Escenario electoral 2025

Gustavo Marangoni: "Septiembre será la primera vuelta y octubre el balotaje"

El analista político observó que el resultado de las elecciones bonaerenses tendrá impacto en la participación de las legislativas nacionales y analizó el efecto del caso Spagnuolo en la provincia de Buenos Aires.

Gustavo Marangoni Foto: Cedoc

A poco más de una semana de las elecciones en la provincia de Buenos Aires, Gustavo Marangoni planteó que para La Libertad Avanza (LLA) los comicios bonaerenses funcionarán como una “primera vuelta” hacia las legislativas nacionales de octubre. “Si el Gobierno nacional perdiera por menos de cinco puntos en la provincia de Buenos Aires, puede decir que en octubre van a dar la pelea definitiva”, afirmó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3). 

Gustavo Marangoni es analista político y socio de la consultora M&R Asociados. Es licenciado en Ciencias Políticas, graduado en la Universidad del Salvador, con posgrado en Economía y Comercio Exterior, máster de Relaciones Internacionales en FLACSO y doctorado en Ciencias Políticas en la Universidad Católica. Fue presidente del Banco Provincia entre 2011 y 2015.

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En una columna reciente, a propósito de las denuncias de corrupción en ANDIS, escribiste: "A mediano plazo, la amenaza mayor es que esta herida se convierta en una suerte de talón de Aquiles del oficialismo. Un caso que continúe a fuego lento puede ser retomado por la oposición futura, más cohesionada, no solo como una bandera de denuncia, sino como una alternativa de poder." ¿Por qué "talón de Aquiles"?

Porque los casos de corrupción, que son muy prolíficos en la historia política argentina, tienen cursos distintos de acuerdo con el contexto. Yo diría que un caso de corrupción es un texto que hay que leer en un contexto determinado. Hubo algunos que eran muy resonantes y, sin embargo, en el momento no generaban impacto electoral, por ejemplo, pero más tarde pasaban factura. El ejemplo que se suele dar con mucha frecuencia es el de los primeros años de Carlos Menem, 1989, 1990 y 1991. Hubo para hacer dulce con las valijas de Amira Yoma, el Swiftgate, etcétera. 

Sin embargo, apareció la convertibilidad y Menem ganó las elecciones de 1991 y 1993. ¿Qué pasó con los casos de corrupción? ¿Desaparecieron? No. Incubaron, fermentaron, generaron una conciencia y hasta una nueva fuerza política que se llamó FREPASO, y después, en el año 1997, devino en la Alianza, que hizo del tema de la corrupción su principal bandera. Ellos dijeron que no cuestionaban la esencia de la convertibilidad, la desregulación, la apertura, pero que lo querían hacer con honestidad, con transparencia. Y eso les abrió la puerta de la victoria legislativa de 1997 y después de la presidencia en 1999.

Hubo otros casos que, por el contrario, como la famosa "Banelco" del año 2000, que fue el tema de la coima de los senadores por la reforma previsional, tuvo efecto inmediato. Generaron la renuncia de un vicepresidente y un golpe a la presidencia, en ese entonces, de Fernando de la Rúa.

Hay cuestiones que implican o impactan inmediatamente y hay otras que demoran. Esta hay que ver dónde se coloca. Como hay elecciones pronto, el 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires, y después el 26 de octubre, habrá que ver si el electorado, o por lo menos una parte de él, resulta lo suficientemente resistente a esto como para no perturbar la performance electoral de La Libertad Avanza (LLA), o si el voto blando de quienes adhieren a LLA encuentra en esto un motivo o bien para quedarse en su casa, un comportamiento que hemos visto a lo largo de este año en muchas provincias, o para derivarse hacia otras ofertas que, dentro del universo conceptual del centroderecha, no estén comprometidas por estas cuestiones.

O sea, instalar la palabra “marco” para la discusión de 2027, así como fue en el caso del posmenemismo, la corrupción.

Exactamente. Puede terminar siendo una suerte de amalgama de aquellos que, aún hoy, presentándose como opositores al Gobierno, pero fragmentados, entiendan que allí hay un elemento que puede hacer de pegamento para congregarse y formular una propuesta alternativa en 2027. A veces las brevas, como decía Cornelio Saavedra, están maduras y a veces no. Este Gobierno lleva un año y medio, tiene las características que todos conocemos y, a lo mejor, un fragmento de la población dice: "Es demasiado temprano para una desilusión".

Me gusta esa figura. Y al mismo tiempo, lo que ha sucedido muchas veces es que después de que a una persona se le da el apoyo final, inmediatamente después se pone mucho más exigente. Lo que le pasó a Macri en 2017, lo que le pasó a Carlos Menem en 1995: después de que ganó, empezó la debacle.

Totalmente. Vos recordarás que en 1995 Menem gana con el 50%, más holgado, por unas décimas, de lo que había ganado en 1989. Meses después hubo apagones, cacerolazos y protestas precisamente por temas vinculados a cuestiones de corrupción. Entonces, la corrupción es como un "blend": necesitás de algo más para hacer chispa. 

¿Cómo se mide la corrupción? ¿Por el impacto económico? Y, bueno, a lo mejor hubo casos que fueron significativamente más voluminosos en dineros públicos, y sin embargo pasaron más desapercibidos. Depende de con qué marida, como los vinos. Si marida con un contexto económico de cierto crecimiento, de cierto relajamiento, pasan desapercibidos.

Hay momentos donde un caso de corrupción, si se da en un contexto económico de mayor progreso, la gente dice: "Bueno, más o menos es lo que hacen todos los políticos. Yo sigo con mi vida”. Y pongo muy entre comillas el "roban, pero hacen". Ahora, hay otras circunstancias donde, en un contexto como este, de ajuste, dicen: "Ah, pará, te estás robando la mía, la que a mí no me alcanza para llegar a fin de mes”.

Javier Milei junto a los candidatos nacionales de La Libertad Avanza (LLA). 

Creo que hay otro elemento del orden de lo psicológico, que es apoyar a quien corre algún riesgo, y después cobrarle ese apoyo. Se repite la historia de que inmediatamente después de un triunfo resonante comienza la debacle. No es solamente el caso de Macri y de Menem: también le tocó a Cristina Kirchner. Después de ser reelecta con más votos de los que había sido electa, muchas de las denuncias de corrupción que ya se habían hecho en la época de que el marido era presidente, pasaron a resignificarse. Pareciera que la sociedad, después de darle a alguien todo el poder, se pone más exigente, y esa devolución nunca es posible.  

Suscribo plenamente. Si me permitís un ejemplo coloquial: es como ir a un restaurante y pagar muchísimo en ese restaurante. Te voy a exigir una calidad del servicio, de la gastronomía, de todo lo que tiene que ver con el contexto, mucho más alta que si pagara menos. En el caso de Cristina Kirchner, gana la elección del 2011 con el 54%, y sin embargo, inmediatamente después, la denuncia de corrupción contra su vicepresidente lo saca de la cancha. Prácticamente al momento de asumir. Por eso es difícil establecer una suerte de manual.

Hay un efecto automático. La corrupción planta una semilla que tarda un tiempo y necesita encontrar condiciones propicias que más tarde o más temprano se podrán producir.

Correcto.

Claudio Mardones: En el escenario electoral de la provincia de Buenos Aires, la mirada del Gobierno es que tienen una línea corta. ¿Cuánto cree usted que esta situación, con este "blend" que no termina de cristalizarse, puede afectar en este próximo desafío electoral? El oficialismo se encuentra con una agenda definida por dar explicaciones sobre el caso de corrupción y quizás perdiendo la iniciativa. ¿Alcanza a calar eso en el electorado? 

Arriesgo que quizás menos que en otros distritos, porque su principal competidor no tiene el fuerte en la transparencia. Una cosa es lo que pueda pasar en la Ciudad de Buenos Aires o Santa Fe con este tema y otra lo que pueda pasar en la provincia de Buenos Aires, donde, como se dice en el lenguaje de la política, si viene alguien del universo kirchnerista y dice que lo de Spagnuolo es una vergüenza, le dicen: "Pará, ¿querés que te saque la tira y la lista?". Entonces hay más elementos para hacer una suerte de ida y vuelta. Siguiendo las especulaciones, creo que probablemente en la provincia de Buenos Aires y sobre todo en los conurbanos al oficialismo nacional le pegue mucho más la economía real que este caso de corrupción. 

CM: Es otra parte del "blend", ¿no?

Exactamente. Uno observa que tal empresa suspendió 200 personas y vemos despidos en tal o cual lugar. Esa cantidad de noticias que se dan a lo mejor todos los días tienen un impacto en la vida cotidiana, y sobre todo en el Conurbano por el tema del cordón industrial. Como todos sabemos, es una de las actividades más perjudicadas a lo largo de este año y medio por el aumento de las importaciones, por el dólar barato y la baja de los aranceles, Me parece que allí ese tema probablemente tenga un impacto menos conversado, pero más real en las urnas de lo que quizás pueda tener este tema Spagnuolo.

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El Presidente ya abrió el paraguas anteayer diciendo que les va a ir mejor en octubre que en septiembre, dando a entender que podrían perder en septiembre. Hay quienes dicen que fue un gran acierto de Kicillof, y otros que no, porque después los intendentes no se van a comprometer en octubre y van a dejar solos a los candidatos en octubre. Además, por primera en La Matanza no hay un solo candidato a diputado de La Matanza. ¿Creés que son dos elecciones distintas? ¿Las posibilidades de ganar en septiembre son mayores que en octubre? ¿La de septiembre influye sobre octubre?  

Yo creo que influye y vamos a jugar con números. No estoy citando ninguna encuesta, ningún número, estoy jugando con escenarios. Yo creo que, si el Gobierno nacional perdiera por menos de cinco puntos en la provincia de Buenos Aires, puede decir que en octubre van a dar la pelea definitiva. Septiembre será la primera vuelta y octubre el balotaje. Si perdiera por más de cinco puntos tendría problemas porque el argumento de que en octubre, al no jugar los intendentes, el peronismo podría tener una peor performance, en realidad podría ser replicado por el hecho de decirte: "Mirá que si ganamos bien en septiembre y volvemos a ganar en octubre, tenemos posibilidades de acá ya a 2027 y sobre todo candidato para el 2027". 

Indudablemente, si hubiese un triunfo claro de Fuerza Patria en la provincia, Axel Kicillof tendría elementos para decirles a propios y extraños: "¿Vieron que me criticaban por la separación y terminó siendo una buena estrategia?". Obviamente que lo inverso pasará si el resultado le fuera desfavorable. Tendríamos un candidato menos para la presidencia. Pero yo creo que no se puede separar el resultado de septiembre y octubre porque inclusive creo que va a implicar que gente que haya votado en un sentido frente a un resultado tal diga que pensó que no iba a pasar eso y que en octubre va a hacer otra cosa. O gente que no fue a votar encuentre un motivo para hacerlo. Y que el que ganó no era de su simpatía o le resulta francamente antipático.

TV/MU