imágenes

Pulmón de manzana

El logo de Editorial Perfil Foto: Cedoc Perfil

Si algo cambió, en este tiempo, es el reparto social de lo que se da a ver o se preserva, el sentido mismo de la mostración o la discreción. Tal vez por eso me fascinó tanto Aire y luz, el libro que Javier Rojas compuso con una colección de fotografías de contrafrentes de Buenos Aires, flancos y espaldas de edificios que no esperaban que se los mirara así. El arquitecto y el fotógrafo se fusionan en Rojas en un notable saber de la mirada. Cómo entender una ciudad sin detenerse alguna vez en sus partes ajadas, anodinas, descuidadas, trajinadas, relegadas, mayormente desatendidas.

Es difícil no recordad a David Viñas y sus críticas a lo que denominó "cultura de fachada"

Es difícil no recordar a David Viñas y sus críticas a lo que denominó “cultura de fachada”, es difícil no recordar su exigencia de indagar siempre en el “envés” de las cosas. Es lo que ha hecho en cierto modo Javier Rojas, solo que en el espacio concreto de la ciudad real. Eso que da a ver, grisáceo, mediocre y fundamental, no es empero del orden de lo escondido (los laterales y los contrafrentes, después de todo, si uno se fija, pueden quedar finalmente a la vista), como del orden del respaldo, del orden del sostén. No de los edificios como tales, por supuesto, sino de las vidas comunes de quienes simplemente los habitan: la vida misma de la Ciudad.

Por algo el libro tiene el título que tiene: Aire y luz. Y por algo usamos la expresión que usamos, “pulmón de manzana”. No importa de qué lado tenga cada cual su casa, para qué lado den o no den sus ventanas o balcones; es la idea de que la Ciudad respira (toma aire, pero también luz) también en esas partes que son de repliegue, las partes del meterse para adentro, las del resguardo, las de la preservación. ¿Y no es precisamente ahí, y no es precisamente así, donde podemos tomar aire en ocasiones también sus habitantes? ¿No es ahí y no es así donde a veces nos preservamos?

Será por eso que estas imágenes me hicieron pensar, por momentos, en los días de la pandemia. Ese trance mundial de angustia y muerte, de espera y de incertidumbre, que hubo que afrontar en un repliegue del lado de adentro, en una ciudad vacía y vuelta hacia atrás.