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Derechos Humanos

Retomarán las excavaciones en Pozo de Vargas, la mayor fosa común de la dictadura

Luego de cinco años de parálisis, el ministro de Justicia, Martín Soria, acordó con el gobernador Juan Manzur la reanudación de las labores con el financiamiento de la Provincia de Tucumán. Hay 35 cuerpos que aguardan por su identidad.

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Pozo de Vargas, en Tucumán, una de las fosas comunes de la última dictadura cívico-militar. | Cedoc Perfil

Pozo de Vargas, solo su nombre basta para estremecer con el  vacío que transmite: una garganta de 3 metros de diámetro en la tierra, a escasos cinco kilómetros al oeste de la Plaza Independencia, en el corazón de Tucumán, convertida en fauces de la última dictadura cívico-militar para desaparecer a sus víctimas. Toda una metáfora del horror de esos años y uno que 35 familias necesitan cerrar. Tal es el número de cuerpos que todavía esperan por su identidad.

Después de cinco años de parálisis, el Gobierno nacional y la administración provincial de Juan Manzur, en Tucumán, llegaron a un acuerdo para retomar las excavaciones en Pozo de Vargas, la fosa común más grande que dejó la última dictadura cívico-militar, con unas 148 víctimas. Solo resta que la Justicia termine de brindar la información técnica necesaria y la autorización para completar el tramo final del trabajo forense.

Los trabajos que restan son a un nivel tan subterráneo ya que demanda equipamiento de oxígeno y la mano de especialistas, por la presencia de napas de agua.

El entendimiento se cerró durante el paso del nuevo ministro de Justicias y Derechos Humanos de la Nación, Martín Soria, por Tucumán, donde se reunió con el gobernador Manzur. Los fondos que faltan los dispondrá la provincia. El juez de la causa, Fernando Poviña, debe determinar ahora los requerimientos necesarios para reactivar los trabajos porque todas las tareas se realizan con disposición de la Justicia federal ya que hay una causa pendiente sobre esas muertes escondidas.

Acorde a los especialistas, las labores que restan no son muchas pero sí complejas porque corresponden a  los 4 a 5 metros finales de la excavación de un profundidad de 40 metros. Por ello, los trabajos son a un nivel tan subterráneo ya que demanda equipamiento de oxígeno y la mano de especialistas, por la presencia de napas de agua.

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Si bien aquel viejo pozo de agua se encontraba allí desde el siglo XIX como parte del trazado ferroviario para abastecer a las viejas locomotoras de vapor, la represión le halló un nuevo uso en los '70s, para esconder sus crímenes. Recién en 2001, la Justicia llegó a la zona gracias a una serie de testimonios y denuncias que hablaban de un hoyo en la tierra que se tragaba a los desaparecidos.

A fines de 2001, se iniciaron los trabajos de inspección en la zona junto al Grupo interdisciplinario de arqueología y antropología de Tucumán (GIAAT). Hasta que el 8 de mayo de 2002, se localizó una construcción subterránea, de 3 metros de diámetro y aproximadamente 40 de profundidad, en el predio de Antonio Vargas. De allí toma el nombre. El Pozo de Vargas, que había sido disimulado en un intento por borrar la evidencia. Al año siguiente, el ex presidente Néstor Kirchner se detuvo allí rumbo a Tafí Viejo, en el primer año de su gobierno.

Recién en 2001, la Justicia llegó a la zona gracias a una serie de testimonios y denuncias que hablaban de un hoyo en la tierra que se tragaba a los desaparecidos

Sería recién en  2004, sin embargo, cuando se descubrirían los primeros segmentos óseos humanos, entre tantos sedimentos que se retiraban del lugar. Desde 2009, peritos del GIAAT conformaron el Colectivo de arqueología, memoria e identidad de Tucumán (CAMIT) bajo cuya guardia se recuperaron y preservaron más de 38 mil segmentos óseos humanos (enteros o fragmentados). Del total de los restos, correspondientes a un total de 148 personas, se estiman que 120 serían hombres y 28 mujeres.

Además, se hallaron ropas, calzados y objetos personales de los detenidos desaparecidos, como también proyectiles, tabiques y mordazas, entre otros elementos de sujeción. En 2011, la Iniciativa latinoamericana para la identificación de personas desaparecidas (ILID) del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) analizó las muestras genéticas e identificó a 113 personas. No obstante ello, entre 2015 y 2020, durante la gestión de Cambiemos, los trabajos se suspendieron porque no se giraban fondos desde Buenos Aires, acorde a la denuncia de los organismos de DD.HH.

Geronimo Vargas Aignasse 20210512

"Tenemos mucha expectativa de que rápidamente se retomen los trabajos para concluir esta primera etapa", manifestó el legislador provincial Gerónimo Vargas Aignasse, cuyo padre, el senador Guillermo Vargas Aignasse, fue detenido y desaparecido por la dictadura en Tucumán. "No hay ninguna  razón para que los trabajos no se completen. Más allá de cualquier cuestión política, se trata de un gesto humanitario", añadió el diputado provincial.

En diciembre de 2011 los restos del ex senador Vargas Aignasse fueron identificados entre los descubiertos en Pozo de Vargas, el primero en recuperar su identidad. La última vez que se lo había visto con vida había sido el 24 de marzo de 1976, el día del golpe. En 2008, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Tucumán condenó a prisión perpetua al represor y ex gobernador Antonio Domingo Bussi por su asesinato.

A comienzos de mayo, Soria visitó Tucumán donde conversó el tema con Manzur y el gobernador le ofreció financiar las últimas tareas en Pozo de Vargas. Tres días después, Vargas Ainasse se reunión con el juez Poviña a fin de transmitirle la nueva noticia. En 2019 ya se había presentado un proyecto de expropiación del pozo y la finca con el fin de levantar un sitio de la memoria. Ese sería el próximo paso.