Los astrónomos de todo el planeta han disfrutado en los últimos días del "destello de luz más brillante jamás visto", ocurrido a una distancia que estiman en unos 2.400 millones de años luz de la Tierra, y creen que causado por la muerte de una estrella, que al colapsar estalla en una supernova y luego da lugar al nacimiento de un agujero negro.
Lo cierto es que ese impresionante "fogonazo" de rayos gamma, la forma más intensa de radiación electromagnética, fue observado por primera vez por los telescopios en órbita terrestre el domingo pasado, y su luz residual sigue siendo estudiada y seguida minuto a minuto por científicos de todo el mundo.
Los especialistas creen que estos brotes de luz, que duran varios minutos, son causadas por la muerte de estrellas gigantes, más de 30 veces más grandes que el Sol, explicó a la AFP el astrofísico Brendan O'Connor.
Obtienen la primera imagen del agujero negro ubicado en el corazón de la Vía Láctea
La estrella explota y se convierte en una supernova, antes de colapsar y formar un agujero negro. La materia forma entonces un disco alrededor del agujero negro, es absorbida y liberada como energía que viaja al 99,99% de la velocidad de la luz.
El destello de la estrella colapsando "liberó fotones con un récord de 18 teraelectronvoltios de energía", un número de magnitud récord que impactó en las comunicaciones de onda larga en la atmósfera terrestre.
"Está batiendo récords, tanto en la cantidad de fotones como en la energía de los fotones que nos llegan", dijo O'Connor, que hizo nuevas observaciones del fenómeno este viernes con instrumentos infrarrojos en el telescopio del Observatorio Gemini Sur, en Chile.
"Algo tan brillante, tan cercano, es realmente un acontecimiento único en el siglo", añadió el astrofísico. "Los brotes de rayos gamma en general liberan en cuestión de segundos la misma cantidad de energía que nuestro Sol ha producido o producirá en toda su vida, y este evento es el brote de rayos gamma más brillante que se recuerde", dijo.
La llamarada, denominada GRB221009A, fue observada el domingo por la mañana (hora de la costa este de Estados Unidos) por numerosos telescopios, entre ellos varios de la NASA. O'Connor, afiliado a la Universidad de Maryland y a la Universidad George Washington, continuará rastreando el espacio durante las próximas semanas en busca de los signos distintivos de las supernovas para confirmar las hipótesis sobre el origen del destello.
AFP