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Integración

Para Solá, las diferencias con Brasil son "personales" más que "ideológicas"

En una charla con el Wilson Center, el canciller sostuvo que las tensiones se deben al estilo "bastante complejo" de Bolsonaro y la expansión del COVID-19 al otro lado de la frontera.

Felipe Sola Wilson Center EEUU 20200615
El canciller Felipe Solá participó del ciclo | The Wilson Center

El canciller Felipe Solá definió las diferencias actuales entre los gobiernos de Brasil y la Argentina como "personales" más que "ideológicas", lo que hace más difícil conciliar dos miradas del mundo muy distintas de por sí, en un escenario ya complejo a raíz de la pandemia de coronavirus. Pese a ello, dio garantías de que en uno y otro país, hay funcionarios que buscan construir la mejor relación bilateral posible.

"¿Son problemas personales o de diferencia de mirada sobre el mundo? Las dos cosas. Pero más personales. Porque la mirada sobre el mundo, entre dos amigos, se puede discutir. Si la mirada sobre el mundo se convierte en un precipicio, del cual de este lado está negro y de este lado está blanco, y se ve en blanco y negro,  entonces hay un problema ideológico, que es lo que nosotros encontramos como muy absoluto en la posiciones brasileñas, se está acá o acá, cuando hay muchos matices", indicó Solá en una entrevista virtual con Benjamin Gedan, subdirector del Programa Latinoamericano del Wilson Center, en Washington, y director del Proyecto Argentina.

"¿Son problemas personales o de diferencia de mirada sobre el mundo? Las dos cosas. Pero más personales. La mirada sobre el mundo, entre dos amigos, se puede discutir.

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Solá reconoció que existen diferencias en la relación bilateral, pese a los contactos que él mismo mantiene con su par brasileño, Ernesto Araújo, y que no responden a resentimiento alguno por los cruces del pasado, en plena campaña, sino a dos cuestiones: el estilo de Bolsonaro, "bastante complejo", y el avance del COVID-19 en el país vecino. Brasil es, en la actualidad, el segundo país en número de contagios a nivel global con casi 900 mil casos, y un brote diseminado a lo largo y ancho de su geografía.

En este sentido, mencionó el problema que causa en las fronteras el tránsito de camiones desde Brasil rumbo a Chile, que atraviesan el norte argentino, cuando las provincias detectan casos positivos entre los transportistas y lo llaman para notificarle que van a cerrarles el paso. Más allá del debate respecto a si es un derecho "provincial o federal", el ministro enfatizó que, cuando la epidemia se extiende, se convierte en "un hecho" que gira en torno a lo sanitario frente al intento de frenar la expansión del virus.

Solá dedicó gran parte de su exposición a matizar las distancias entre la Argentina y sus socios del Mercosur, incluido Brasil, procurando diluir la idea de que el gobierno de Alberto Fernández pretenda alejarse del bloque. Reivindicó la dirección política como la responsable de fijar el rumbo de la integración y la firme convicción de los cuatro fundadores —Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay— de no quebrar el vínculo, siguiendo un "mandato" que se remonta a los orígenes de la convergencia sudamericana en el que los gobiernos, y no los actores privados, determinaron la dirección a tomar. Aseveró que estos preceptos siguen firmes, no importan las tensiones que sobrevuelan al espacio.

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"No pensamos igual los cuatro países. ¿En qué no pensamos igual? En muchísimas cosas. No está claro si todos harían hoy un compromiso de integración definitivo por muchísimos años",  sostuvo el ministro. Aunque indicó: "Ninguno quiere romper. Pero nosotros queremos que haya más integración y nos  encontramos con algunos reparos por razones ideológicas o por temor al comercio que viene".

De ahí, el escozor que despertó el término "acelerar" , en abril último, en boca de los coordinadores de Brasil y Uruguay al referirse a tratado comercial con Corea del Sur durante una mesa del bloque. Más allá de la incertidumbre inherente a la pandemia, Solá desmitificó "la idea de un mundo más feliz" en el horizonte. Al contrario, arriesgó un escenario complejo, contra lo que muchos de sus pares se atreven a decir en público, deslizó. Con países cerrando sus fronteras como sucede ahora bajo un argumento distinto: ya no sería evitar el ingreso de extranjeros por temor al COVID-19 sino proteger los empleos locales.

Por último, y tras una breve referencia a su primer diálogo con su par estadounidense, Mike Pompeo —lo calificó como "una buena entrevista sobre la base de la mutua honestidad"—, Solá abordó la relación con China en el contexto de un duelo geopolítico cada vez mayor entre Pekín y Washington.  Al respecto, el canciller optó por ratificar el cuidado equilibrio que el Gobierno pretende mantener entre ambos gigantes, basado en un pragmatismo que no desconoce las coordenadas en las que se encuentra la Argentina, "dentro del enorme área de influencia de EEUU".

"No pensamos igual los cuatro países. ¿En qué no pensamos igual? En muchísimas cosas. No está claro si todos harían hoy un compromiso de integración definitivo." 

"Nosotros vemos el gigante chino, vemos el avance tecnológico. Respetamos esa idea que parece tener China de 'prefiero la expansión, expansión, expansión, antes que la actitud bélica'. Vemos la preocupación americana, nos preocupa mucho la guerra comercial obviamente porque los perdedores son los más chicos, los que tienen menos poder en esa guerra pero estamos dentro del enorme área de influencia de los EEUU, sin embargo." Una influencia que se extiende, en términos de realpolitik, a la necesidad de reestructurar la deuda antes de poder avanzar con un plan propio, tal cual concluyó Solá la charla.

La entrevista forma parte de un conjunto de charlas virtuales que organiza el think tank estadounidense bajo el título "Argentina: Los Próximos Pasos" y en las que se espera también que participen otros ministros del gabinete de Fernández.