trata es de tomar partido, exponer una visión propia construida en base a hechos y evidencias”, según indica su presentación.
Y agrega que “precisa, explica y defiende las medidas tomadas por el Gobierno para paliar los efectos de la pandemia, tanto a nivel sanitario como económico y social”.
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—Usted indica que su libro propone una fórmula para cerrar la grieta, pero el affaire Basualdo-Guzmán parece crear una nueva dentro de la coalición oficialista.
—Mirá, yo le quito dramatismo en un sentido, y eso no quiere decir que no sea importante. Yo creo que es muy importante. Yo y todos quienes estamos en la gestión creemos dos cosas. Que, y también lo contamos en el libro, vos pensá que en la Ciudad la luz aumentó 1900%, el agua 800% y el gas 900% en la gestión anterior. Y eso quiere decir que la inflación de los que no tienen fue todavía más alta en los cuatro años de la gestión de (Mauricio) Macri. Entonces eso lastimó profundamente variables, por ejemplo, como el consumo. ¿Entonces nosotros qué decimos? Bueno, los regulados tienen que ir despacio porque tiene que tener una estructura tarifaria que la gente pueda pagar, no que empiece diciendo: "Che, ¿cómo hacemos para que le cierren la ecuación a las empresas?" Pero empezó pensando con gente que pueda pagar las tarifas, y no al revés. Me parece que la idea de la segmentación del cobro tarifas es una idea compartida por toda la gestión.
La grieta oficialista
—¿Entonces no hay tensión dentro del Gobierno?
—Tensión y equilibrio. Bueno, en este sentido yo lo que creo es que hay un conjunto de valores homogéneos que tienen que ver con privilegiar el impulso de la demanda agregada, el salario y el combate central al hambre como agenda principal de la Argentina hoy. Y puede tener heterogeneidad en los bordes, si tenés homogeneidad en el centro. Ese despliegue conceptual creo que está intacto en la coalición y puede haber heterogeneidad en los bordes que genere menos ruido pero no me parece que esté lastimada la homogeneidad conceptual que aglutina a la coalición de gobierno.
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—En el libro escribe desde la gestión de la que forma parte. Esa es una campana. ¿Cuál es la otra?
—Bueno, la otra campana es la campana que más se escucha, que es la campana para la oposición. Justamente el libro busca estructurar algo así como qué país recibió el gobierno, qué empezó a hacer antes de la pandemia, qué hizo y qué está haciendo durante la pandemia y qué se puede hacer para adelante. Insisto, una narrativa que se pone del otro lado de la narrativa más habitual en los medios de comunicación que es una narrativa opositora.
Vacunatorio vip
—También habla de censura y fake news. ¿El vacunatorio vip en qué categoría entraría?
—Esas personas que se vacunaron de manera irregular requerían dar una respuesta al Gobierno, que no puede hacer mucho más que echar al ministro (Ginés González García). También me parece que nosotros, como servidores públicos, tenemos que escuchar el enojo de la sociedad. Tenemos que saber separar quién hace política y quién está enojado. Entonces no nos puede enojar el enojo de la sociedad. Para un servidor público, el enojo tiene que ser un insumo. Teniendo eso claro, sí hay que dar respuesta a los planteos que son de carácter político.
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—¿Lo ayudó la situación de la pandemia para escribir el libro? ¿Le dio más tiempo?
—Mirá, el libro lo empecé a escribir cuando me enteré por una videollamada que mi hija tenía covid. Por eso la introducción es: "Hola papá, tengo covid". Tuvo síntomas y eso es terrible. Me movilizó tanto que me puse a escribir suelto. Comencé porque una vez prendí la tele y me hizo mal ver tanto enojo. La verdad es que el libro banca obviamente la gestión de Alberto (Fernández) fuertemente, pero me pareció que también hacía falta hacerlo sin chupamedismo, con argumentos, con muchísimos datos. Pero diciendo: che, pará, no es todo tan terrible. No porque la pandemia no sea tan terrible, sino porque los actos de gobierno no están tan mal. Entonces dije: bueno, vamos a contar todo esto. Y empecé. Después se dio que tuve covid yo. Y después, entre una cosa y la otra, con un laburo muy riguroso, muy muy riguroso, y después también acá laburando en el banco (Nación), igual me daba tres horas diarias para escribir. Y bueno, pude avanzar en este libro que es el quinto, con lo cual ya tengo alguna gimnasia.