La vara cada vez más baja
Si tuviera que elegir, prefiero el modelo de los campeonatos europeos: 20, 22 equipos, en un solo torneo a dos ruedas. Creo que ese tipo de organización es superior por dos razones. Una, el que sale campeón es realmente el mejor. En 20 fechas no alcanza una pequeña racha azarosa para que cambie el resultado final. El que sale primero es el que mereció salir primero. Segundo, un campeonato con 20 o 22 equipos es más parejo, más competitivo. Jugar en primera pasa a no ser para cualquiera, no hay equipos con nivel de segunda división. Por supuesto, al mismo tiempo, ese tipo de campeonatos tiene un problema, casi irresoluble: al evacuar prácticamente todo rasgo de azar (el azar de la racha a favor, de la que hablaba recién), tienden a salir campeones los equipos más poderosos, es decir, ganan casi siempre los mismos. Pocas cosas más aburridas que el campeonato alemán, o incluso el español (el inglés y el italiano son un poquitín más atractivos, salen más equipos campeón).
Pero dicho esto, pasando al fútbol local, ahora que este fin de semana termina la fase regular del campeonato, hay que reconocer que el objetivo que se propone la AFA para el torneo está más que logrado: que sea altamente atractivo, apasionante y hasta dramático. Aun siendo 30 equipos (de los cuales 10 o 12 deberían estar en la B), este fin de semana de definiciones prácticamente todos los equipos se juegan algo. Algunos se juegan la clasificación a los play-off. Otros (con River a la cabeza), la entrada a la Libertadores. Otros, a la Sudamericana. Un grupo se juega la permanencia, no descender. Casi no hay equipos que no definan algo importante este fin de semana. Esto no es casualidad, sino el resultado de la organización del torneo. En el fútbol europeo, cuando apenas va por la mitad del campeonato, ya hay unos 10 equipos que no juegan por nada. Esto aquí, por cómo está pensando el campeonato, es imposible.
Claro que el torneo tiene muchos, muchos puntos débiles. Uno, al haber 30 equipos, el nivel se empareja para abajo. La falta de jerarquía que se observa en muchos planteles (incluso de equipos grandes) es llamativa. Por supuesto que esto está agravado por la situación económica mala (por eso los brasileños ganan siempre la Libertadores). Y dos, no necesariamente sale campeón el mejor. Una rachita y…. ¡Platense da la vuelta olímpica! (el año que viene Platense e Independiente Rivadavia de Mendoza –campeón de la Copa Argentina– van a representar a la Argentina en la Libertadores…).
Y si el campeonato hubiera sido largo, ¿quién lo habría ganado? No hay forma de saberlo, pues la pregunta debería ser otra: ¿cuál es el mejor equipo del fútbol argentino hoy? También es muy difícil saberlo. ¿Rosario Central? Tal vez (y tal vez Di María y Paredes sean hoy los mejores jugadores del campeonato). Pero tampoco Central es una máquina. ¿Boca? Le ganó bien a River y viene levantando, pero eso es todo. Racing jugó bien la Libertadores, pero no el campeonato. River, bueno, ya sabemos que no. ¿Vélez? Tampoco parece. Quizás no sean solo los 30 equipos lo que empareja hacia abajo.
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