Día 677: Provincias Unidas, aliado táctico y enemigo estratégico de LLA
Más allá de que no ser mayoritaria en términos porcentuales absolutos, la fuerza compuesta por gobernadores no es un actor secundario: sus decisiones pueden definir el futuro económico del país.
A tan sólo 9 días de las elecciones de medio término, el escenario político argentino se encuentra en un momento de alta tensión y expectativas. La gobernabilidad de Javier Milei en Argentina enfrenta un punto crítico: su capacidad de consolidar su modelo económico y llevar adelante las reformas laborales, previsionales e impositivas dependerá estrechamente primero del respaldo que logre mantener entre la ciudadanía, pero, inmediatamente después, sin un apoyo sólido de los gobernadores y aliados políticos no alcanzaría una gobernabilidad plena.
El papel de actores externos, como el apoyo financiero o político internacional, tiene efectos ambiguos. Por un lado, puede ofrecer un alivio temporal frente a crisis cambiarias o de reservas, evitando un deterioro abrupto antes de elecciones clave. Por otro, genera un impacto simbólico negativo que puede erosionar la legitimidad del gobierno ante un electorado sensible a la injerencia extranjera. Este doble efecto refuerza la idea de que la fuerza política de Milei dependerá más de la percepción ciudadana y de la consolidación interna que de cualquier respaldo externo.
El apoyo del PRO a La Libertad Avanza (LLA) le podría permitir a Milei asegurar el tercio de diputados propios para bloquear tanto un eventual juicio político como, fundamentalmente, que sus vetos no sean rechazados por el Congreso. Pero la única forma de poder avanzar en las reformas que precisa sean aprobadas en forma de leyes en el Congreso será con los mismos gobernadores cuyos diputados y senadores apoyaron sus leyes en 2024 como la renombrada ley Bases, que cansados de que su apoyo no representara ninguna reciprocidad con las necesidades de sus provincias, decidieron además de hacer que sus legisladores le voten en contra asociarse en bajo el lema Provincias Unidas.
Lo que comenzó siendo una asociación defensiva pasó a ser ofensiva, con aspiraciones a presidir el país en 2027, generando la paradoja que bien definió Perón como que el aliado táctico del presente era el enemigo estratégico del futuro.
Ayer, en Modo Fontevecchia, realizamos una interesante entrevista con el analista Facundo Nejamkis, quien considera que el clima en el Coloquio del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA) en Mar del Plata reflejó que los empresarios no esperan un triunfo electoral del gobierno, pero sí confían en que las reformas laboral e impositiva avancen de la mano de los gobernadores de Provincias Unidas, como Maximiliano Pullaro o Martín Llaryora.
Advierte que la relación entre Milei y los mandatarios provinciales podría volverse más horizontal, ya que “si el presidente obtiene un tercio del apoyo de la sociedad -y no ya el 56% del balotaje en 2023- la relación con los gobernadores se transformaría en un vínculo "más de pares”.
Nejamkis plantea además un dilema estratégico para Provincias Unidas: si buscan consolidarse como fuerza de centro o centroderecha, deberán decidir si colaborar con Milei para que tenga éxito o si, por el contrario, permitir que su gestión fracase y así ocupar su espacio político. ¿Estarían dispuestos a ayudar a Milei a concluir su gobierno exitosamente o preferirían un gobierno mediocre para posicionarse en el balotaje junto al kirchnerismo? En su visión, incluso podrían dejar que Milei haga “la tarea sucia” de implementar reformas impopulares, como la laboral y la tributaria, para luego heredar un escenario de mayor estabilidad.
Pero Nejamkis advierte que las grandes reformas estructurales son casi imposibles para un gobierno debilitado, recordemos que la reforma laboral de De la Rúa terminó en el escándalo de Balcarce y la Ley Mucci de Raúl Alfonsín también enfrentó serias dificultades. Pero la situación del empleo es distinta hoy que en 1984 y 2000 porque el mercado ya fue produciendo el abaratamiento del costo laboral de hecho llevando a más de la mitad de la población activa a trabajar por fuera de la protección legal, en negro, y la mitad que continua con las protecciones de la ley vigente con sueldos tan ínfimos que incluyen tácitamente el costo de la llamada industria del juicio descontada de su salario.
“No estaría tan seguro de cómo se relacionará Milei con los gobernadores. Estuve el otro día en una reunión con empresarios y había preocupación por la capacidad de liderazgo de Javier Milei para gobernar sin mayoría, ni siquiera en relación con la opinión pública. Milei nunca estuvo en mayoría, pero contaba con un 'garrote disciplinador', por decirlo de alguna manera, gracias a su vínculo privilegiado con la opinión pública", declaró el analista.
En las últimas horas, el oficialismo ha salido a plantear los lineamientos de una segunda etapa de su gestión centrada en reformas estructurales, especialmente en materia laboral y tributaria. Ayer, en una entrevista en LN+, Milei sostuvo que las leyes laborales argentinas son “anacrónicas”. Explicó que el nuevo régimen coexistirá con el actual, dando libertad para elegir cuál aplicar. Argumentó que la mitad de los empleados se encuentra en la informalidad y que este cambio busca facilitar su paso al trabajo formal, reducir la “industria del juicio” y fomentar la inversión privada.
El propio ministro de Economía, Luis “Toto Caputo”, en un video grabado para el evento, anunció esta nueva etapa mediante un video en el que destacó la intención de modificar el régimen de empleo, dijo que "se viene de un régimen arcaico" y señaló: "Necesitamos que sea más ágil y que termine con la industria del juicio". El funcionario cerró su mensaje pidiendo al empresariado mantener el apoyo al rumbo del Gobierno y acompañar “la construcción de un nuevo país”, subrayando que el éxito del programa depende de la cooperación entre el sector público y el privado.
"Ahora viene una segunda etapa: una reforma laboral y una tributaria. Ustedes son los primeros que lo padecen, y razón por la cual el empleo no crece desde el 2011. Todos ustedes saben mejor que yo las dificultades que genera contratar gente, en particular para las pymes, que a veces tener que despedir a alguien puede simplemente hacer que tengan que cerrar su empresa o su emprendimiento”, explicó el ministro.
El Presidente también adelantó que tras las elecciones legislativas habrá una “reorganización forzosa” del Gabinete y mencionó que Santiago Caputo podría asumir un cargo de ministro, aunque evitó dar precisiones. En cuanto a su relación con Mauricio Macri, dijo que mantuvo contacto antes de su viaje a Estados Unidos, pero no después, y negó que el apoyo económico del entorno de Donald Trump implique concesiones políticas, aunque habría que tomar con pinzas estas declaraciones.
Macri, por su parte, terció en el debate del oficialismo, con un extenso mensaje publicado en su cuenta de X, en el que plantea que la prioridad de los últimos dos años fue “detener la inflación” y destaca que, tras “importantes sacrificios”, el país alcanzó “una estabilidad razonable, con una inflación de 2,1% en septiembre”, reconociendo este logro como un paso fundamental, pero señalando que ahora el desafío es distinto: “la gente necesita dejar atrás rápidamente el estancamiento y pasar de la estabilidad al crecimiento”.
X (@mauriciomacri).
Para avanzar en esta nueva etapa, Macri insiste en la necesidad de construir “una nueva mayoría” que incluya legisladores de diversas fuerzas políticas, capaces de aportar distintas perspectivas. Señala que se deben plantear “metas concretas e inmediatas” como la Ley de Presupuesto, que permita alinear prioridades y mantener “rigurosamente el equilibrio fiscal” mientras se promueven acuerdos que impulsen el desarrollo económico.
Finalmente, Macri hace un llamado al diálogo y a la cooperación: expresa que el PRO y él mismo están “dispuestos a asumir este compromiso”, pero reconoce que su aporte “por sí solo, es insuficiente para los cambios que hay que realizar”. Destaca la importancia de una oposición constructiva que presente propuestas desde todo el país y concluye con un mensaje optimista: “Creo en los argentinos. Creo que el futuro está cerca. Solo tenemos que dar con precisión los pocos pasos que nos separan de los objetivos que buscamos”.
Pero si Macri se refiere a solamente integrar al PRO al Gobierno, es muy probable que esta ampliación no baste. Ahí entra nuevamente la actitud que Milei tenga hacia los gobernadores de Provincias Unidas, que han mostrado coincidencias parciales con el proyecto de reformas de Milei, especialmente en la necesidad de modernizar el régimen laboral y simplificar la carga tributaria, aunque insisten en un federalismo cooperativo que garantice recursos y previsibilidad para las provincias.
Mandatarios como Llaryora e Ignacio “Nacho” Torres han abogado por un equilibrio entre la reducción de impuestos y la inversión productiva, planteando que las reformas deben responder tanto a la urgencia de la competitividad empresarial como a la equidad territorial, evitando decisiones centralizadas que sobrecarguen a los distritos del interior. “Tenemos que construir en conjunto más sentido común”, manifestó el gobernador cordobés en el coloquio IDEA. Por lo que vemos, hay una coincidencia entre Provincias Unidas y Milei entre cómo llevar adelante una reforma laboral y una tributaria.
El eje de Provincias Unidas está en lo productivo. Hay acuerdo parcial con el Gobierno, aunque también críticas duras el salvataje de Trump, que califican como una medida electoral de corto alcance “para llegar a octubre”.
Consultado por los medios a la salida de su intervención, el gobernador destacó la necesidad de “un plan de desarrollo para la Argentina”. Y criticó que el Gobierno estuviera cerrado a discutir este tema. "Vos le hablás al Gobierno de plan de desarrollo y te cortan la entrevista", aseguro Llaryora.
Al decir “te cortan la entrevista”, seguramente Llaryora se refería al desopilante momento que se viralizó en redes durante la última entrevista que el Presidente le brindó a Eduardo Feinmann. "El 80% apenas si puede llegar a fin de mes y el 60%, 70% llega al día 20", señaló el periodista. "¿A ver, cómo quiere que lo arregle? ¿Como le pongo plata a la gente?", respondió el Presidente.
Los aportes del frente Provincias Unidas tienen valor además porque vienen de gente que tiene experiencia de gestión al frente de territorios donde se produce la riqueza del país. Surgió como un espacio de articulación entre provincias del centro y sur del país, buscando una agenda común sobre producción, federalismo y recursos. Los seis mandatarios se consolidaron como actores relevantes de la política nacional durante 2024 y 2025.
Carlos Sadir, Gustavo Valdés, Ignacio Torres, Martín Llaryora, Maximiliano Pullaro y Juan Schiaretti, integrantes de Provincias Unidas.
Está integrado por seis gobernadores que conforman un bloque político con peso territorial y diversidad ideológica dentro del mapa argentino: Llaryora (Córdoba, 53 años), Pullaro (Santa Fe, 50), Torres (Chubut, 37), Carlos Sadir (Jujuy, 67), Claudio Vidal (Santa Cruz, 45) y Gustavo Valdés (Corrientes, 57). Por sus edades, muchos de ellos están en la etapa de consolidación de su poder y corrientes políticas locales.
En cuanto a su futuro político, Llaryora y Pullaro están habilitados para una reelección en 2027 tras reformas o reglas vigentes en sus provincias. Torres, Sadir y Vidal también podrían buscar un segundo mandato. En el caso de Valdés, su segundo período en Corrientes culmina en 2025 y, por las normas locales que restringen a dos mandatos consecutivos, probablemente no pueda presentarse nuevamente. Así, dentro de Provincias Unidas, la mayoría de los gobernadores cuentan con posibilidades legales de continuar en el poder, lo que refuerza el potencial de continuidad política del bloque más allá de 2027.
El frente busca posicionarse como una alternativa “federal y productiva” frente a los extremos que representan LLA y Fuerza Patria, con la meta de sumar entre 17 y 20 diputados nacionales y conformar un bloque de entre 25 y 30 legisladores afines en el Congreso. Un número nada despreciable, y que habría que tener en cuenta que podría articular con otros espacios, como el de Ricardo López Murphy o Miguel Ángel Pichetto.
Sin embargo, la estrategia de Provincias Unidas aún muestra tensiones internas. No todos los gobernadores coinciden en el respaldo a las listas en Buenos Aires y la Ciudad, donde compiten Somos Buenos Aires, encabezado por Florencio Randazzo, y Ciudadanos Unidos, que postula a Graciela Ocaña y Martín Lousteau.
Mientras Llaryora y Schiaretti impulsan la candidatura de Randazzo, Pullaro y Torres se han distanciado de ese armado, aunque el santafesino respalda a Lousteau en Ciudad de Buenos Aires. El desempeño en el Área Metropolitana de Buenos Aires, que concentra casi el 45% del electorado, se anticipa modesto: en las elecciones bonaerenses de septiembre, Somos Buenos Aires obtuvo apenas el 5,26% de los votos.
El frente deposita sus mayores expectativas en los distritos gobernados por sus miembros, donde confía en obtener la mayor parte de los escaños proyectados. En Santa Fe, la lista es encabezada por la vicegobernadora Gisela Scaglia, mientras que, en Córdoba, Juan Schiaretti lidera la boleta con ventaja en las encuestas. En Jujuy, María Inés Zígara busca un buen resultado bajo el sello Jujuy Crece, y en Santa Cruz, el oficialismo de Vidal se presenta por primera vez desde su asunción. Torres apuesta a retener fuerza en Chubut, y en Corrientes, los hermanos Valdés esperan una victoria local. En las demás provincias, el objetivo es instalar la marca Provincias Unidas y construir presencia política para el futuro.
Pero lo interesante de la propuesta es que se presenta como superadora de la “grieta” argentina, desde una perspectiva productivista y desarrollista, de búsqueda de diálogo y puntos de acuerdo. “Nos quieren llevar a discutir con dos modelos que ya fracasaron”, manifestó Pullaro.
En el Coloquio de IDEA, Llaryora pidió una “discusión tributaria franca, equitativa y federal” que unifique criterios entre Nación y provincias. Denunció que el gobierno nacional recauda más pero no cumple con sus compromisos, afectando especialmente al interior del país. Planteó que las reformas deben orientarse a la inversión y la creación de empleo, y criticó la falta de un modelo productivo nacional coherente.
Torres, por su parte, reclamó un “verdadero federalismo cooperativo” y denunció la “subejecución presupuestaria” del Gobierno, advirtiendo que las provincias soportan la carga de servicios esenciales. Exigió sinceridad y previsibilidad en las políticas económicas y una reforma laboral que formalice el trabajo no registrado.
Segunda jornada del Coloquio IDEA 2025 en Mar del Plata: debates sobre trabajo, impuestos y gobernabilidad
Tanto los gobernadores como los empresarios coincidieron en la necesidad de aliviar la carga fiscal y modernizar las normas laborales, aunque evitaron hablar abiertamente de “flexibilización”. Torres destacó las medidas de alivio fiscal adoptadas en Chubut, como la exención de impuestos al sello y la baja de regalías en áreas marginales, y pidió acompañar la reducción de impuestos nacionales con inversiones productivas. Llaryora, en tanto, defendió los incentivos industriales de Córdoba, pero evitó comprometerse a reducir el impuesto a los Ingresos Brutos, uno de los más cuestionados por las empresas.
Los empresarios presentes reforzaron la crítica a la presión impositiva y la falta de competitividad. Directivos de firmas como Raízen, Sinteplast, Quilmes y La Anónima denunciaron que los impuestos representan casi la mitad del costo de los productos y que las firmas formales soportan una carga desproporcionada frente a la evasión. Si bien coincidieron en la necesidad de reducir gravámenes y simplificar el sistema, no precisaron qué recortes debería aplicar el Estado para compensar la menor recaudación.
Sin embargo, aunque estos acercamientos podrían abrir canales de diálogo interesantes para consensuar las reformas necesarias para reactivar la producción en un país azotado por una grave recesión, sectores del oficialismo insisten en seguirle pegando a los gobernadores.
Patricia Bullrich criticó con dureza a los gobernadores de Provincias Unidas, señalando que recurren constantemente al Estado nacional en busca de fondos, y cuestionó sus políticas impositivas. Destacó que la gobernabilidad requiere trabajar en conjunto con la Nación y no generar medidas contradictorias, como subir impuestos provinciales mientras se buscan reducciones a nivel nacional. En particular, mencionó a Pullaro y Llaryora como ejemplos de mandatarios que, según ella, no colaboran para mejorar la competitividad del país. “Las provincias cada 10 minutos piden plata al Estado Nacional. Que pongan un poquito de voluntad para achicar el Estado, que es cada vez más grande”, afirmó la ministra de Seguridad.
Pero esta estrategia de polarización no parece muy aconsejable en el momento actual. El futuro inmediato del Gobierno podría depender de alianzas estratégicas con otras fuerzas, algo que ha pedido hasta el propio Fondo Monetario Internacional (FMI). Si Milei realmente quiere transformar la economía y modernizar el mercado laboral, no podrá hacerlo solo: necesitará un acuerdo tácito con los gobernadores de Provincias Unidas y un empresariado dispuesto a acompañar las reformas. De lo contrario, su programa de “cambio radical” corre el riesgo de ser un bluff y su fuerza quedar reducida a una mera supervivencia política con un tercio de los legisladores que solo le garanticen no ser echado.
Mientras el oficialismo debate internamente si mantener el pulso o abrirse al diálogo, los gobernadores consolidan su posición como árbitros del poder real en la Argentina federal. Más allá de que no es una fuerza mayoritaria en términos porcentuales absolutos, Provincias Unidas no es un actor secundario: sus decisiones pueden definir el futuro económico del país. El futuro del gobierno de Milei estará condicionado por cómo procese el resultado electoral del 26 de octubre. Sin la base ciudadana sólida que tuvo al iniciar su mandato, las reformas podrían enfrentar bloqueos que las hagan inviables.
Hay incluso conjeturas maximalistas que llegan a pensar hasta en un gobierno de cohabitación donde no solo el PRO integre ministros al gabinete sino también los aliados de las distintas provincias, las que hoy se asociaron bajo el lema de Unidas más otras del peronismo disidente que también votaron en 2024 a favor del Gobierno. La cohabitación es un modelo francés donde hay un poder ejecutivo compartido entre el presidente y el primer ministro donde coexistieron esas dos funciones con representantes de partidos políticos muy diferentes ideológicamente. Sería inimaginable en Argentina, por ejemplo, que convivan un presidente como Milei y un Jefe de Gabinete con poder real a cargo de Schiaretti, por ejemplo.
Pero volvemos al comienzo entre la alianza táctica y la enemistad estratégica: cuánto a los competidores de Milei para 2027 que representan aquellos que nos son LLA pero al mismo tiempo son antikirchneristas, les resulta funcional entre 2025 y 2027 que el Gobierno realice reformas que usufructúa quien gobierne entre 2027 y 2031 pero al mismo tiempo no fortalezca tanto a Milei como para resultar un competidor fuerte en 2027.
Pero más allá de la suerte del programa de La Libertad Avanza, esto nos deja una enseñanza: Argentina es un país con características federales y centralistas, una dualidad marcada por equilibrios delicados entre fuerzas provinciales y nacionales, que exige que cualquier intento de transformación estructural se construya sobre estabilidad y legitimidad internas.
La gobernabilidad se convierte, entonces, en un equilibrio entre expectativas ciudadanas, sostenibilidad económica y negociaciones políticas estratégicas. Un gobierno debilitado electoralmente podría quedar reducido a la supervivencia, como hemos visto con los salvatajes de Estados Unidos, pero esta supervivencia podría hipotecar el futuro del país, representando mayores costos para todos los ciudadanos a futuro, por lo erráticas de sus políticas.
Producción de texto e imágenes: Facundo Maceira
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