Un concurso de fotografía digital premiará al Mejor Fotógrafo del Año, con su toma 2021 de la Vía Láctea. La originalidad del certamen consiste en que cada fotógrafo participante -aficionado o no-, logre una toma desde su lugar en el mundo.
Un requisito que se convierte casi en un dilema filosófico si pensamos que nosotros mismos estamos dentro de ese objeto que nos sugieren fotografiar.
La Vía Láctea, la galaxia espiralada en donde se encuentra nuestro sistema solar, es decir donde nosotros mismos nos encontramos, es un inmenso anillo de 200.000 años luz de diámetro que engarza entre 200 000 y 400 000 millones de estrellas. Una verdadera joya del universo a 25 766 años luz de nuestro Sol.
La recompensa será integrar la galería de selectos trabajos premiados que el blog de viajes y fotografías Capture the Altas viene ampliando con diversos concursos y categorías desde hace algunos años.
De todo el material que se presentó hasta la fecha, 25 trabajos de la Vía Láctea ya ingresaron a la competencia y la decisión será difícil. Las imágenes fueron tomadas desde 12 países diferentes, entre los que se encuentran Irán, España, Estados Unidos, Grecia, Australia, Eslovenia y Brasil, entre otros. Las tomas de una belleza increíble quedaron impresas entre glaciares espectaculares, las cataratas del Iguazú, los volcanes de Java o el chileno de Villarrica, el Phantom Peak de Nueva Zelanda, la costa turca del Lycian Way, el Parque Nacional del Teide, en el Sahara africano e incluso algunas playas tropicales. En todas ellas, la Vía Láctea revela un mundo nuevo en detalles, luces y colores.
El concurso mundial democratiza las imágenes de la Vía Láctea al buscar que la geografía local deje su huella en cada toma
“Más allá de los aspectos técnicos, cada fotografía de la Vía Láctea tiene una historia y una semilla que ha ido creciendo en la mente del fotógrafo durante algún tiempo hasta que todos los elementos se alinean para crear la imagen”, explica la convocatoria.
Para quienes quieran participar, el sitio ofrece también un calendario del mejor momento para fotografiar la Vía Láctea, según la ubicación terrestre de cada reportero.
En concurso
Por su calidad y originalidad, unas 25 imágenes, ya ingresaron a la competición. Entre ellas, la que tomó Blntpencil, titulada: “The Forgotten side of Kanagaroo Island”. La toma, registrada en Audin Beach, Kangaroo Island muestra un puente de madera desvencijado, rumbo a la costa rocosa de Australia. Este sector de la isla se salvó de los devastadores incendios de 2020. La población nativa vive allí en completa unidad con la naturaleza.
En “Cadini di Misurina”, la imagen nocturna imprimió incluso el aliento helado de Stefano Pellegrini, el aficionado que, días atrás, ascendió a pie el monte Auronzo, en las montañas Dolomitas, desafiando una tormenta de nieve, para registrar su versión italiana de la Vía Láctea “europea”. Por suerte, San Pedro estuvo de su lado y cuando llegó a la cima, el cielo se abrió. “Cuando llegué al lugar, las posibilidades de la composición eran muy limitadas. Este lugar, que es muy popular en verano, se ve muy diferente cuando está cubierto de nieve. Todo el peñasco estaba tapado por una cubierta de 3 metros de nieve en polvo, que hacía muy peligroso acercarse al borde. Emplacé la cámara lo más cerca posible del precipicio y me acerqué por la derecha para entrar en el cuadro”, explicó Pellegrini y el resultado está a la vista.
Similar sorpresa ofrece la toma que Daniel Stein logró de las Montañas Adirondack, un destino de la costa este de Estados Unidos muy esquivo para las imágenes de cielo estrellado. La densidad humana y, en consecuencia, la polución lumínica arruinan todas las buenas intenciones. Sin embargo, Stein logró una instantánea sorprendente en la que la Vía Láctea semeja un volcán en erupción explotando desde las entrañas de la tierra, replegada en la belleza silenciosa de los bosques, las colinas descendentes y el agua inmóvil.
En Eslovenia, Uroš Fink, logró que nuestra Vía Láctea se vea como la blanca corona de azahares de una novia. Con un amigo, pasó toda la noche a la intemperie esperando la mejor toma, a 10º C, soportando los dedos congelados y el viendo fuerte del norte. Finalmente, obtuvieron su recompensa: Velika Planina, la montaña chata eslovena a 1.500 metros sobre el nivel del mar, que los locales conocen como “el bosque de los pastores”, fue coronada por el enjambre lácteo de estrellas justo sobre la endeble capillita de Nuestra Señora de las Nieves.
Como absolutamente lunar y fuera de este mundo conocido impacta la toma que Christine Kenyon se llevó de Bisti Badlands, en Nuevo Méjico. Cuando llegó al lugar de madrugada, ya otros cazadores de imágenes esperaban el momento de disparar los obturadores. Rebelde, Christine, apostó a una mayor originalidad. Buscó la mejor silueta azul de las rocas milenarias en su guía de Navajo, verificó en la aplicación PhotoPills el momento en que la Vía Láctea se alineara con sus coordenadas y se agazapó, esperando. El resultado es “Navajo nights”, la fotografía con la que compite en el certamen de Capture The Atlas.
La Vía Láctea integra un conjunto denominado Grupo Local, compuesto por cuatro decenas de galaxias. Por brillo y tamaño, nuestra Vía Láctea ocupa el segundo puesto entre las galaxias que la componen, detrás de Andrómeda.
Hasta el 6 de junio hay tiempo de enviar la apuesta propia. Habrá que abrocharse el cinturón, porque este viaje nos llevará lejos.