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Bauhaus para legos

El logo de Editorial Perfil Foto: Cedoc Perfil

Casi sin importar en qué círculo nos movamos, hay que consumir series para no quedar afuera de no se sabe bien qué. Por el Fomo (Fear of Missing Out), algunos usuarios llegan a verlas aceleradas. Si se hacen maratones tan largas como las de los ancianos que van a los tragamonedas del Hipódromo de Palermo, hay que tratar de no quedar idiota del todo e ir por el utilitarismo. Son tiempos de vacas flacas y de hacer rendir al máximo lo que se gasta en fibra óptica. En vez de ver en dos (el daño cognitivo debe ser inconmensurable), lo mejor es resistirse a las producciones más frívolas e ir por las pedagógicas, como Bauhaus, una nueva era, de 2019. Su objetivo es contarnos qué fue la Escuela Bauhaus sin ahondar tanto en las obras como en las figuras, porque esa es ley del formato. A través del romance entre su director, el arquitecto Walter Gropius, y Dörte Helm, una artista que se plantó frente a normas que confinaban a las mujeres a ramas específicas como el telar, da cuenta de las disputas, subgrupos, burocracias y delirios megalómanos que tuvo el movimiento. 

Disponible en Filmin, que la presenta como una “gran producción alemana que recuerda a los maestros y estudiantes que inspiraron nuestro estilo de vida moderno, mientras nos narra una historia de amor, traición y pérdida del paraíso”, se estructura a partir de flashbacks, un recurso que usa medio mundo, pero en fin. En una crítica del blog M-Arte y Cultura Visual, Ana Quiroga, aplaude, como yo, lo utilitario, “entretenida para aquellos que conocen la historia de la institución y excelente acercamiento para quienes saben poco de una escuela crucial en la historia del arte y del diseño del siglo XX”. Pero me diferencio cuando dice que “a pesar de sus intentos acertados con las variaciones cromáticas y la descomposición del plano secuencia, la propuesta de Lars Kraume y Judith Angerbauer (los autores) no logra despegarse del canon con la destreza que sí logró la Bauhaus”. Esperar que una serie se mida con la Bauhaus es pedir peras al olmo. Yo agarro viaje con que tire algunos datos de valor y se deje ver. Si la época nos insta a disecarnos pasivamente mirando algo, ¡mejor que no sea un tragamonedas!