A horas de vencerse el acuerdo, Trump reconoció que la negociación sobre aranceles con China viene "bastante bien"
Sin embargo, el gobierno estadounidense confirmó la imposición de gravámenes adicionales sobre sectores estratégicos, alegando "prácticas comerciales desleales de China". La decisión eleva la tensión en una relación ya marcada por disputas tecnológicas, restricciones a inversiones y acusaciones de espionaje.
Luego de varios idas y vueltas (e incluso incertidumbres) con respecto a los aranceles entre China y Estados Unidos, el presidente del país norteamericano, Donald Trump, reveló que las negociaciones entre ambos países “vienen bastante bien”. Sus declaraciones surgen apenas horas antes de que se termine la tregua entre las potencias.
Durante una conferencia de prensa, el mandatario sostuvo: “Veremos qué sucede. La relación entre el presidente Xi Jinping y yo es muy buena”. De hecho, y en línea con sus dichos, el portavoz del Ministerio de Relaciones exteriores chino, Lin Jian, sostuvo: "Esperamos que Estados Unidos colabore con China para respetar el importante consenso alcanzado durante la conversación telefónica entre ambos jefes de Estado (...) y se esfuerce por lograr resultados positivos sobre la base de la igualdad, el respeto y el beneficio mutuo".
Según Trump, la negociación con China "viene bastante bien".
Desde el primer mandato de Trump, China se convirtió en un objetivo central de la política exterior de Washington. La tensión se mantuvo durante la gestión de Joe Biden, quien no modificó la presión ejercida por su antecesor. Con el regreso de Trump a la Casa Blanca en enero, las medidas se intensificaron, especialmente en el frente comercial, con el objetivo declarado de frenar el tráfico de fentanilo hacia Estados Unidos.
A comienzos de año, Trump impuso un arancel adicional del 10% a productos chinos, al que en abril sumó un 20% bajo el concepto de aranceles “recíprocos”. La respuesta de Pekín fue inmediata: una serie de represalias que desencadenaron una escalada arancelaria sin precedentes, alcanzando tasas del 125% para las exportaciones estadounidenses y del 145% para las chinas.
A comienzos de año, Trump impuso un arancel adicional del 10% a productos chinos.
Ante el riesgo de un colapso comercial, ambas potencias acordaron en mayo, durante negociaciones en Ginebra, reducir los aranceles al 10% para Estados Unidos y al 30% para China. Desde entonces, se realizaron reuniones en Londres y Estocolmo para evitar una nueva escalada y preservar la tregua, que tiene como fecha de vencimiento el 12 de agosto.
Tras las conversaciones en Suecia, el representante comercial estadounidense, Jamieson Greer, señaló que la decisión final sobre una eventual extensión de la tregua recaerá en Donald Trump. En el mismo sentido, el secretario de Comercio, Howard Lutnick, declaró que, en su opinión, la prórroga podría ser de otros 90 días, aunque la confirmación dependerá exclusivamente del presidente.
Donald Trump anunció cuándo y dónde será su próxima reunión con Vladimir Putin
Mientras tanto, las reuniones bilaterales con Rusia continúan su curso
En medio de la creciente tensión global y del delicado equilibrio diplomático que mantienen las potencias, Trump, anunció que espera mantener una “conversación constructiva” con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, en una cumbre prevista en Alaska. El encuentro, enmarcado en un clima de cautela y expectativas moderadas, busca abrir una vía para poner fin a la guerra en Ucrania, aunque el propio mandatario estadounidense reconoció que “podría salir mal”.
Trump destacó el gesto de Putin de viajar a territorio estadounidense, lo que interpretó como una señal de respeto y de posible apertura para negociar un alto el fuego “muy, muy pronto”. No obstante, subrayó que la primera prioridad tras la cumbre será informar a los líderes europeos y al presidente ucraniano Volodímir Zelenski sobre el rumbo de las conversaciones.
Trump se reunirá nuevamente con Putin para definir una estrategia que permita un "alto al fuego" con Ucrania.
Si bien aseguró mantener una buena relación personal con Zelenski, Trump no ocultó sus desacuerdos con la estrategia ucraniana y cuestionó la negativa de Kiev a considerar concesiones territoriales. Criticó que el mandatario ucraniano alegara necesitar una aprobación constitucional para cualquier acuerdo de este tipo, recordando que ya obtuvo autorización para entrar en guerra, pero se resiste a negociar territorios en disputa.
Con la mira puesta en facilitar un encuentro directo entre Zelenski y Putin, Trump reiteró su disposición a participar como mediador si así se lo solicitan. Sin embargo, su discurso dejó entrever que cualquier avance dependerá no solo de la voluntad de las partes, sino también de la presión diplomática que pueda ejercer Washington en un tablero global donde China observa con atención y busca ampliar su influencia en las negociaciones de paz.
TC/MU
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