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Era dirigente gremial de ATE

Despidieron al histórico "gordito" de Alfonsín, muerto por Coronavirus

A Sergio Valenzuela lo apodaban "Esqueleto". La relación que tejieron él y el presidente en los años siguientes al memorable cruce patagónico, en 1987, y la despedida de sus compañeros en Cutral-Có.

Sergio Valenzuela ATE Cutral Co 20200826
El dirigente de ATE Cultral Có, Sergio Valenzuela, murió de Covid-19 luego de tres semanas en terapia. | Cedoc Perfil

A Sergio Valenzuela, el sindicalista patagónico a quien el entonces presidente Raúl Alfonsín bautizó "gordito" en el histórico cruce que ambos protagonizaron en 1987, lo apodaban "esqueleto", desde muy pequeño. Así lo recordaron hoy sus compañeros de militancia durante una caravana en Cultral Co-Plaza Huincul que acompañó su cuerpo tras haber perdido la batalla contra el coronavirus, escoltado por varias coronas de flores y una bandera de Alianza, el club de sus amores, donde se podía leer la leyenda "Pena Celeste".

"Hoy es un día de mucho duelo, mucho dolor para la familia de ATE", manifestó Néstor Cides, secretario adjunto del gremio, al tomar la palabra para recordar a Valenzuela frente a familiares y amigos. "(Quiero) Agradecer a cada uno de ustedes que han acompañado este momento amargo, de tristeza, la verdad que nos va a afectar mucho llenar el vacío que nos deja el compañero. Pero sabemos que él nos ha dejado una gran enseñanza desde la humildad y de perfil bajo", añadió. 

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Hasta aquel cruce con Alfonsín, en pleno acto del presidente radical en Chos Malal por el centenario de aquella ciudad, Sergio Valenzuela era un militante más. Formaba parte de la hinchada del Club Alianza, a cargo de hacer tronar al bombo —tal como rememoró muchos años después durante su paso por el programa de Mirtha Legrand— y había asistido ese 4 de agosto en micros gratuitos dispuestos por el Movimiento Popular Neuquino. "Nos contrataban los partidos polìticos para que vayamos a tocar el bombo. Era joven y pensaba distinto a lo que pensaba hoy", aseveró en aquel paso por la televisión.

 

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Alfonsin disertaba sobre la decisión de su gobierno de "poner los ojos en la Patagonia" y la propuesta del traslado de la capital al Sur. El encuadre de la cámara se mantenía fijo sobre él mientras el jefe de Estado recorría la multitud con su mirada. De fondo, un grito intermitente, casi inaudible aunque persistente, que Alfonsín se esforzaba por ignorar. "Tenemos hambre", se supo luego que le recriminaba Valenzuela, desde el sector donde los movilizados del MPN se disputaban el espacio con los radicales. Hasta que el mandatario clavó en él sus ojos y en un abrupto paréntesis en su discurso, inmortalizó el famoso "a vos no te va tan mal, gordito" con la efervescencia característica del radical.

Curiosamente, en toda la escena, nunca se lo ve a Valenzuela. Aunque luego fue acusado de desacato a la figura presidencial, tuvo que mantenerse oculto durante unos días y, al final, al entregarse, pasar otros diez más en una comisaría antes de recuperar su libertad. Aquella situación no pasó a mayores aunque sus dos protagonistas, un Presidente y el "hombre del bombo", escribieron una de las más recordadas anécdotas de aquellos tiempos de renacer democrático, crisis social e hiperinflación.

"Tenemos hambre", se supo luego que le recriminaba Sergio Valenzuela, con su bombo, a Alfonsín, desde el sector donde los movilizados del MPN se disputaban el espacio con los radicales.

Ambos se encontrarían, por primera vez en persona seis años después, por obra del periodista y conductor televisivo Jorge Guinzburg. Alfonsín le pidió disculpas públicas, admitió que se había "salido de tono y Sergio también", a lo que Valenzuela admitió, con gran timidez, que se había equivocado. Tiempo después, explicó que en 1987 tenía ochos hijos y nada para comer. Luego tendría otros cuatro más. El día que murió Alfonsín, recordó al ser abordado por El Trece que el vínculo con el ex presidente nunca se interrumpió en los años siguientes, que hasta lo había asistido en lo financiero al conocer sus necesidades y lo aconsejaba "como un padre".

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Como empleado municipal, Valenzuela siguió representando a los trabajadores en cada conflicto y negociación salarial. A comienzos de año, había conseguido un aumento del 45 por ciento en un acuerdo con el intendente José Rioseco. Nunca abandonó tampoco el club de sus amores, Alianza, si bien ya había relegado la tarea del bombo en otros. No eran pocos los que se contrariaban al enterarse que a ese "gordito" de Alfonsín lo apodaban cariñosamente "Esqueleto". Valenzuela siempre explicó que lo arrastraba desde la infancia, por su contextura delgada, y que no tenía relación con la referencia del ex presidente.

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Hace tres semana, debieron internarlo en la terapia intensiva del hospital de Zapala cuando su salud se complicó al enfermarse de Covid-19 en medio de un nuevo brote que azotó a Cutral-có. En declaraciones a LM Neuquén, el titular de ATE en la provincia, Carlos Quintriqueo, informó que también la esposa del dirigente había contraído la enfermedad aunque a Valenzuela se le agravó por otros problemas de salud con los que lidiaba desde hacía años.

"Es una lástima que el COVID se haya llevado a un compañero. Desde ATE estamos trabajando en la concientización de cuidarnos. Sergio Valenzuela era una persona de riesgo y tuvo la mala suerte de contagiarse. Por eso insistimos en que los que somos de riesgo se cuiden, y los que no son también, porque tiene que evitar contagiar a los demás", señaló Quintriqueo.