Elizabeth Ferrer (61) se siente entre “los argentinos menos deseados”. En 2019, esta médica especialista en salud pública fue quien advirtió a las autoridades nacionales y de la provincia de Salta sobre el riesgo que corrían los niños y niñas wichí que viven en la localidad de Santa Victoria Este, cerca de la frontera salteña con Paraguay.
El estudio que Ferrer lideró desde la Universidad Nacional de Salta (UNSA), entre marzo de 2018 y junio de 2019, analizó la situación de 730 menores de 6 años y determinó que el 20,5% de ellos (150 niños) tenían algún grado de déficit nutricional. En ese período de tiempo, 13 perdieron la vida, afectados por la deshidratación, enfermedades infecciosas y un sistema inmunológico deprimido por la falta de proteínas, hierro, calcio, vitaminas. Estaban poliparasitados.
Ferrer advirtió a las autoridades sanitarias a mediados de 2019. Pero seis meses después, las muertes de más niños desnutridos fueron una de las noticias más tristes del verano 2020.
Ferrer se jubiló a fines de noviembre pero siguió dando clases en la universidad de Salta. En febrero fue entrevistada por medios nacionales e internacionales por sus advertencias desoídas sobre la situación de los pueblos originarios en el Chaco salteño.
Ahorró durante casi tres años junto con su esposo de 75 años para viajar a México. Era su regalo de jubilación. El matrimonio partió en un vuelo de Latam el 1º de marzo junto a la madre de Ferrer, de 81 años. Debían regresar los últimos días de ese mes pero son tres de los 2.500 argentinos varados en ese país desde el cierre de las fronteras dispuesto por la pandemia el 26 de marzo.
La cifra de 2.500 varados en México fue informada a este medio por una fuente oficial que sigue de cerca el caso de los atrapados en ese país. Sólo en Cancún, se calcula que hay al menos unos 200 argentinos.
Ferrer y sus familiares están atrapados en Cancún, que ya no es un destino anhelado. Pasan los días encerrados en una habitación que alquilaron en la casa de una familia del lugar. La aerolínea Latam se comunicó con ellos por primera vez el miércoles vía e-mail para confirmar sus datos para un posible vuelo de regreso para fines de abril. Tanto Ferrer como su esposo (hipertenso) y su madre integran el grupo de riesgo del covid-19.
“No salimos para nada. No queremos arriesgarnos. En la ciudad hay varios casos confirmados y salvo los lugares de comidas, todo está cerrado. El dueño de casa sale a hacer los mandados para que no nos expongamos”, cuenta Ferrer a PERFIL vía telefónica.
Desde lejos, sigue en contacto con referentes de la comunidad wichí. “Me cuentan que los niños siguen muriendo. Los alimentos y el agua no están llegando y se cortaron los proyectos para construir pozos de agua. En la comunidad La Unión todos los habitantes tienen dengue”, se lamenta.
“Las medidas de prevención nos parecen bien. Las entendemos. Entendemos que somos los argentinos menos deseados en este momento pero sentimos que el consulados y la embajada nos abandonaron. Queremos que publiquen las listas de personas que van a viajar en los vuelos de Aerolíneas Argentinas. No sabemos si están respetando la medida de hacer viajar primero a las personas con riesgo de salud. Una funcionaria de la embajada me dijo que nosotros estábamos en la lista de prioridad y luego desapareció”, cuenta Ferrer.
México es una de las embajadas en situación crítica. Las principales autoridades argentinas en el país gobernado por AMLO son el agregado comercial y el cónsul.
“Aún no hemos recibido el apoyo económico que se anunció. Sabemos de otros argentinos que sí. El acceso a los medicamentos es otra cuestión que nos preocupa. Mi marido sólo consiguió después de mucho periplo. Yo no consigo los que tomo. Tenemos el caso de una argentina mayor de 60 que debe tomar medicamentos para el cáncer de mama y sólo tiene hasta el 22 de abril. No consigue que la pongan en uno de los vuelos de Aerolíneas Argentinas”.
Ferrer se refiere a Viviana, de Buenos Aires, quien confirmó a PERFIL que necesita tamoxifeno y levotiroxina. Es una de las argentinas que había viajado a los Estados Unidos y que llegó a México tras los cierres de distintas fronteras. Pasó por Guatemala en busca de un viaje de regreso. Logró cruzar en taxi hacia México. “El miércoles se contactaron por primera vez de la embajada para preguntarme qué medicamentos necesito”, agregó.