Economía a los ponchazos

Gabriel Rubinstein: "El esquema de bandas fracasó"

Según el economista, la falta de un piso real y consistente convirtió a la banda en un techo frágil, golpeado por las presiones del mercado, lo que obligó al gobierno a buscar salvatajes externos.

Gabriel Rubinstein: "Si no hubiera elecciones habría devaluación" Foto: NA

Para Gabriel Rubinstein, el esquema de bandas cambiarias que el gobierno intentó implementar, "fracasó porque el piso no existe, a nadie le importa". "Estuvo mal diseñado de entrada: un piso para abajo en una economía con inflación y sin reservas", explicó en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190). Según el economista, la falta de un piso real y consistente convirtió a la banda en un techo frágil, golpeado por las presiones del mercado, lo que obligó al gobierno a buscar salvatajes externos que, en condiciones normales, no deberían haber sido necesarios.

Gabriel Rubinstein es un economista muy reconocido por su trayectoria como consultor privado y por haber sido secretario de Políticas Económicas de la Nación durante el gobierno de Alberto Fernández. Dirige su propia consultora, GRA, especializada en economía y finanzas. 

Me gustaría que contaras cómo ves el swap de Estados Unidos, si creés que hay alguna posibilidad de corrección de esta política económica, haciéndose un balance de lo que estás viendo desde la última vez que charlamos hoy.

Creo que el gobierno tuvo un acierto inicial muy fuerte, que fue hacer un ajuste fiscal importante, cinco puntos del PBI. Eso le dio margen para muchas cosas, pero lo fueron desperdiciando en el camino lo que lograron. También lograron un acuerdo con el Fondo Monetario muy importante: le sacaron ya hasta ahora 14.000 millones de dólares al Fondo, y también un poco desperdiciaron esa posibilidad. El Gobierno es como que hubiera pretendido gobernar sin votos. En el sentido, sin los votos del Congreso y sin dólares. Y llegó un momento en que el mercado financiero ya le dijo “así no va más”. No solo el Fondo, sino también el mercado. No puede ser que haya un gobierno que tenga dos años sin presupuesto, que no logre consensos políticos, que se pelee con todos los aliados naturales, porque eso le quita gobernabilidad y quita institucionalidad, y así tampoco van a venir las inversiones.

Cuando decís “sin dólares”, ¿quiere decir sin acumular reservas?

Sí, sin acumular reservas. Y quizás las dos sean parte de lo mismo. O sea, sin acumular capital, capital político y capital económico. Qué es el tipo de capital económico que en este momento el mercado le reclama. Porque hay teorías y hay economistas en el gobierno y fuera del gobierno que dicen “no se necesitan reservas, vos flotás y qué sé yo, ¿para qué querés reservas?”. Y, sin embargo, está mucho más demostrado, que los países, especialmente emergentes y especialmente Argentina, necesitan reservas para que cualquier esquema, incluso flotante, funcione. Parece una contradicción, pero Brasil tiene un esquema flotante y tiene 300.000 millones de reservas. Y cuando tuvo que poner 20.000 millones de dólares en una semana, lo puso, y se calmaron las aguas hace poco tiempo. Entonces son sistemas flotantes, pero tienen capacidad de intervención cuando las papas queman. 

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Ahí se me ocurre una interpretación. Una cosa es stock y otra es flujo. O sea, no consideró que necesitaba capital ni político ni económico. Supongo que eso surge de una mentalidad de por un lado, de broker financiero, una mentalidad más líquida, de postmodernismo, una mentalidad digital, donde todo fluye a una velocidad mayor, una mentalidad más relacionada con una perspectiva como son, por ejemplo, Bitcoin. ¿Puede ser que esto surja de una cultura que privilegia la velocidad? O sea, cuanto menos peso, más velocidad.

Ahí habría que convocar a sociólogos y psicólogos, pero yo creo que hay un aspecto muy megalómano que lo ha llevado a Milei a pensar que el capital político es ese diálogo que él tenía con la sociedad. Y toda la política es una basura, y puedo prescindir de ella. Y, por otro lado, en términos económicos, decir: “Argentina va a ser potencia. Yo lo voy a hacer eso y no necesito reservas. El dólar puede ir a 800, a 700, lo que sea, va a bajar”. Él decía en algunas entrevistas “seguro que va a bajar a 1000”, y “seguro que vamos a comprar dólares en 1000”, y a “seguro”,  se lo llevaron preso. Era una cosa muy megalómana.

Entonces articula políticas económicas que no se sustentan, que no contemplan la realidad. O sea, que empieza a girar fuera de la realidad, y la realidad, le guste o no a él, iexige quetenés que negociar con la política y tenés que conseguir reservas. ¿Por qué? Porque los bonistas quieren ver que tenés dólares, y porque los que tienen pesos también quieren un Banco Central con dólares. Si tienen razón o no, no importa: te están exigiendo eso, y vos no lo estás cumpliendo. Y se empecinan y fanfarronean, y cuando vienen los problemas dicen “sí, tenemos igual 22.000, nos sobran las reservas”. O sea, fíjate: firmaron un acuerdo con el Fondo donde el gobierno se comprometía a comprar reservas, y al día siguiente prácticamente dicen “sabés qué, nos sobran las reservas, vamos a comprar cuando podamos o no”. Pero no sobran las reservas.

El vicepresidente del Banco Central salió a decir eso, Vladimir Werning. ¿Cómo que te sobran las reservas? Y si te sobran las reservas, ¿por qué firmaste un acuerdo para comprar reservas? ¿Qué estás haciendo? Entonces, está bien, el Fondo después los perdonó, porque a veces la dinámica política y la idea general de que el gobierno está bien encaminado en lo fiscal sobrecumple. Pero bueno, finalmente el mercado les hizo con sopapos, y tuvieron que pedirle ayuda al Tío Sam, para decir “ayudanos, por favor”. Y estamos hoy viendo a ver qué pasa con Caputo, el viaje. Entonces la fragilidad es tal que se encuentran chocando y chocando, así va la cosa.

¿Qué expectativa tenés que pueda surgir?

No puedo saber hasta dónde llega la inteligencia de Milei y su entorno, la de él, para decir: “Acá tengo que hacer un cambio y lo hago”. En la parte política, para decir dos elementos muy concretos: aprobá el presupuesto con la oposición. Olvidate de que se terminan los “kuka”, olvidate que les vas a poner el último clavo al cajón. Olvidate de que son todos ratas y degenerados fiscales. Negociá con los que tenés que negociar para lograr un presupuesto. Peleá tus objetivos de superávit, y si tenés que ceder en algunas cosas, porque de pronto hay que financiar tales y tales gastos, y a lo mejor tenés que poner un impuestito por acá o el impuesto al combustible o esto o lo otro,  hacelo. Aunque sea contrario a tu ideología, como hiciste cuando repusiste Ganancias.

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Hacelo, porque tenemos que lograr que funcione la institucionalidad en Argentina. Y no sos un emperador: sos un administrador, y existe el Poder Legislativo. Y en la parte económica, comprar reservas. Y si eso te lleva el tipo de cambio más arriba, te lo va a llevar, que te lo va a llevar, porque si está el Tesoro comprando dólares, suponte que llegue la ayuda americana en crocantes, como dicen, y le den 10.000, 5.000, 7.000, 10.000, bueno, te lo van a dar y en seis meses tenés que devolvérselos o en nueve meses.

Entonces tenés que, sí o sí, comprar dólares: o para satisfacer el mercado ahora o para satisfacer a Estados Unidos un poquito más tarde. Pero no podés obviar comprar dólares. Aceptá que vas a tener dos o tres meses de inflación más alta de la que vos querías. No es el fin del mundo. Menem tuvo tres fracasos antes de acertarla. Vos tendrías un fracaso también, pero podés remontarla. Pero aceptá todo eso. Y no mueras con las botas puestas: cambiá. Ahora, si él tiene esa capacidad de cambio, no lo sé. Si no la tiene, termina mal esto.

Quiero que le expliques dos temas que son complejos para los legos en economía. Cuando se dice que los argentinos compraron dólares, Juan Carlos de Pablo dice “Bueno, pero si alguien compró, alguien vendió”, o cuando después decimos que si el Tesoro compra y el Central compra, ¿a quién le compran? Pareciera ser que hay dos actores que compran y venden dólares: no solamente el Estado vende y los privados compran, sino que los privados y el Estado simultáneamente juegan allí. Y nunca queda claro si los 7.000 millones de dólares que entraron por las liquidaciones de los exportadores de cereales  por qué no fueron directamente a aumentar las reservas, si finalmente una parte los compraron. Si son privados los que también venden dólares, no solamente de exportaciones…

Pongamos un ejemplo. Un exportador vende dólares, se hace de pesos y con esos pesos tiene que decidir qué hace. Por ejemplo, si decide comprar dólares, él mismo vende dólares en un mercado (el MULC) y sale a comprar dólares, en este caso en el CCL, porque le prohíben comprar en el MULC. Y se arma una brecha. Entonces, el Banco Central no los ve, los dólares: entran por un lado y salen por el otro. Ahora, podés decir: “Bueno, pero a lo mejor se los queda, porque va al CCL”. Okay, si va al CCL todo ajusta por brecha. Pero resulta que, aprovechando eso, algún particular dice: “Bueno, yo compro dólares en MULC y también los vendo en el CCL”. Entonces hay fuerzas y ahí baja el CCL. O sea, vos hoy tenés como persona la libertad de comprar cualquier cosa, cualquier monto. Y por eso se armaron esos rulos. 

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Obviamente los exportadores, cada vez que exportan, están obligados a venderle los dólares al Banco Central. El Banco Central les da pesos A partir de allí, los dólares están en el Banco Central.O sea, todas las exportaciones, los dólares, tendrían que estar en el Banco Central. ¿Cómo se alimenta el CCL ?

El exportador puede, por un lado, adelantar importaciones; por otro, también vas a tener aumento de importaciones.
Por otro lado, con los pesos puede ir al mercado CCL y comprar: sube la brecha. Al subir la brecha también aparece posibilidad de arbitraje. Esos dólares son de otros privados. Compra un bono y lo vende en Estados Unidos: es otro privado que vende. Privados y privados. Son privados. Ponele: los 6.000 y pico. 2.000 se los quedó el Banco Central, pero el resto no: el resto circuló en la economía privada.

¿Los vendió el propio Banco Central?

Bueno, los vendió un importador. En el esquema actual se los vende a un importador, o se lo vende una persona particular que los compra, o puede ser incluso una empresa que dice: “Bueno, yo sé que no estuve en el CCL, puedo comprar en el MULC”.

Pero entraron 7.000 millones juntos, en una semana, 7.000 millones juntos. Los 7.000 millones deberían haber quedado en el Banco Central.

Bueno, y fueron demandados por particulares, y no quedaron en el Banco Central. También hubo pagos de algunas deudas que vencían..

Yo sospecho que en realidad a propósito los pasaron a privados para bajar la demanda. O sea, que vendieron reservas, para decírtelo en términos simples.

Bueno, el Tesoro vendió 700 millones.O sea, parte los vendió el Tesoro para aplacar el dólar oficial.

Y al mismo tiempo uno podría decir también: otro elemento crucial en todo esto es la baja drástica de la tasa de interés. Entonces, para que el dólar no aumentara tanto, era obligado vender dólares para equilibrar, porque una tasa de interés tan baja lleva a aumento del dólar. Yo diría así: para bajar la tasa de interés, tuvieron que no quedarse con los 7.000 millones. 

Sí. Digamos que la tasa de interés también ellos mismos la exacerbaron en un momento. También en un momento la pueden bajar para que sea un poquito más consistente o, en general, pueda funcionar. Uno supone que después de las elecciones iba a haber una devaluación. Entonces, si a vos suponés que el dólar va a aumentar 20% dentro de un mes, obviamente te endeudarías en pesos y comprarías dólares. Y bueno, ahora es lo que está pasando. Entonces, si bajás la tasa, tenés que darle dólares a los que van a comprar.

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Por eso estas dos semanas son, o estas dos o tres que faltan, muy complicadas. Porque es una dinámica muy complicada, cuando se genera la expectativa de devaluación. Por eso también viajan con desesperación: para que Estados Unidos apoye, apague el fuego, y a lo mejor ellos tengan algún timing, decir: “Bueno, no vamos a hablar el 27 de octubre, por ahí liberamos el mercado en noviembre o en diciembre”, y puedan administrar un poquito la cosa. Pero lo más importante, creo, es la idea de que el esquema fracasó. Un esquema que debería ser sólido, fracasó porque el piso no existe, a nadie le importa. O sea, ya estuvo mal diseñado de entrada: un piso para abajo en una economía con inflación y sin reservas.

Era otra megalomanía de Milei. Algo que no se ajustaba a la realidad. Y el techo quedó ahora completamente expuesto: un techo frágil, que ha sido golpeado, que ha obligado al gobierno a buscar salvatajes externos. No debería haber sucedido, porque estaba todo pensado, todo de acuerdo al plan. Toda esa soberbia. Y quedó muy vulnerable. Se lo puede mantener ahora un tiempito más, pero todos se están preparando para que venga un cambio. Hay que ver cómo la manejan, y hay que ver si pueden activar un botón antipánico para evitar una hiperinflación.

Los riesgos de hiperinflación estaban. Pero se exacerbaron con la prédica de Milei. Porque cuando Milei ganó las PASO, el dólar subió 20% en una hora. Cuando perdió las generales, el dólar bajó. Cuando Massa ganó, el dólar bajó 20%. Y cuando volvió a ganar Milei, subió 20 o 30% en poco tiempo. O sea, que Milei, con la dolarización sin dólares, nuevamente incrementó los riesgos de hiperinflación.

¿Podrías explicar por qué un swap no es un crédito?

El swap es un contrato.  A veces hay contratos contingentes, que vos decís o garantías contingentes. “Mirá, yo no estoy poniendo dólares, estoy dando una garantía, estoy dando un swap. No le estoy sacando plata a Medicare o a tal servicio para dárselo a la Argentina”.