El editorial de Jorge Fontevecchia

Día 683: ¿El lunes será otro país?

Las elecciones de medio término son importantísimas pero no absolutamente determinantes. El futuro será lo que hacemos con lo que sucederá el domingo próximo.

Día 683: ¿El lunes será otro país? Foto: CEDOC

El lema del Gobierno es “La Libertad Avanza o Argentina retrocede”, una clara oposición de términos en los que invita a elegir al electorado entre el progreso de “las ideas de la libertad” o la llamada “decadencia de casi cien años de populismo”, en los términos en los que lo pone el Presidente. Del otro lado, hay spots en los que estudiantes no pueden entrar a cursar porque la universidad está privatizada y una pareja de chicas que no se pueden abrazar en una plaza porque un militante libertario las trata de pedófilas, mismo personaje que manda a trabajar a una jubilada en otro spot.

Se podría pensar que esto es una simple escalada política entre dos espacios en competencia y que el resto de los actores políticos no le dan esa importancia a una elección de medio término. Sin embargo, Donald Trump, el presidente de Estados Unidos, principal potencia del mundo, dijo que la ayuda a nuestro país planteada en un swap de 40 mil millones de dólares, depende de los resultados de estas elecciones, en los que alerta sobre la vuelta del peronismo y “la extrema izquierda”.

¿En qué momento una elección de medio término en la que no se elige presidente, ni gobernadores, ni siquiera intendentes tomó un volumen tan decisivo? ¿Tan frágil es la situación política y económica en nuestro país que un simple resultado electoral legislativo puede torcer el rumbo argentino? La pregunta del título nos hace pensar en otras elecciones de medio término y en el impacto real que tuvieron en la política de este país.

Vamos a analizar las tres últimas elecciones legislativas para tratar de entender que cambiaron y que no cambiaron, como era el clima preelectoral previo, cuál fue el impacto que generaron en la historia reciente y compararlas con las elecciones legislativas en la actualidad.

Después de cancelar actos, Javier Milei cierra la campaña de La Libertad Avanza este jueves en Rosario 

Empecemos por el 2013, es una discusión olvidada, pero en aquellos años Cristina Kirchner quería reformar la constitución para poder ser electa por un tercer mandato y la derrota en la provincia de Buenos Aires con el recientemente creado Frente Renovador de Sergio Massa truncó esas posibilidades.

Massa, como cabeza de lista del Frente Renovador, se impuso al Frente para la Victoria en la Provincia por una diferencia de aproximadamente once a doce puntos porcentuales en las elecciones generales de octubre de 2013. El Frente Renovador obtuvo el 43,95% de los votos, mientras que el candidato oficialista, Martín Insaurralde, alcanzó cerca del 32%.

Esta contundente victoria en el principal distrito electoral del país fue interpretada como el revés político más significativo para el kirchnerismo en esa jornada, consolidando a Massa como la figura central de la oposición y descartando definitivamente cualquier intento de reforma constitucional para una re-reelección de la entonces presidenta Cristina Kirchner en 2015.

A nivel nacional, la suma de votos de la oposición superó a la del Frente para la Victoria, cuyo caudal de apoyo se redujo considerablemente respecto a la reelección de 2011. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la oposición se consolidó a través de la Coalición UNEN, mientras que el Frente Progresista, Cívico y Social, con base en Santa Fe, también tuvo una performance destacada.

En términos de bancas, el oficialismo perdió una parte de su mayoría calificada, pero logró mantener el quórum propio en el Senado. El resultado general de 2013 aceleró la carrera presidencial y obligó al kirchnerismo a reconfigurar su estrategia para el fin de su mandato, enfrentándose a un escenario de poder más fragmentado en el Congreso. La derrota simbólica y política en el principal bastión electoral, la provincia de Buenos Aires, se convirtió en el dato más relevante de la jornada.

El kirchnerismo intentó mostrar a Massa como un traidor que se había ido “con Magnetto” y los poderes fácticos, pero el líder del Frente Renovador, lejos de hacer una campaña de derecha, se presentó justamente como una renovación del kirchnerismo que tomaba demandas sentidas de los trabajadores y las hacía propias.

"En las campañas te muestran a los candidatos detrás de grandes escritorios. Pero lo que no te cuentan son sus propuestas. Vamos contra el Impuesto a las Ganancias, vamos por un Plan de Empleo Joven, vamos contra el INDEC mentiroso", decía Massa en un spot de 2013.

Las elecciones legislativas de 2017 se desarrollaron en un contexto de fuerte polarización y reconfiguración del peronismo, marcando un triunfo clave para la coalición oficialista Cambiemos a nivel nacional. El kirchnerismo decidió enfrentar estos comicios creando Unidad Ciudadana, un nuevo sello electoral con el que Cristina Kirchner se presentó como candidata a senadora nacional por la provincia de Buenos Aires.

Esta jugada significó la consumación de la ruptura con una parte del peronismo tradicional, que se agrupó en el Frente Justicialista Cumplir, liderado por el exministro Florencio Randazzo, quien decidió competir en la interna y luego en la general contra la expresidenta, negándose a una unidad forzada. La división del voto peronista en el distrito clave de Buenos Aires fue un factor determinante.

La campaña estuvo atravesada, además, por un hecho que generó gran impacto y movilización social: la desaparición de Santiago Maldonado, ocurrida el 1 de agosto, cuya aparición sin vida se produjo pocos días antes de la elección. La oposición y los organismos de derechos humanos plantearon la responsabilidad estatal y el manejo del caso por parte del gobierno, lo que llevó a que se debatiera si el suceso iba a impactar electoralmente a favor de Unidad Ciudadana, o si Macri iba a contener la crisis.  

En cuanto a los resultados en la provincia de Buenos Aires, la competencia fue voto a voto, especialmente en las PASO, donde el escrutinio provisorio fue polémico.

Finalmente, en las elecciones generales de octubre, la lista de senadores de Cambiemos, encabezada por Esteban Bullrich, se impuso sobre Unidad Ciudadana por una diferencia de poco más de cuatro puntos: Cambiemos obtuvo el 41,38% de los votos contra el 37,25% de UC y se consolidó como la primera fuerza, al ganar en los cinco distritos más grandes: PBA, CABA, Córdoda, Mendoza y Santa Fe. Este fortalecimiento en el Congreso le dio un aire nuevo al gobierno de Macri, que le duró bastante poco. Por su parte, el Frente Justicialista Cumplir de Randazzo quedó muy relegado, con un 5,31%. 

Esta elección tuvo dos impactos claves. En primer lugar, quedó claro que el kirchnerismo era el principal accionista del peronismo, pero no el único y que necesitaba del resto para poder ganar. Esto fue sintetizado luego en el 2019 por Alberto Fernández con la memorable frase: “Sin Cristina no se puede y con Cristina sola no alcanza”. En segundo lugar, Mauricio Macri salió envalentonado de la elección y puso en pie su “reformismo permanente”. Se dedicó rápidamente a impulsar una reforma laboral, previsional y tributaria, lo que provocó una resistencia sindical y social que hizo que tuviera una crisis de gobierno a meses de haber ganado. En ese entonces, los medios oficialistas hablaban de "El club del helicóptero". 

En el spot de Cambiemos en la provincia de Buenos Aires, la entonces gobernadora María Eugenia Vidal pedía “no aflojar". Es similar a lo que dice el Gobierno ahora, que "el esfuerzo valga la pena, no nos quedemos a mitad de camino”. La realidad es que, en ese momento, no solamente la inflación había bajado un poco, si no que los ingresos estaban pasando por un buen momento, un momento muy diferente al actual. 

El aviso de Unidad Ciudadana tenía como lema que "el mensaje es el voto". En un spot se mostraba a ciudadanos votando en distintos lugares, como en el transporte público, el trabajo y el supermercado. Uno de los mensajes decía: "No puedo vivir con la plata de mi jubilación". Enviarle un mensaje al Gobierno para frenar el ajuste, algo bastante similar al actual: “Ponerle un freno a Milei”. 

Pasemos al 2021, la última elección de medio término antes de la que se celebrará este domingo. Las elecciones legislativas de 2021 se celebraron en un clima político y social profundamente marcado por el impacto de la pandemia de COVID-19, las extensas y restrictivas medidas de aislamiento decretadas por el gobierno del Frente de Todos, y una creciente desilusión económica.

Este descontento se reflejó directamente en una significativa baja en la participación electoral, la más baja desde la implementación de las PASO, con solo alrededor del 71% del padrón en las generales, una merma notable respecto a los niveles habituales. En este contexto, la contienda se planteó no tanto sobre quién ganaba, sino sobre quién perdía menos votos en comparación con los resultados de 2019.

Diego Santilli de aquella época, el Santilli larretista, se presentó como candidato a diputado en la provincia de Buenos Aires. "Voy a recorrer los 135 municipios. Vengo a hacer, vengo a caminar", decía en un spot. Ahora está de la vereda contraria. 

El Frente de Todos sufrió un fuerte revés, perdiendo su mayoría en el Senado y quedando como segunda fuerza a nivel nacional, superado por Juntos por el Cambio, que se impuso en los principales distritos del país, incluyendo la provincia de Buenos Aires y la CABA. En total, JxC obtuvo el 42,75% de los votos a nivel nacional, superando el 34,56% del FdT. Ambos perdieron adhesiones respecto a 2019, pero la caída fue mucho más pronunciada para el oficialismo de ese entonces.

La erosión del voto tradicional se hizo evidente con la irrupción de nuevas fuerzas: el fenómeno más resonante fue el surgimiento de Javier Milei con su alianza La Libertad Avanza, que logró un excelente resultado en la Ciudad, donde se posicionó como tercera fuerza con el 17,05% de los votos. Este resultado le permitió ingresar por primera vez a la Cámara de Diputados, marcando el inicio de un ascenso que cambiaría el panorama político posterior.

Paralelamente, el Frente de Izquierda y de Trabajadores - Unidad también logró una elección histórica, capitalizando el descontento social por izquierda y obteniendo el 5,41% de los votos a nivel nacional, lo que se tradujo en nuevas bancas, incluida una en CABA después de dos décadas.

En resumen, el 2021 configuró un escenario de fuerte castigo al oficialismo por su gestión de la pandemia y la economía, debilitó la polarización de las dos grandes coaliciones (FdT y JxC) y dio lugar a la emergencia de terceras fuerzas, especialmente a la derecha con Milei y a la izquierda con el FIT-U, anticipando el quiebre del sistema bipartidista que se profundizaría en los años siguientes. Es decir, en estas elecciones Milei se consolidó como fenómeno político y el Frente de Todos empezó su lento ocaso que terminó con su derrota en 2023. 

En las tres últimas elecciones de medio término, se frustraron los oficialismos, pero no siempre el que resultó vencedor fue quien ganó las presidenciales dos años después. Repasemos. En el 2013, quedó claro que Cristina no podría ir por su re-reelección, pero Massa no pudo ratificar su triunfo en 2015. En 2017, el macrismo ganó, pero entró en crisis dos meses después por leer mal el resultado. El kirchnerismo en ese caso perdió, pero logró ordenar la interna opositora y vencer en 2019. En 2021, el Frente de Todos fue derrotado y empezó su ocaso, pero Juntos por el Cambio, vencedor de la elección tuvo que terminar apoyando en el balotaje de 2023 a Milei, un outsider que se destapó con el 17% de los votos en CABA. 

¿Qué queremos decir con todo esto? Que las elecciones de medio término son importantísimas pero no absolutamente determinantes. Luego de las elecciones vienen las lecturas y lo que el Gobierno y la oposición hacen con ellas. Parafraseando a Sartre, que dijo “libertad es lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros” podemos decir: “el futuro será lo que hacemos con lo que sucederá el domingo próximo".

Lo que hace el Gobierno, la oposición y toda la oposición en general”. El economista, Diego Giacomini, exsocio intelectual y examigo de Milei dijo algo interesante al respecto. Según Giacomini, el principal problema de Milei luego de la derrota bonaerense del siete de septiembre, fue que en vez de escuchar a las urnas, volvió a redoblar. Según él, esto tendrá su costo electoral en estas elecciones, veremos. 

Pero la clave es que un resultado electoral no cambia por sí solo la historia. Es un ingrediente del acontecimiento histórico, pero por suerte para la sociedad, la historia la hacen las personas con sus decisiones, aciertos y errores. Luego del domingo, hay que ver que hace el Gobierno el lunes. 

Elecciones legislativas 2025: quiénes son los candidatos en la provincia de Buenos Aires 

En esta misma línea, Juan Carlos de Pablo publicó una divertida e irónica nota en La Nación sobre su pronóstico titulada: “Mi principal pronóstico para el 26 de octubre del 2025”. El autor comienza ironizando sobre el dramatismo que la política le impone a los procesos electorales, preguntándose si el país "sobrevivirá" a la renovación parcial del Congreso. La primera frase clave y el pronóstico principal que ofrece es: "¡La Argentina seguirá existiendo!" y, a nivel personal, "obvio que los argentinos seguiremos con nuestras respectivas vidas a partir del lunes próximo". Con esto, busca desdramatizar los comicios, sugiriendo que la vida diaria y la economía no se detendrán.

El texto critica la forma "inédita e insólita" en que se desarrolló la campaña electoral, llevando a la gente a preguntarse si el país colapsará. De Pablo subraya que las decisiones económicas se toman en función de las expectativas: "Tomamos decisiones sobre la base de lo que creemos que vaya a ocurrir".

Respecto a los resultados y el futuro, el pronóstico es de continuidad y pulseada, más que de un cambio rotundo. El autor establece que la "política económica práctica es un conjunto de disposiciones concretas (leyes, decretos, resoluciones, etc.)" y, más importante aún, que en la Argentina de 2026 será una "pulseada continua".

El mensaje central del columnista es que no hay que esperar un quiebre, sino una marcha constante dentro de los límites ya establecidos por el gobierno. No se vislumbra un "antes y un después" definitivo, sino "novedades permanentes", las cuales se enmarcarán dentro del doble objetivo de la administración: el "mantenimiento del equilibrio fiscal y la desregulación de la economía". Finalmente, concluye que el lunes posterior a la elección, "Tampoco desde el lunes próximo habrá tiempo para aburrirnos", sugiriendo que la dinámica política y económica seguirá siendo intensa. 

Siguiendo el chiste de De Pablo en su columna, “Argentina va a seguir existiendo el lunes” y el mundo no terminará luego de esta elección a pesar del dramatismo de Trump, Milei y algunos sectores de la oposición. Obviamente son elecciones muy importantes y todos tenemos que ir a votar, pero luego la vida y la política siguen y hay que ver que se hace con los resultados de las elecciones.

Producción de texto e imágenes: Matías Rodríguez Ghrimoldi 

TV/ff