Autor de la Ley de Emergencia en Discapacidad 

Daniel Arroyo: "Milei tiene que volver a conectarse con la realidad"

Para el legislador, "lo único que no necesitan las personas con discapacidad es que el Estado vaya y las lastime". Además reclamó que el Ejecutivo "discuta seriamente el presupuesto" y abandone "bases absurdas”.

Daniel Arroyo. Foto: X @LicDanielArroyo

“Yo creo sinceramente que el gobierno tiene que volver a recuperar sentido de realidad. No está viendo lo que pasa en la vida cotidiana”, advirtió Daniel Arroyo, exministro de Desarrollo Social y actual diputado nacional, quien advirtió que el Gobierno “opera en función de un Excel y tres datos sin vínculo”. "Todos los problemas que tenemos es por falta de presupuesto", dijo el creador de la Ley de Emergencia en Discapacidad en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190).

Daniel Arroyo es un político que se desempeñó como ministro de Desarrollo Social entre los años 2019 y 2021. Desde el año 2021 es diputado nacional en representación de la provincia de Buenos Aires, cargo que ejerció entre 2017 y 2019. Es el creador de la Ley de Emergencia en Discapacidad, que fue aprobada por el Congreso a pesar del veto presidencial. 

Tenía muchas ganas de hablar con vos en cuanto a lo que representa simbólicamente aquello con lo que Milei se metió, y al mismo tiempo vos sos uno de los mayores especialistas en la historia de la Argentina, discapacidad, jubilados, todos aquellos sectores vulnerables, la educación pública como elemento de movilidad ¿hay temas en los cuales Argentina está totalmente de acuerdo?

Absolutamente. Y yo creo que lo que le pasa al Gobierno es que no capta el dolor de las personas. Creo sinceramente que el Gobierno tiene que volver a recuperar sentido de realidad. No está viendo lo que pasa en la vida cotidiana. Las personas con discapacidad y sus familias son la situación más crítica: son personas que viven con dolor, con mucha dificultad, que la llevan difícil. Lo único que no necesitan es que el Estado vaya y los lastime. Los estudiantes, los profesores… yo soy profesor universitario. Es evidente que está totalmente trabado el sistema. La atención pediátrica, la familia que necesita que sus hijos sean atendidos en el hospital público y jubilados que no logramos rechazar el veto. Milei no conecta con la vida cotidiana.

Simplemente no lograron el veto por un tema de humor político. Si hoy se tratase, sería otra la situación.

Absolutamente. Yo soy autor de la Ley de Emergencia en Discapacidad, el primer veto en 22 años ha sido ese, y ahora se logró, o sea, el primer rechazo del veto, y se logró con el tema financiamiento universitario y Garrahan. Creo que lo que está pasando es: por un lado, el Gobierno tiene la idea de que la economía está funcionando bien, y no está funcionando bien. Está todo trabado, complicado, las familias no llegan, están endeudadas, la pyme, el comerciante no funciona. En segundo lugar, cree que capta la socieda y no lo está captando. Creo que se equivocó a partir del triunfo electoral en la Ciudad de Buenos Aires. Entendió que era así, que había que ir por todo, que ya estaba, que estaba conectando con la sociedad, y la sociedad está muy difícil.

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Y tercero, con la política: lastima a los que lo han querido acompañar. Ha formado una mayoría amplia en los primeros meses en el Congreso. No lo logró, no pudo sostenerlo, insulta permanentemente, se pelea con los gobernadores y con los diputados. Ha perdido noción de la palabra: para un gobernador que le diga algo al Gobierno, no queda tan claro que eso se va a cumplir o no. Yo espero que pueda reconducirse, que pueda volver a encontrar sentido de realidad. Tiene una oportunidad con el presupuesto. Mandó un presupuesto, a mi modo de ver absurdo, que es el de mayor ajuste en los últimos 30 años, dicho por el propio presidente. Ahora, si se empieza a debatir seriamente el presupuesto, ahí hay una oportunidad.

Él coloca un dólar a fin de diciembre del año próximo inferior al dólar del día que lo mandó hoy, inferior al dólar de ayer. Obviamente el dólar condiciona la inflación, lo que hace es que todo lo demás quede desactualizado. ¿Qué piensa hacer la oposición frente a eso?

En realidad, al decir que el dólar va a valer menos que lo que vale hoy, está claro que subvalúa la inflación. Y en Argentina está claro: si sube el dólar, sube la leche, sube el pan, suben los precios, se desacomoda la vida cotidiana. Subestiman las partidas. Venimos de dos años de presupuesto prorrogado. El valor que yo le veo, para mí el presupuesto es inotable, pero el valor que tiene es que ya hay un presupuesto, que hay que sentar a la comisión de presupuesto, tienen que venir los funcionarios y empezar a discutir seriamente. Discutir seriamente es reconducir esto. Está claro que tiene unas bases absurdas.

¿No temes que pueda pasar lo mismo que el año anterior, que finalmente había presupuesto pero decidieron no llegar a presentarlo?

Pasa que yo creo que ya no es posible, es absurdo. Todos los problemas que tenemos es por falta de presupuesto, básicamente. Pero para los propios funcionarios: hoy está funcionando la Argentina con un presupuesto de septiembre del 2022. Cada área de gobierno, a los 60 días, gastó todo su presupuesto, con lo cual tiene que ir a pedirle al ministro de Economía. Cada vez que viene un funcionario, yo le pregunto “¿cuál es tu presupuesto?” y no saben. No pueden encarar ninguna política pública. No, me parece que no. Objetivamente, lo que tiene que hacer el Gobierno es: “Bueno, esta es mi base de presupuesto, empecemos a discutir”. Tendrá oposiciones más duras, que es mi caso, y oposiciones más dialoguistas, pero tiene que empezar a discutir.

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Pero, ¿cómo empezás a discutir? Veo que finalmente lo que tiene que discutir es la política económica en su conjunto, no el presupuesto. O sea, el presupuesto no es qué vamos a dividir, sino antes qué vamos a recaudar.

Es que no tiene otra manera que se le apruebe el presupuesto. Y por eso yo creo que lo que tiene que entender es que se agotó un ciclo de mirada económica, de línea económica, tiene que ir por otro. Los gobiernos a veces dan sorpresa. A mí me parece que las crisis muestran la fibra de lo que está dado uno: un gobierno, una familia, un equipo de fútbol. Cuando vamos para arriba está todo bárbaro, en las crisis se ven. Yo espero que encuentre una manera. Para mí el Gobierno necesita otros actores políticos, necesita funcionarios, ministros que tengan alguna idea de lo que hay que hacer. Necesita líneas intermedias que funcionen.

Un problema central: ¿cómo funciona un gobierno normalmente? El que se encarga de discapacidad, de medio ambiente, de niñez, sube arriba, le plantea al ministro o al presidente los problemas que hay, y en función de eso se decide. Acá estos no tienen vínculo: los que gobiernan son tres personas, en términos de gestión. Es el presidente, el ministro de Economía y el ministro de Desregulación, que operan en función de un Excel y tres datos sin vínculo. Bueno, para mí todo eso hay que rearmarlo. Yo espero que lo haga de verdad porque tenemos que ir por el lado de la racionalidad. Está muy desacomodada la vida cotidiana, está muy desacomodada la política. Lo que le viene pasando al Congreso es fuerte.

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Vos decís: hay falta de empatía, no se alcanza a comprender. Entonces, el problema no es del orden ni político ni ideológico, es psicológico. Y eso no se modifica.  Me parece que vos estás partiendo de un escenario de actores racionales, pero me empezaste diciendo “no son racionales porque no alcanzan a entender lo que pasa”.

Pero tienen un mecanismo, y es buscar otro equipo y otra mirada. Digo, a veces los golpes plantean situaciones, a cualquiera le han pasado situaciones críticas en la vida y lo que pensaba que no iba a hacer, lo hace. O repensó, o vio de otra manera. Es que esto de verdad necesita reconducirse. Para mí tiene que volver a vincularse con la realidad el Gobierno.

A mí me parece que conectó al comienzo. Yo creo que el Gobierno conectó dos veces con la realidad: una, cuando dice “che, acá el problema es el Estado, tenemos dificultades, el Estado te llena de impuestos, de trámites”, conectó con una parte de la realidad. Y la segunda: la política, la casta. "Hay un montón que está haciendo lo mismo, hace años que hace lo mismo". Yo creo que había conectado. Creo que de alguna manera la fue perdiendo, esa conexión se perdió. A mi modo de ver, terminó de equivocarse con el triunfo electoral en la Ciudad de Buenos Aires. Lo leyó como decir “vamos bárbaro, esto va para adelante” y no vio que ahí ya votó solo el 52% de la población, no vio que había una sociedad que se estaba desacomodando.

Yo creo que tuvo un momento de conexión. A mí no me gusta nada, ni la política económica ni la orientación del Gobierno, pero quiero que vuelva a conectar, porque necesitamos eso para funcionar. Una cosa es Vox, gente que dice cualquier cosa en España pero no gobierna, y otra cosa es alguien que dice cualquier cosa pero gobierna 47 millones de personas. Hay otra responsabilidad.