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Soberanía alimentaria

Daniel Pelegrina: “Es un juego de palabras”

El presidente de la Sociedad Rural Argentina explica que el verdadero rol del campo es producir alimentos confiables, siguiendo las tradiciones.

ACEITERA VICENTIN 20200611
instalaciones de la aceitera Vicentin | Cedoc Perfil

Cuánta visión tuvieron los fundadores de nuestra entidad que pensaron nuestro lema: “Cultivar el suelo es servir a la patria”, hace casi 154 años. A pesar del tiempo que ha pasado, todavía sigue vigente.

La Patria, el lugar, un espacio territorial concreto en el que nosotros, ciudadanos, necesitamos alimentarnos a diario para vivir, y al mismo tiempo ejercer con trabajo la agricultura, la ganadería, la pesca, la minería, el turismo, la energía en todos sus tipos, o prestar una infinita cantidad de servicios y actividades que permiten sostener nuestra existencia. 

Es, sobre todo, el lugar donde hemos nacido y donde habita la historia que nos ha precedido, condicionando nuestro modo de ver y juzgar el mundo, que hacen posible nuestro desarrollo como personas. El sentido de pertenencia a una comunidad nacional concreta, es algo natural. Ese desarrollo personal, sostenido por el concepto de arraigo, de propiedad, ayudado por el comercio como sistema universal, mediante la especialización y la división internacional del trabajo, ha permitido sacar de la pobreza a millones de personas en el mundo entero, por medio de la inversión, de la empresa y del empleo

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Carga afectiva. El concepto de soberanía alimentaria es apenas un juego de palabras asociado a la ideología, basado en un sistema de creencias recibida por todos los miembros de una colectividad, con una alta carga afectiva y emotiva. Por eso es bueno conocer un poco más de los que hablamos.

Las inversiones realizadas por los productores argentinos generaron durante la presente campaña que está concluyendo, 130 millones de toneladas de cereales y oleaginosas, 3,1 millones de toneladas de carnes bovinas, 2,2 millones de carnes aviares y 630 mil toneladas de carnes porcinas. También produjeron 10.300 millones de litros de leche, 2.2 millones de toneladas de azúcar, 3,3 millones de toneladas de cítricos, 1,1 millón de toneladas de frutas de pepitas, 370 mil toneladas de yerba mate y té. Además de 30 millones de m3 de madera, 330 mil toneladas de fibras de algodón, 42 mil toneladas de fibras de lana ovina, y muchos otros productos regionales. 

Según OMC, Argentina en 2018, último dato disponible, ocupó el 2do puesto en el ranking mundial de países exportadores netos de alimentos, luego de Brasil, esto significa que exporta por 5,4  veces lo que importa de alimentos.

Adicionalmente según los datos del BCRA, el complejo agroindustrial ocupa el 1er lugar en el balance neto de divisas contribuyendo a la balanza de pagos nacional positivamente, con 32.300 millones de dólares el último año. Esto permite el desarrollo de otros sectores económicos de nuestro país, que necesitan esas divisas para poder importar los bienes de uso intermedio necesarios para llevar adelante sus actividades productivas. Con esto también el agronegocio contribuye a generar verdadera soberanía.  

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Ejemplos. Hay ejemplos de países, como los Nórdicos o Japón y otros países europeos, como Portugal, Grecia, Suiza, Vietnam, cuya demanda de alimentos supera ampliamente la oferta que pueden generar sus productores, por lo cual deben importarlos para asegurar sus necesidades. Para ello obtienen los medios económicos necesarios a partir de otras actividades económicas en las que se destacan o especializan. 

No es el caso de la Argentina. En la mayoría de los alimentos, los niveles de la oferta productiva de Argentina superan ampliamente las necesidades de la demanda local. Por eso es tan importante la manera en que nos insertamos en el comercio internacional ya que la expansión de la producción agroindustrial argentina está directamente correlacionada con las exportaciones y su competitividad.

La pandemia ha dejado expuesta, lo esencial que es para la sociedad el sistema alimentario. Y al mismo tiempo que genera una oportunidad para algunos (especialmente aquellos como nuestro país donde casi no ha habido problemas de abastecimiento ni de quiebre del flujo de comercio internacional), pondrá a otros muchos países en el debate sobre la necesidad y la posibilidad de contar con algún proceso productivo con una disponibilidad localizada y simplificada, para garantizar una mejor abastecimiento a las cadenas de valor.

Y ahí sí que la mirada de la agenda de la política exterior de la Argentina tendrá que tener los ojos bien abiertos para evitar nuevas e indebidas restricciones al comercio, producto de un proteccionismo que buscará crecer

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La agroindustria cumple un rol determinante para el desarrollo del interior, porque junto a miles de familias que generan la producción y transformación de los alimentos, se motoriza movimiento en las economías asociadas a los servicios y la provisión de otros bienes que ellos no producen y necesitan para vivir. Y eso se logra a través de la inversión y del empleo, que son la única forma genuina que tiene el ser humano para alcanzar los recursos necesarios para lograr el sustento de su existencia en forma autónoma e independiente.

Razonabilidad. La razonabilidad de las ideas y la riqueza en los debates que se impulsen, el respeto a las instituciones y a las reglas de juego existentes, las señales correctas, serán las claves que permitirán atraer las inversiones necesarias para sostener y mejorar la existencia de los argentinos en particular y del resto de la humanidad a la que podamos ayudar a alimentarse.

Así, cultivando el suelo en el campo, podremos ejercer nuestra vocación que nos genera orgullo; el orgullo además de difundir y transmitir las tradiciones, el folklore, la cultura y los valores que cimientan nuestra verdadera soberanía. Y, sobre todo porque son las raíces que exhiben nuestra identidad y mantienen en pie a nuestra querida Patria.

 

*Presidente de la Sociedad Rural Argentina