Daniel Hendler estrenó "Un cabo suelto", su nueva comedia policial protagonizada por Sergio Prina y Pilar Gamboa
La película combina humor, persecución y un costado romántico para narrar la fuga de un cabo argentino que cruza la frontera hacia Uruguay. Con un tono cálido y costumbrista, Hendler arma un relato rioplatense atravesado por encuentros, desvíos y personajes entrañables.
Un atropello, un policía en plena huida y un pequeño puesto de charcutería cerca de la frontera argentino-uruguaya marcan el arranque de “Un cabo suelto”, la nueva película dirigida por Daniel Hendler. Desde ese comienzo, la historia combina elementos del policial con un humor que atraviesa cada escena y encuentra en Sergio Prina (“El motoarrebatador”) y Pilar Gamboa (“Viudas Negras”) una dupla que potencia el ritmo y la comicidad. Entre guiños rioplatenses, momentos cotidianos, romance y situaciones cargadas de desborde, la narración construye un recorrido ágil y liviano que invita al espectador a seguir de cerca la fuga del protagonista.
Luego de exhibirse en el Festival de Cine de Venecia y en San Sebastián, la película tuvo su estreno este jueves 4 de diciembre en el Cine Gaumont. Allí, Hendler, Prina y parte del elenco se presentaron frente a una sala repleta para agradecer el acompañamiento del público “en un momento difícil para el cine independiente”. Entre aplausos, risas y caras conocidas de realizadores y actores, la función -de poco más de una hora y media- transcurrió en un ambiente de distensión y alegría.
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El título “Un cabo suelto” funciona como un doble juego de palabras porque el protagonista, Santiago Pallares (Prina), es un cabo de la Policía argentina que escapa tras quedar en el lugar y el momento equivocado. Ese guiño lingüístico se retoma a lo largo del film, especialmente en su vínculo con Rocío (Pilar Gamboa), la cajera de un free shop con quien intercambia chistes y dobles sentidos alrededor de “cana”, la expresión rioplatense para referirse a un policía.
Un uniforme, quesos y una huida por el interior uruguayo: así es “Un cabo suelto”
Tras presenciar una situación delictiva dentro de las Fuerzas de Seguridad argentinas, Santiago decide escapar antes de quedar atrapado en una trama que no está dispuesto a encubrir. Sin opciones claras y con el tiempo en contra, huye hacia Uruguay y cruza la frontera casi a la deriva, movido más por la urgencia que por un plan concreto. En ese tránsito conoce a Rocío y se desliza por el litoral uruguayo con la idea de borrar su pasado y empezar de nuevo.
Mientras la Policía argentina sigue sus rastros sin éxito, él improvisa cada paso, duerme donde puede y se aferra a su uniforme como si fuera un salvoconducto, del que hace uso y abuso para sobrevivir. En el camino se gana la simpatía de los lugareños probando quesos y embutidos, conversando en puestos rurales a la vera de la ruta y dejándose envolver por un paisaje lento y amable, donde empieza a mezclarse con la vida local casi sin darse cuenta.
Germán De Silva y Daniel Elía interpretan a los dos policías que persiguen a Santiago (Sergio Prina).
La construcción del relato combina misterio, romance y comedia, así Hendler elige un tono propio, más cercano al absurdo cotidiano que al vértigo policial. Asimismo, “Un cabo suelto” avanza como una road movie sutil, donde Santiago se desplaza de pueblo en pueblo mientras dos policías argentinos lo buscan con una tensión que contrasta con el ritmo calmo del interior uruguayo. De esta forma, la persecución, lejos de ser frenética, se convierte en una serie de encuentros y desvíos que alimentan el humor de la trama.
En ese recorrido emerge también el costado más pintoresco del film, con pequeñas “épicas pueblerinas rioplatenses” que Hendler captura con cercanía. Desde las prácticas para cebar un “buen mate” y los rituales del queso artesanal, hasta figuras como Américo, interpretado por Alberto “Mandrake” Wolf, el director construye un universo donde lo cotidiano gana relieve. Con su puesto rural y su desparpajo, Américo se convierte en uno de los motores cómicos más efectivos del relato, reforzando esa combinación de realismo y comicidad que atraviesa toda la película.
Además, la narración incorpora saltos temporales que vuelven sobre momentos clave de la fuga, pero siempre desde la simpleza. Hendler evita el abuso del artificio y apuesta por una puesta en escena discreta, sostenida principalmente en los personajes, en sus diálogos y en sus silencios. Esa sencillez deliberada sostiene el clima entrañable que define el espíritu del film.
En paralelo, el viaje también se vuelve íntimo. Mientras Santiago se alimenta a base de queso, se traslada como puede y se aferra a su uniforme como si fuera su última certeza, empieza a habilitar un territorio emocional desconocido. Su deseo de empezar de cero, junto al vínculo que va construyendo con Rocío, crece en ese clima fronterizo donde acentos, historias y costumbres se mezclan con naturalidad. La frontera funciona así como metáfora y escenario de un lugar en transición ideal para quien quiere dejar atrás lo que fue.
Sergio Prina (Santiago) y Alberto “Mandrake” Wolf (Américo).
El elenco, la producción y dónde ver “Un cabo suelto”
El film cuenta con un elenco estelar encabezado por Sergio Prina como Santiago, Pilar Gamboa como Rocío y Alberto “Mandrake” Wolf como Américo. Los policías argentinos que lo buscan están interpretados por Germán De Silva y Daniel Elías, mientras que Néstor Guzzini, César Troncoso y Diego de Paula completan el reparto con roles secundarios vinculados a la vida rural y administrativa de la zona.
Rodada en Fray Bentos y Montevideo, la película es una coproducción entre Uruguay, Argentina y España. Su duración es de 95 minutos y actualmente puede verse en funciones limitadas: los jueves en el Cine Gaumont y los sábados en el MALBA, con posible ampliación de salas en las próximas semanas.
A pocos meses de haber estrenado “27 noches", Hendler vuelve a demostrar su precisión para la comedia de situaciones y su sensibilidad para retratar vínculos humanos con un tono cálido y desacelerado. "Un cabo suelto" avanza entre humor, observaciones de la vida cotidiana y un suspenso moderado que acompaña la huida del protagonista sin imponerse, sosteniendo una historia que encuentra su fuerza en los detalles costumbristas y en la humanidad de sus personajes.
RV/ff
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