Hay varios Milei
A lo largo del siglo XXI, los fascismos emergieron en Europa y las dictaduras militares se multiplicaron en América Latina. En la actualidad se afirman en el mundo nuevas formas de fascismos potenciados por las enormes desigualdades sociales y culturales. El fracaso de los gobiernos socialdemócratas y las diferentes formas de progresismos, en especial en América Latina, les ha dado nuevos aires a sectores de derecha creando diferentes formas de neofascismos que hábilmente se adaptan a las particularidades de cada país. El auge de la derecha reaccionaria es evidente, como se destacó en la reunión de la internacional neofascista en España, donde uno de sus líderes reconocidos fue Javier Milei. Sin embargo, para la mayoría de los sectores del poder, que apoyan fervientemente sus propuestas neoliberales, hay varios Milei. Pareciera que hablar y ser aplaudido en los foros más reaccionarios del planeta no tiene nada que ver con llevar adelante su propuesta neoliberal. Tampoco el Milei misógino y antifeminista, el Milei antisocialista, el Milei negacionista de los crímenes de la dictadura, el Milei admirador de Bukele y tantos otros derechistas. No podemos pensar que estos son diferentes Milei ya que todos se potencian. Tengamos claro, si en esta primera etapa logra algún equilibrio económico que va a beneficiar a los grandes grupos económicos, allí está el Milei neofascista para garantizar la permanencia del neoliberalismo. Como adelantan las propuestas de la vicepresidenta, Villarruel, la ministra de Seguridad, Bullrich, o el ministro de Defensa, Petri. Es decir, va a aparecer el Milei que va a dar marcha atrás con todas las conquistas democráticas, sociales y laborales que hemos conseguido en todos estos años. (…)
Así como en Milei encontramos varios matices de sus ideas reaccionarias, la internacional de la derecha reaccionaria neofascista tiene muchas corrientes, de las cuales podríamos destacar dos.
Una es la de los neoliberales autoritarios, entre los cuales se ubica Milei. Esta corriente es heredera del neoliberalismo anglosajón, que combina la defensa del capitalismo de libre mercado sin freno con valores morales reaccionarios como el antifeminismo, oponerse al matrimonio igualitario y a la libre elección de poder abortar. Estas posiciones ultraliberales proponen el individualismo de la meritocracia y de los emprendedores, donde los trabajadores no son una clase social; son individuos aislados que dejan de ser una sociedad de productores.
Los referentes en el mundo son Margaret Thatcher, Pinochet, los halcones del Pentágono de EE.UU., la Iglesia evangélica, en especial en Brasil con Bolsonaro. Aquí encontramos los lobbies fundamentalistas cristianos y como intelectual a nivel internacional, a Steve Bannon; su fórmula es libre mercado, dogma religioso y mano dura contra quienes se opongan.
La otra corriente son los llamados sociales identitarios o posfascistas. Estos se sostienen en las ideas conservadoras europeas que plantean la necesidad de defender los modos de vida tradicionales de las zonas rurales apegadas a la naturaleza. De allí sus posiciones rotundamente antiinmigrantes. En Francia, Marine Le Pen se ubica en esta corriente, incluso con un discurso que defiende la importancia de la “mujer moderna”. También podemos ubicar a los alemanes de Alternativa para Alemania, los Demócratas suecos, los Auténticos Finlandeses. El eje de estos grupos son sus discursos xenófobos e islamófobos con una crítica a la globalización capitalista y la propuesta de expulsar de Europa a todos los inmigrantes. (…)
Un aspecto común de toda la derecha neofascista es la utilización tanto del lawfare como de las fake news; estos son centrales en la propaganda de la derecha neofascista. Los casos de corrupción se presentan como efecto de la política y de los políticos producto del clientelismo político. Cuestionar el ejercicio de la política es un eje en el que se destacan los valores autoritarios y mesiánicos. El discurso contra “la casta” se sostiene en una perspectiva donde el Estado debe ser anulado a favor de las empresas privadas. Por supuesto, nada se dice de la corrupción de los empresarios y de las empresas privadas.
Para lograr estos objetivos es importante –como en los fascismos clásicos– la propaganda. Esta hoy se basa en las plataformas digitales. La militancia a golpe de clic. Desde que asumió la presidencia, el gobierno de Milei tiene su principal red de difusión en la red X (ex-Twitter). Desde que comenzó a gobernar, protagonizó 60.638 interacciones en la plataforma, desde la cual cuestiona e insulta a todos los que se oponen y a los periodistas que lo critican. Por ejemplo, el domingo 19 de marzo de este año, estando en Madrid, cliqueó 936 likes en X y retuiteó 591 tuits de otros. Se calcula que para hacer todo este trabajo tuvo que estar 6 horas y 46 minutos frente a la pantalla.
*Autor de La tentación neofascista, Editorial Topía. (Fragmento).