Un Director del Bank of England dijo a uno de sus jóvenes asesores que le presentó una carpeta con información: “Ud. no está para asesorarme en lo que puedo hacer sino para justificar lo que ya acabo de hacer”. La anécdota está en el libro de L. Ahamed “Lords of Finance, los banqueros que quebraron al mundo”. Pudiera ser actualizado a la situación argentina donde se toman decisiones que luego hay que justificar, en lo posible con conceptos muy importantes y emocionales como es el de soberanía alimentaria. Es el reciente caso de una posible expropiación. Esa pudiera ser una muy buena razón, para una mala decisión.
La Soberanía y la Seguridad alimentaria son conceptos distintos. La Seguridad se refiere a garantizar el aprovisionamiento de alimentos y la capacidad de comprar o producir los alimentos necesarios. La pobreza y la mala alimentación crean un círculo vicioso. Son los conceptos de instituciones como la FAO. En cambio, la soberanía alimentaria se entiende como la facultad de cada pueblo para definir sus propias políticas agrarias y alimentarias y no se centra en la disponibilidad de alimentos, sino en su modo de producción y origen. Diversas ONG ponen énfasis en la agricultura familiar, agroecológica y en pequeña escala. Es difícil de asimilar la soberanía alimentaria a un gigantesco exportador.
Se puede producir más. Argentina puede producir muchos más alimentos que los que ya produce, para nosotros y para el resto del mundo. Si no crece en producción es porque la rentabilidad de los productores es muy baja y no pueden acceder a mejor tecnología. Acabamos de ver la difícil situación financiera de un gran exportador, y es aún más difícil para los productores. Argentina tiene un pujante sector agropecuario desde Jujuy a Tierra del Fuego y no hay nada más federal y diversificado que nuestro sector agropecuario con cientos de miles de productores. La mayor seguridad, tranquilidad y mejor futuro para los argentinos está en apoyar a los productores.
Salir de la recesión lo antes posible
Tengamos en cuenta que el costo de toda decisión no es solamente el costo explícito que implica desembolsos, sino el llamado costo de oportunidad, es decir, la alternativa a la que renunciamos cuando se toma una determinada decisión. Por ello no debemos olvidar todo lo que Argentina deja de producir por las mil razones que conocemos de carga impositiva y regulatoria. Si de verdad queremos seguridad alimentaria, que es indispensable para reducir la pobreza, simplemente debemos dejar a la producción agropecuaria en las mismas condiciones que el resto de las actividades de la economía. La seguridad alimentaria debe ser una buena guía para nuestras iniciativas, y nunca un disfraz para justificar una mala decisión.
*Economista Universidad Cema