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Vivir o escribir

El logo de Editorial Perfil Foto: Cedoc Perfil

Si tuviese más caracteres para titular este artículo se entendería mejor la falsa disyuntiva que sugiere. En realidad sería mejor el siguiente título (excesivamente largo para el diseño de estas páginas): “Cuando vivo no escribo y cuando escribo vivo”. Por lo tanto, no es una u otra, ¡se puede de las dos maneras! No se abandona el disfrute o el dolor por vivir cuando se escribe, y vivir no implica anotarlo todo. Podría refutar esta premisa citando a escritores que tuvieron que separarse porque el amor competía con la dedicación a la escritura. Pero amar o escribir es otra entrada al tema. También es cierto que la felicidad es muy difícil de plasmar por escrito, más vale no contarla. Se escapa muy rápido. ¿Cuántas novelas de argumento dichoso conocen? Las menos. Quizá porque “todas las familias felices se parecen y las infelices lo son cada una a su manera”, para citar una vez más el comienzo de Anna Karenina. Hay una escena inolvidable que se sitúa entre la vida y las palabras, y es de Borges. Cuando el protagonista de su cuento “El Sur”, viajando en tren, elige ver por la ventanilla en lugar de seguir leyendo Las mil y una noches: “La felicidad lo distraía de Shahrazad y de sus milagros superfluos. Dahlman cerraba el libro y se dejaba simplemente vivir”.

Durante las fiestas esta relación se modifica. Aparecen palabras que todos conocemos y aunque nos parezca una reiteración, las volvemos a escribir. Son escrituras distintas, quizá repetitivas, pero también esperadas, justamente por repetidas. Palabras que buscan dirigirse a alguien; mensajes navideños o de Feliz Año Nuevo, palabras simples que reparan historias, agradecen a tiempo (o destiempo), a veces jocosas, cariñosas. Miles de wasaps, reenvíos de reels, canciones, stickers, muchos abrazos y felicidades de todos los tamaños. 

Hay otras palabritas que surgen en estos tiempos más referidas a quehaceres personales. Lo que se quisiera hacer el próximo año o el recuento de lo que se hizo el pasado, una suerte de reconstrucción para atrás y hacia delante. Largas listas de realizado durante 2025, con la ilusión de dejar asentados algunos recuerdos, y también los cumplimientos para 2026, donde probablemente se repitan algunos de 2025. ¡No se puede vivir sin palabras! ¡Feliz Año Nuevo!